Yves Saint Laurent es la encarnación perfecta y exacta del diseñador posmoderno. Una suerte de director creativo protocontemporáneo, si es que se permite el uso salvaje de los prefijos. Él fue —y será— la figura por excelencia del couturer que logró el diálogo entre la tradición y el espíritu innovador. Cuando todo mundo auguraba la muerte de la moda francesa con el deceso de Dior —así como por supuesto lo hicimos tras el fallecimiento de YSL—, él supo extendernos su mano de enfant terrible para dejar de temer. Fue Yves quien nos presentó la fuerza del fashion y desdibujó los límites de nuestra disciplina con los del arte, la crítica y la geografía, tanto de las ideas como de los cuerpos. Siempre Yves.
A diez años de su muerte, en este 2018, cuando la dirección creativa de su firma se encuentra bajo la mente de Anthony Vaccarello y la identidad de la marca ha evolucionado casi de manera tautológica, recordamos su total relevancia y legado en la moda con diez episodios que marcaron su existencia. Historias sin las cuales hoy no seríamos nada en esta industria y poco lugar tendríamos sobre este suelo.
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Uno. Lamento informarte, Yves no tuvo una infancia trágica o llena de obstáculos para llegar a la cúspide. Privilegiado con una familia cercana a este sistema, con un hogar para nada pobre, conoció al fashion del brazo de su madre. Ésta, viendo sus aptitudes en el diseño, no dudó en presentarlo con Michael DeBrunhoff, editor de la Vogue francesa, y marcar entonces su destino.
Dos. Yves tenía diecisiete años cuando esto sucedió. Era prácticamente un niño. Su delicadeza y dedicación, su ojo sensible a lo que nos es dado para la mirada, hicieron de él un joven objeto de burlas para un mundo todavía imbécil y machista.
Tres. Fue en 1954 cuando se hizo asistente de Christian Dior. A la muerte del monsieur, en 1957, Yves quedó al mando creativo de la maison. Su primera colección al frente de la famosa firma, Trapeze, ha pasado a la historia como una propuesta innovadora de feminidad y revolución.
Cuatro. Al ser un disidente del ejército, casa Dior decide quitar a Yves de su mandato. Acto que le costó a la marca una demanda por parte del diseñador, y a éste, la mayor oportunidad de su vida al ganar el juicio: crear su propia etiqueta. Era 1960.
Cinco. Autor del escándalo, Yves creó en 1965 una colección que redirigió el rumbo de la moda y el entendimiento que tenemos de ella en el globo entero: Mondrian. En ella, la crítica y análisis del zeitgeist, así como un homenaje a los artistas más puros y juiciosos de la vanguardia, se hicieron palpables. Además de Mondrian, la colección evoca a Poliakoff y Malévich.
Seis. Era 1971 cuando Yves posó desnudo para la campaña de su fragancia YSL: Pour Homme. Tal fotografía fue un paso sin precedentes para la publicidad de moda y belleza masculinas, la visibilidad del hombre gay y las estrategias de comunicación que otros diseñadores tomarían en un futuro. Tom Ford y Marc Jacobs, por ejemplo.
Siete. Saint-Laurent fue el primer diseñador vivo honrado en el Metropolitan Museum of Art. Corría el año de 1983 y era innegable que la moda de la segunda mitad de siglo era y respiraba gracias a él.
Ocho. Muchos diseñadores han soñado con eliminar las barreras del género en la moda. Si bien muchos lo han intentado, incluso otros han logrado, pero fue Yves quien creó el guardarropa de la mujer contemporánea y el hombre feminizado. A él le debemos la silueta del vestir actual.
Nueve. Democratización e inclusión fueron dos palabras que, si no se usaron explícitamente durante su carrera, definieron la imagen de su marca. Saint-Laurent es responsable también del poder femenino y las minorías en el armario de hoy.
Diez. Yves Saint Laurent presentó su último show de haute couture en 2001, se retiró oficialmente en 2002 —después de años repletos de depresión y adicciones— y falleció un primero de junio de 2008 por la tarde.
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