Hagamos un pequeño juego musical: nombra 3 canciones de David Bowie que no sean “Heroes”, “Rebel Rebel” o “Let’s Dance”
Es probable que no lo hayas hecho, pero no tienes que sentirte mal. Tan simple que es tomar tu celular y googlear o entrar en Spotify y buscar rápidamente. Sin embargo, si no lo hiciste es porque respetas la memoria de uno de los artistas más importantes del siglo. Esto también lo hace otro gran y maravilloso artista de nombre Kansai Yamamoto. Él, al igual que muchas personas en el mundo no logra mencionar una sola canción del músico. «Conozco una de un cohete que sube y baja, pero no más».
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Pero ¿sabes qué tan importante es que él diga esto? MUCHO, ya que él era el diseñador favorito de Bowie y uno de sus amigos más cercanos, mismo que se encargó de vestirlo por un largo tiempo. Pero el encuentro fue casi místico: una combinación entre arte, moda y música, las tres pasiones de Bowie. En 1971, el cantante visitó un showroom del diseñador en Japón. Uno y otro eran desconocidos entre sí, pero en 1973, Bowie se puso en contacto con él sólo para buscar prendas maravillosas y una colaboración.
Él bajó del escenario mientras una bola disco brillaba detrás suyo. Zowie, hijo de David y la pequeña niña de Yamamoto se encontraron detrás del escenario y comenzaron a jugar y sintieron una conexión enorme, misma que traspasó las paredes hasta que sus padres sintieron lo mismo al conocerse. Fue entonces que nació una amistad y colaboración constante que duró hasta el último día de Ziggy Stardust.
Bowie era callado, mostraba poca sorpresa y solía dejarse llevar, en cambio Yamamoto era un torbellino. Se reía, jugueteaba y hacía bromas; pero, a Bowie le causaba más gracia una de las anécdotas del diseñador: antes de conocerse realmente, Bowie había visto uno de los diseños de Yamamoto y por falta de dinero compró el más barato porque a decir verdad, nadie de Occidente se lo pondría, era, inclusive gracioso. El nipón posteriormente le vendería sus prendas más baratas porque decía que Bowie no tenía el dinero suficiente para pagar por su trabajo, a pesar de ser el músico más ovacionado del mundo. Claro, todo era una broma interna que los dos amaban.
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La unión de ambos fue natural y prolífica. Él veía fotos de Bowie y se inspiraba, el cantante, por otro lado, observaba las prendas del japonés y las adquiría. Así Yamamoto creó el pantalón aglobado con líneas plateadas que se convirtió en una de las piezas más emblemáticas de la carrera de David Bowie, así como el traje que cubre la mitad del cuerpo. Ambos eran incómodos, pero funcionales y Bowie lo sabía. A pesar de todo, siempre mantuvo la idea de que mientras luciera bien y su público lo ovacionara, todo estaba bajo control. Para el nipón lo que importaba era el color, entre más tonalidades lograra, mejor.
«El color es como el oxígeno que ambos respiramos en el mismo espacio, un mundo sin color, no existe. Para él la música era su motor, para mí lo era el color, así de simple. Cuando veo que el sol sale del horizonte, veo música».
Yamamoto y Bowie encontraron un punto de encuentro en la unión de la moda y la importancia de la vestimenta ante el público, pero lo era más romper las reglas y luchar contra un estereotipo planteado que decía que los hombres no podían vestir con vestidos o prendas femeninas. Ellos sabían que debían acabar con todo lo establecido, así que lo hicieron a través de las piezas y mostraron como es que la hombría o la feminidad, realmente puede ir de la mano e inclusive, mezclarse.
Las formas abultadas, tridimensionales, abstractas y extrañas son parte fundamental de la obra del diseñador y Bowie sólo se dejaba envolver por esas formas maravillosas. Hoy, Yamamoto piensa en el retiro o por lo menos espera irse a lugares raros como el Polo Norte a buscar inspiración a jugar con el clima y presentar sus piezas nuevas en unos dos o tres años. Bowie le inspiraba música a pesar de no escuchar su canciones y lo plasmaba en la ropa. Ahora busca más allá de eso, ahora es un reto que quiere resolver y superarse a sí mismo y los trajes confeccionados para el duque Blanco, por muy difícil que to suene..
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