Es un tanto curioso el hecho de que tengamos una memoria colectiva bastante amplia y fuerte, pero también demasiado falible. Guardamos recuerdos de religiones antiguas que aún causan estragos, una excelente documentación de siglos de estudios científicos que han funcionado y fracasado, y aún así hemos olvidamos por completo cómo se veían los seres humanos en su forma original. Claro, poseemos una aproximación visual a lo que fue el Hombre de Cromañón, pero no conocemos en realidad cómo nos vemos realmente debido a nuestra constante vanidad.
En la mayoría de las representaciones gráficas a lo largo de la historia, existen elementos ajenos a la realidad que dependen de la percepción de cada población. El ejemplo más claro es cómo el cabello pocas veces ha sido representado de forma larga en un contexto “natural” con el resto del cuerpo.
Aunque la naturaleza nos provee de cabello por distintas razones (entre las que destaca la protección solar) terminamos moldeándolo a nuestro gusto, pintándolo, o cortándolo por completo. Vamos en contra del orden natural porque descubrimos que “no era tan necesario”. Pero aunque sea así, lo utilizamos como una forma animal de atraer atención. En un sentido ligeramente similar al del pavorreal, acudimos a elementos propios para desarrollar esa extensión de nosotros. Así como el animal, los usamos dependiendo la situación en la que nos encontremos.
Invierno es ideal para lucir distintos looks gracias a las múltiples citas sociales que se presentan. Tomamos esos instintos que viven dentro de nosotros y los trasladamos a tiempos nuevos donde la hibernación significa prepararse para todos los posibles arreglos de atuendos o de peinado para lucir bien. Las siguientes son algunas sugerencias para “crear un disfraz” durante esta temporada.
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Festejo indie
Los cortes tradicionales no existen. Nosotros generamos cambio y lo adaptamos. Colitas atadas con cabello, un nueva prenda o distintas formas de trenzas. Nos olvidamos del salvajismo y acudimos a lo simple. La juventud puede ser eterna dentro de nuestro cabello, siempre que no rechacemos sus bendiciones naturales.
Cenas elegantes
Brillo y aceptación. Cientos cambian su forma natural de cabello, pero aquellas con rizos de cualquier tipo pueden resaltar su misma imagen, especialmente en una época en la que se convierte en lo esencial ser algo digno de contemplar. Somos obras de arte.
El moño en el regalo
Quizá tomando las metáforas en un sentido literal, un moño es lo ideal. Implementamos algo hecho por nosotros mismos: aquellos impulsos que se transmiten en los genes. La información procesada, una mente limpia y un moño que la haga brillar.
El corto también tiene posibilidades
Wavy, 80, 70. No importa el estilo, nuestro disfraz puede ser tan ligero como impactante. El rostro resalta y por primera vez toma mayor protagonismo. El escape perfecto visual para un tiempo de mantenerse oculto.
Alternativas brillantes
Nuevos moños y flecos complejos. La maravilla del peinado no es el cabello en sí, sino la habilidad manual, que es otra naturaleza “adquirida por genes”. De nuestras manos depende el resto del cuerpo y cada elemento debe estar en su lugar.
Moderna Pony Tail
¿Necesitamos algo extra? Solemos cortar el cabello, pero no podemos hacerlo crecer en automático. Y si finalmente nos cansamos de aquellas herramientas sintéticas, nuestra propia extensión –que no puede sangrar– se convierte en una atadura más para las colas. Messy, classy, no importa mientras se mezcle con su entorno.
Cena navideña
Clásicos alternativos, cola de pluma, moño enredado o el ondulado clásico que resalta la naturalidad del cabello y del rostro. La cena navideña probablemente es lo más común y una pesadilla. No debería ser tan complicado, después de todo, el arte es más importante.
Young look
Sencillas opciones para cabello lacio. Recuerdos de Lolita. Una fachada más en época de disfraces, en donde probablemente una frescura veraniega sea sólo un engaño y tratemos de burlar nuestro lugar para encontrar una libertad ajena al frío y a la soledad.
Los clásicos cambian
Hasta la naturaleza tiene un límite y debemos acudir a elementos ajenos a ella para lucir perfectos. Con el cuidado ideal del cabello, aunque salgamos de los básicos, podemos crear un estilo más amplio con las bases simples de nuestra pureza libre de decadencia.
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Al igual que algunos insectos o animales, usamos nuestra anatomía para nuestros propósitos y metas. Con el paso del tiempo, los intereses han cambiado y el cabello –en un tiempo donde existen más formas de protegerse del sol– se convierte en una parte de nuestra naturaleza; podemos cambiar su objetivo y usarlo por distintos beneficios. Invierno es la perfecta época para experimentar, cambiar de look y mirar qué puede funcionar para nuestros intereses y qué se debe desechar. Eventualmente, encontraremos más formas de explotar nuestro cuerpo.