La importancia de un buen traje es incuestionable. Nos hace ver cordiales, poderosos, serios, elegantes, profesionales, astutos, sofisticados e incluso románticos y exitosos; por no mencionar mil adjetivos más. Un buen traje es también el dispositivo por excelencia para la supervivencia de nuestro género, no sólo una prenda compuesta de varias piezas; dadas investigaciones serias al respecto –en la Universidad Estatal de California o de Northridge, entre otras–, sabemos que la relación entre comportamiento seductor, confianza, pensamiento abstracto y un tailored suit no es gratuita. Todos estos elementos para un conveniente estado físico y mental son aportados por, no el traje, sino la idea del traje sobre nuestro cuerpo y sus efectos en el autoestima, el comportamiento y la percepción sexual o de negocios que viene del exterior.
Sin embargo, aun con todos estos puntos irrefutables y verdaderamente convincentes, costear un guardarropa de puros trajes es pesado. Es una hazaña que lleva años de preparación e inversión incesante; además de que es una labor exigente en cuanto a gusto, buen ojo para detectar los detalles o características que brindarán personalidad a tu armario y una billetera dispuesta a no escatimar en telas o cortes de calidad. En conclusión: tener los trajes suficientes para un mes completo es una apuesta de estilo, sí, pero de también de estabilidad económica en algunos casos.
Entonces, ¿qué hacer al respecto? La vida ha cambiado en muchos sentidos, no todos tenemos trabajos que exijan el uso de traje a diario, quizá no contemos con grandes salarios para sostener esa aventura o, de hecho, pensamos que para qué gastar tantos miles de pesos en algo que sólo usaremos unas cuantas veces.
Algunas de las sugerencias que existen, así, cuando tenemos un compromiso formal pero no un traje, cuando necesitamos ir presentables a una reunión o al trabajo pero no la oportunidad de pagar un costoso sartorial, son las siguientes…
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Camisa + corbata opcional + pantalón sastre + cinturón + zapatos de piel y agujeta + suéter de cuello V
-¿Quizás un abrigo encima de todo?-
Camisa + corbata opcional + pantalón khaki + cinturón + slippers de piel o de agujeta + suéter de cuelo alto y cruzado opcional
Camisa + pantalón sastre + cinturón + zapatos o botines
Camisa + pantalón sastre + tirantes + zapatos de agujeta
Camisa + corbata + chaqueta de piel + suéter + pantalón sastre + cinturón + botas
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La magia de todo esto es que dependiendo de las ligeras libertades que existen en ciertos eventos o lugares de trabajo, puedes cambiar los pantalones sastre por jeans, los zapatos por botas o incluso tenis, y en ocasiones muy específicas quitarte la camisa para sólo mostrar una playera debajo de la chaqueta o el abrigo que elijas portar.
El gran punto de esto también es que no dejes de considerar en todo momento que un traje, aun cuando sea sólo uno, aun cuando habite tu clóset únicamente para eventos especiales y contados durante el año, es necesario. Sí, éstas son algunas soluciones bastante efectivas, pero no desdeñes el gusto de lucir “trajeado” de vez en vez.
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