Al igual que sus papeles en el cine, el guardarropa de Tilda Swinton siempre va a contracorriente.
El estilo andrógino y ecléctico de Tilda Swinton le convierten en una de las presencias más importantes en la pantalla, el arte y las esferas del fashion. Ya sea que la reconozcas como una malvada reina en The Lion, the Witch and the Wardrobe; una atormentada madre en We Have to Talk About Kevin o durmiendo en una caja de cristal en el Museum of Modern Art en New York, es evidente que la recuerdas porque su estilo completo, su estancia en el horizonte, ejemplifica “lo otro”, lo que es diferente y hermoso.
En términos de moda y alta costura, Haider Ackermann, Lanvin y Chanel se mezclan con algo de Valentino y Vionnet entre los preferidos de la artista. Sin embargo, en cuanto a su armario real y de verdadera cotidianidad, Swinton explicó en una entrevista para Harper’s Bazaar que es más pequeño de lo que sus fans pensarían. Según ella, su armario se conforma usualmente de camisas masculinas, 3 faldas, una familia extensa de jerseys, cárdigans y bufandas, tres «altamente estimadas faldas de Sybil Connolly para bailar» –palabras de la misma actriz– y ropa libanesa de hombre.
Con una marcada, si no es que sobrenatural inclinación por los detalles arquitectónicos de inspiración “masculina”, la actriz siempre se aleja de la corriente principal y nos enseña cómo abrazar lo inesperado. Con ella, por ejemplo, y aunque no la imitemos al 100 o en un sentido artístico, hemos aprendido a…
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Usar colores metálicos en vestidos que nunca creímos llevar.
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Convertir un women suit en un estruendo vintage.
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Llevar un saco muy a lo Helmut Newton.
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Considerar patrones clásicos del tartán o del plaid en abrigos, faldas o blusas.
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Coordinar colores claros o pastel en una camisa y chinos sin verte infantil.
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Hacer un minimal look con diversos vestidos, camisas y togas de aires orientales.
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Ser un poco góticos en eventos que ameritan un traje formal.
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Satinar tu personalidad con bloques de color, aunque no sea temporada.
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Arriesgarlo todo en un sleep wear que deje a todos con la boca abierta.
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En 2012, Olivier Saillard y Swinton crearon una pieza llamada The Impossible Wardrobe en la que ella vistió una selección de hermosas, frágiles e invaluables prendas históricas de los archivos del Palais Galliera (la chaqueta de Napoleón, un collar de armiño usado por Sarah Bernhardt, por mencionar algunos) para caminar por una pista. Así de extraordinaria y simple a la vez es su sensibilidad con la ropa. Sólo basta con tomarla, convencerte de que es tuya y salir a cimbrar los suelos.
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