María Félix es, entre muchas cosas, un enigma de profundidad y estilo. Su postura, sus gestos siempre tan medidos y a la vez tan naturalmente impuestos, su humeante puro, toda ella fue un mito encarnado. Y su joyería. Qué más podía quitar el aliento en ese México que hoy parece fantástico que su presencia abrumadora y recargada de ostentosidad hecha lujo. Con articulaciones de platino, oro blanco y oro amarillo, 2.473 diamantes talla brillante y baguette para un peso total de 178,21 quilates, dos esmeraldas forma pera (ojos), esmalte verde, rojo y negro; ¿existió otra joya que mejor representara la personalidad de la Félix como lo hizo Cartier con el Collar serpiente?
Los reptiles como sus definitivos spirit animals, fueron un encargo especial que hizo María Félix a la famosa maison joyera. La diva que encausó a la feminidad expuesta en los filmes de Emilio Fernández, Jean Renoir y Luis Buuñuel, el rostro mexicano que por siempre se sostendrá como epítome de la fatalidad erótica en nuestro país, poseyó no sólo nuestro imaginario, sino una de las piezas más recordadas de Cartier en el mundo. Esa pieza de lujo, arquetipo de lo salvaje y sensual, es hoy un reliquia de 57 centímetros que nos recuerda, sí, a La Doña, pero también el poderío y savoir-faire de un emblema como el de Cartier.
Así como la serpiente que adornó el cuello de María Félix, Cartier cuenta con otras, quizá no tan exóticas piezas en sus archivos, pero sí llenas de valor artístico, joyero y, por supuesto, económico. Mientras más bella, rara o repleta de peculiaridades, más costosa resulta una piedra preciosa y el cuerpo que le acompaña. Con precios estratosféricos, las siguientes piezas son las más reconocidas y cotizadas en el mundo que ha ofrecido Cartier a lo largo de su historia.
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Collar Hutton-Mdivani
Formado por 27 esmeraldas y un cierre de rubíes y diamantes, éste fue un regalo que recibió Barbara Hutton por parte de su padre, quien encargó a la joyería Cartier este diseño con motivo de su boda con el príncipe de Georgia, Alexis Mdivani. Hace unos cuantos años este collar fue adquirido por su propietario inicial, Cartier, en una subasta por 20 millones de euros.
Collar de diamantes de Cartier
Creado en 1912, este collar se compone exclusivamente por diamantes blancos y aguamarinas. Sencillez que resulta absolutamente todo lo contrario. Actualmente tiene un valor que oscila los 17 millones de dólares.
Broche Flamenco
De 1940, esta pieza fue usada por la Duquesa de Windsor, Wallis Simpson. Esposa del nunca coronado Eduardo VII, ella fue una de las grandes clientes de la marca y, por seguro, una de sus embajadoras más poderosas en todo el mundo.
Collar de ceremonia
Uno de los encargo más significativos de la maison. En la siguiente fotografía se aprecia a Sir Yadavindra, maharajá de Patiala, usando esta pieza hecha de diamantes y platino.
Diamante Taylor Burton
De talla pera y 69,42 quilates, este diamante que vio sus primeros días como sortija para después convertirse en collar, se convirtió en una de las piezas insignia en el cuerpo de Elizabeth Taylor. Ni hablar de lo que puede costar en una subasta.
La Peregrina
Y ya que estamos hablando de las joyas que adornaron la belleza indómita de Taylor, recordemos ese collar que Cartier realizó tomando como punto focal una perla que Richard Burton le regaló a la mujer de ojos violeta; nácar que, por cierto, perteneció a María Tudor.
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La historia de Cartier, definitivamente no se resume en estas piezas. Es claro. Pero para eso otro, descubrir los misterios de la casa y esos diseños que cambiaron a la humanidad, tendremos más tiempo después.
