El problema no es que generes una “primera impresión” de alguien a quien acabas de conocer, el problema es que no puedas cambiar esa primera impresión en la medida que lo conoces. O pero aún, que ni siquiera te permitas conocer a alguien basándote en esa primera idea que generas. Ese es el principio con el que funcionan los prejuicios: los preceptos infundados —y siempre negativos— que tenemos sobre cierta cultura los atribuímos a una persona sin mayor cuestionamiento. Los seres humanos —como un vicio dañino de nuestro comportamiento— creamos prejuicios. Algunas personas menos que otras, pero a fin de cuentas nadie puede evitar caer en la trampa de agrupar a las personas por estereotipos.
En los últimos años hemos visto una preocupante cantidad de ataques terroristas en diferentes países. Según el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), solamente en este año se han registrado 10 mil 327 muertes y 939 atentados, la mayor parte de ellos en Irak y Afganistán. El problema es que —a pesar de que sí hay medidas preventivas para estos ataques terroristas— todos son diferentes, por lo que es muy difícil saber cuándo y dónde puede ocurrir uno. Lo que podemos hacer es unirnos para ayudar a las familias de las víctimas y no dejar que el miedo y el odio nos venzan.
A raíz de estos ataques terroristas se han generado muchos prejuicios alrededor del Islam, como “todos los musulmanes son terroristas” o “el Islam es una religión de odio”. Uno de los temas más controversiales dentro del Islam es el uso del hiyab, ya que se cree que es la prueba de que las mujeres musulmanas viven reprimidas, ¿pero será el machismo el único fundamento para su uso?
Primero lo primero: ¿qué es el hiyab? La palabra hiyab viene del árabe y quiere decir “cobertura”. Esta palabra es utilizada para referirse al velo que se usa para cubrir la cabeza y el cuello en señal de modestia. El Islam no es la única religión en la que las personas —en mayor medida las mujeres— utilizan un velo para cubrirse. También en algunas tradiciones cristianas y judías se usa esta prenda. Existen diferentes tipos de velos y cada uno recibe un nombre diferente:
Existen otros tipos de velos, pero estos son algunos de los más comunes. Por lo general, la decisión de usar o no el velo islámico es de cada mujer, aunque hay excepciones. En Francia, Holanda y Bélgica está prohibido usar el hiyab en espacios públicos, y en otros países de Europa se está considerando tomar la misma medida. Este hecho ha causado mucha controversia en los últimos años. En cambio, en Irán el uso del hiyab es obligatorio para las mujeres. Las protestas ante esta imposición son frecuentes, especialmente en las redes sociales. Existe un sitio web llamado My Stealthy Freedom —creado por la periodista iraní Masih Alinejad— en el que mujeres comparten sus fotos sin el hiyab con el propósito de mostrar que el uso del velo debería ser una elección personal y no una obligación. También hay hombres que comparten fotos utilizando el hiyab en señal de solidaridad.
¿Pero por qué las mujeres deciden usar el hiyab? Para cada persona significa algo diferente. Muchas mujeres lo usan en señal de humildad, otras argumentan que para ellas es un símbolo feminista, ya que al cubrirse rechazan la idea de que el valor de una mujer depende de su físico. Lo que tenemos que recordar es que el hiyab puede tener muchos significados, pero a fin de cuentas no es más que una prenda que las mujeres deciden usar y debemos respetar su elección.
Hay gente de todas las nacionalidades y religiones que buscan dañar a otros, pero no podemos generalizar y categorizar a miles de personas por el dolor que unos cuantos han causado. El Islam es una religión, igual que el Cristianismo, que el Hinduismo, que el Judaísmo y que todas las demás. No es una religión de odio, ni de terror; es simplemente una religión.
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Entender el feminismo no es tarea fácil, sin embargo autoras como Simone de Beauvoir han logrado poner en palabras uno de los debates más complejos de nuestra historia. Si te interesa conocer más sobre la lucha feminista, estos son los tres libros imperdibles para conocer los principios fundamentales del feminismo.