Lo que creíamos era "too much", en realidad fueron las últimas tendencias de los 90, y ahora podríamos usarlo sin problemas.
Este artículo fue publicado originalmente por MedioDigital en el 2018.
“Iremos por nuestro camino, partiremos algún día”. Así rezaba uno de los máximos himnos de nuestra infancia con la música de Pet Shop Boys como fondo. Era 1993, Lenny Kravitz, Mariah Carey, Sting y Nirvana invadían el aire que respirábamos.
La moda grunge y los videos que se arriesgaban en MTV cambiaban por completo nuestra perspectiva sobre el mundo, no sin antes hacer obvio que Michael Jackson, el Super Bowl y Pepsi gobernaban la infinidad de sueños y aspiraciones que teníamos.
Sí, Pepsi y no Coca-Cola; el planeta Tierra era muy distinto. También estaban allí Madonna en su pleno reinado sexual y las supermodelos alguna vez dueñas de la pasarela, en ese entonces diosas de la humanidad entera. Cindy Crawford –mi eterna favorita de todo el “Big Six”– conquistaba a miles de hombres y mujeres con su poderosa sonrisa, un lunar justo arriba de la comisura de sus labios y unos ojos entrecerrados.
Justo en este terreno –el de la moda–, la imaginación estallaba más que nunca. Y la reina subestimada de todo este escenario fantástico fue una mujer que, al parecer, hasta hoy se le puede reconocer en toda su gloria; se estrenaba exactamente en ese año la primera temporada de “The Nanny” con Fran Drescher por protagonista y se abría entonces una comprensión inusitada del estilo que sólo el paso de los años hizo que aprendiéramos a valorar.
El futuro parecía estar en nuestras manos, la promesa de una realidad provocadora se extendía sobre el horizonte y, si fuiste algo astuto, seguramente te asiste de todo esto; lo cual incluye las enseñanzas de una chica judía del Queens y sus miras menospreciadas hacia un streetstyle cada vez más desafiante.
Muchos no toman en cuenta o se percatan siquiera de que ésta usaba los atuendos más estrafalarios de la época y no se trataba de piezas provenientes de un flee market cualquiera.
En realidad, Fran vestía constantemente de alta costura o prendas de diseñador y nadie lo sospechaba, dado el humor de la serie, por supuesto; sin embargo, gracias a cuentas de Instagram como WhatFranWore, podemos identificarlas hoy con mayor facilidad que en aquel entonces. Entre las firmas que usaba se encontraban Versace, Moschino, Givenchy, Azzedine Alaïa, Jean Paul Gaultier o Dior, las cuales también Kate Moss había llevado sobre la pasarela.
Capítulo tras capítulo, temporada tras temporada, y brincando de los animal prints a los abrigos en fur o a los vestidos de vinil, la nana Fine marcó una época cuyas aportaciones hoy se sienten más coherentes y palpables que en esos años, cuando se pensaba que la caracterización del personaje sólo buscaba llegar a la ridiculez.
Muy probablemente, si no es que podemos asegurarlo, el look de la chica contemporánea –ese que se deja llevar por los excesos del color, que se deslumbra por las nuevas campañas de Gucci y que rompe todas las reglas con tal de construir las propias– es resultado de la influencia directa de quien alguna vez fue considerada ridícula, pero en realidad eran perfección pura.
Look Escada
Por ejemplo, un clásico Escada de la época es inspiración total para arriesgarte a la calle con todo el espíritu de un Back to 90’s.
Look Gaultier
¿Corséts y bustiers en pleno 2020? Claro, y si son inspirados en los looks Gaultier o Moschino de Fran, mejor.
Look Morgan de Toi
Fuerza floral para nuestra época en un cruce total de los noventa y los sesenta a cargo de la nana más increíble de todas y su outfit Morgan de Toi.
Look Dolce & Gabanna
Dolce & Gabbana de ayer y de hoy; ella fue quien mejores ánimos nos dio para vestir con la excentricidad italiana en donde fuera.
Look Versace
¿Las hermanas Hadid y Hailey Bieber? Por favor, Fran en un Versace holográfico es todo lo que necesitamos para saber los límites del color.
Look Donna Karan
Los colores neón y sus desafiantes total looks no son cosa de hoy; Fran usó este Donna Karan durante los 90 y hoy vuelve a ser referencia, no como un atuendo de burla, sino de sofisticada exploración estética.
Look Dolce & Gabbana
Una vez más, Dolce & Gabbana. Fran usaba este abrigo en patchwork durante el ’93 sin que muchos de nosotros lo notáramos más que como un gesto de gusto kitsch; hoy, esta pieza es muestra de lo mucho que ella influyó en la cultura popular para ver a los diseñadores más arriesgados como bastiones del verdadero estilo.
Look Christian Lacroix
Siluetas estructuradas y juegos de contraste en una Christian Lacroix del ’98. Fran es eterna y convirtió este outfit de algo escandaloso a un look escandalosamente irresistible.
Look Kenzo
¿Alguien dijo Kenzo? Los fuertes estampados que tanto temes usar pueden situarse en el terreno de un gusto desafiante como lo solía hacer Fran.
Look 10
Si algo nos enseñaron sus atuendos más regulares y su fascinación por Moschino, es que todas esas aplicaciones que pueden parecer sobrecargadas, en realidad logran marcar una identidad y hacer la diferencia entre algo aburrido y algo verdaderamente lúdico.
Y lo más importante: aprendimos de ella que el ridículo no existe, que no importa cuántas veces alguien nos diga que somos tacky –C.C. Babcock en su caso– y que el comentario ajeno puede tirarse siempre a la basura. Lo verdaderamente significativo es seguir los gustos propios y no dejarse llevar por las normas aburridas.
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Todas las fotografías fueron tomadas de WhatFranWore