Nueva York y la década de los 70, el mejor matrimonio de nuestra historia. Cuando la ciudad sufría una de sus últimas y brutales transformaciones, el nacimiento de diversas contraculturas marcaba el paso para todo lo que conocemos en la actualidad como arte, política y estilo. Eran tiempos hostiles y de experimentación, entonces no es de extrañar que una de las tantas propuestas originadas en esta urbe durante ese período sea la del hip hop. Un movimiento que supo conjugar diseño, street art y una revaloración de la moda. En dicho proceso cabe destacar la reaparición de una prenda que, como género masculino y especie humana, nos ha marcado por años; con reminiscencia a los atuendos clásicos y del Medioevo, pasando por su reestructuración en 1920 a favor de la comodidad de los jugadores de football al ejercitarse; la sudadera. Una prenda que llegó a manos de la comunidad negra, que, a la postre, comenzó a popularizar la indumentaria gracias a su versatilidad no-gimnástica.
Sweatshirt, sudadera o simplemente hoodie, esta pieza en la que también influyeron Sylvester Stallone interpretando a su icónico Rocky y los músicos de protesta durante los 90, es una de las tantas apuestas estilísticas que subieron a la pasarela o a las esferas del diseño como una urban fashion trend, y no a la inversa. Gracias a su origen y uso impregnados de terrenalidad, de ligereza sin pretensiones, es que se ha convertido en uno de los elementos básicos e indispensables del guardarropa de un hombre. Pero, ¿cómo utilizarle sin parecer una vieja portada de Wu-Tang Clan o sin lucir como recién salido de entrenamiento? ¿Cuáles son las opciones que tenemos para no vernos como en un eterno retrato preparatoriano?
Volvamos la mirada a las mismas contraculturas que mencionamos en un inicio, a su vez miremos con cuidado a los personajes históricos que le han portado como emblema de personalidad, no omitamos su faz de utilidad en diversos contextos; allí están las referencias e inspiraciones que necesitamos. No importa si son de cierre, de pull-over o medianamente abiertas: las opciones son bastantes.
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Por ejemplo, nunca falla el recurrir a un buen track suit o sportswear, unas zapatillas deportivas que callen a cualquiera y una playera básica con algún motivo de diseño.
Los jogger son también una opción a considerar con seriedad.
Denim up y denim down. Lleva unos jeans claros si tu sudadera es gris, acompáñala de una chaqueta con el mismo tono y añade algún pin si te sientes en confianza.
Contrasta colores oscuros e incluso juega con diferentes texturas.
Un clásico: hoodie debajo de una chaqueta de piel. La mezcla perfecta entre biker guy y un tipo relajado de la ciudad. Sólo recuerda, gris o vino debajo de chamarra negra.
Blanca, azul, gris, u olivo debajo de color café. Esenciales que después podrás evolucionar en tu armario.
En un ejercicio semejante a los anteriores, consigue una bomber que vaya increíble sobre tu sudadera favorita y conjuga texturas o estampados entre ambos.
Considera entre tus opciones una souvenir jacket que vaya con tu hoodie.
Recuerda. Las sudaderas no sólo van con t-shirts; puedes llevar una camisa debajo o arriba, la que tú prefieras.
Para una junta semiformal, quizá durante alguna entrevista relajada o reunión casual, incluso si estás en medio de una cita donde no te quieres ver exagerado, debajo de un blazer.
O para acompañar a un buen par de shorts durante el verano y una salida o concierto con los amigos.
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Ya sea como una prenda que amas y no puedes abandonar desde tu niñez, como un tributo iconográfico a tus seres más amados sobre la Tierra (Zuckerberg o Kanye West, as you wish) o como un signo de protesta, la hoodie es una de esas prendas inmortales en casa y que va prácticamente con todo. Ahora, para no cometer errores, consulta Cómo ser un hombre con estilo y vestirte según la forma de tu cuerpo y conocer a 7 hombres de los que debes aprender sobre estilo y nuevas masculinidades.
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Fuentes:
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