El guardarropa cápsula es más complejo de lo que se suele pensar y usualmente implica un esfuerzo extremo en la imaginación o una búsqueda incansable de personalidad en quien lo estructura. Cuando nos referimos a la creación de un estilo propio e intransferible que pueda ser utilizado hasta el cansancio, hablamos específicamente de este armario fundado en el carácter de una persona y la fuerza plasmada en una prenda hecha ícono.
Pensemos como ejemplos para esta dirección del vestir en Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Annie Leibovitz, humanos que escapan de cualquier cambio o imposición para andar prácticamente con el mismo atuendo a diario e inaugurar un sello de presencia a partir de sus básicos. Podríamos pensar que esto es un sinsentido, una elección aburrida o un lujo que sólo se pueden dar las mentes importantes –o adineradas– de este planeta. Pero, ¿realmente es así?
“No importa si se es una persona llena de poder popular o de liderazgo incuestionable; de hecho, esta elección de outfits puede marcar un poco más ese camino hacia la autoridad que una consecuencia propia de ello”.
Elaborar un guardarropa cápsula para definir tu propio estilo puede tomarse en dos vías: una crítica a la industria del fast fashion y sus conflictos (sean de consumo o manufactura), o una perspectiva minimalista de la moda en el cuerpo humano. Quizá seamos un poco escépticos ante esta alternativa; sin embargo, sea cual sea el discurso que guía a este acto, el contar con un armario reducido en variedades pero rico en esencias e ideales estéticos. Transmite una actitud clave en el todo que nos rodea. No importa si se es una persona llena de poder popular o de liderazgo incuestionable; de hecho, esta elección de outfits puede marcar un poco más ese camino hacia la autoridad que una consecuencia propia de ello.
¿Por qué vale la pena intentarlo, entonces? Aquí hay 9 razones fundamentales; motivos que escapan de la falsa idea de aburrimiento o de carencia imaginativa y promueven el empoderamiento de cualquier persona a partir de una acción en extremo simple.
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Tomas menos decisiones
Si te vas a fatigar durante el día, que sea haciendo lo que mejor sabes hacer. Tu estilo debe ser algo natural e impenetrable, algo que no te rompa la cabeza. Piensa que es mejor enfocarte en tu trabajo o tu familia en vez de pasar horas ideando un look; puedes aferrarte en una colección específica o una pieza característica de alguna marca.
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Pierdes menos tiempo
Ese episodio terrible en las mañanas cuando no sabes qué ponerte dice adiós. Eso ahorra minutos importantes y agiliza días en que estás reventando de proyectos, salvándote además de salir al mundo en pants y sudaderas del duty free.
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Relajas tu humor
Cuando tienes algo muy bien definido con base en tu carácter y las tareas que realizas cotidianamente, dejas de preguntarte obsesivamente si eso que traes puesto es lo indicado, si quizá sea demasiado formal o relajado, etcétera.
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Inviertes menos energía
En las cosas que no lo ameritan tanto, obviamente. No es que el vestir no valga la pena, sino que configurar un armario minimalista y sin complicaciones reduce el empeño de organización, limpieza y arreglo significativamente.
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Sientes una mejor cohesión en tu apariencia
Tener bien definido lo que proyectas con la estética de tu guardarropa impide que la extrañeza o la incomodidad se apoderen de ti a lo largo del día. ¿Por qué? Nada te hace errar, te gusta lo que usas y lo puedes repetir como una fórmula básica; recordemos el emblema Chanel como un inamovible de comodidad y elegancia.
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Creas un ícono sobre ti
La prenda y sus combinaciones crean siempre un performance, y ¿cuál es éste? Sencillo. El de alguien que gusta de protagonizar por lo que es en vez de experimentar hasta el escándalo. Pensemos en las piezas icónicas de gente con poder y veamos como un gran ejemplo los lentes oscuros de Anna Wintour. Ni qué decir de sus eternos tacones Manolo Blahnik nude.
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Reduces gastos
Conviertes tu estilo en algo completamente nuclear y no hay margen de error. La poca experimentación con prendas que pueden funcionar o no, y la escasez de piezas que sólo usarás una vez, hace que gastes menos en una renovación de outfits.
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Calmas tus emociones
Siguiendo los pasos anteriores, una sensación de libertad invade absolutamente todo lo que haces. Dejas de presionarte y entrar en conflicto constantemente, la seguridad te abraza y comienzas a sentirte inteligente y concordante con tu vestimenta.
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Instauras una firma
Por último, y aunque parecido al punto relacionado con tu iconicidad pero de mayor impacto en un sentido de presencia, se encuentra el firmar todo espacio con tu existencia. Para ello, más allá de crear una suerte de uniforme, busca una fragancia que sea tu toque personal. Un aroma que anuncie tu llegada al resto del mundo.
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La moda es una pasión basada en lo material, pero ello no sugiere que sea absolutamente banal o superflua; no es un sistema que persiga la posesión por el simple hecho del poseer, es una persecución de soluciones para la manera como nos presentamos ante el mundo. El minimalismo en la ropa y la reducción del clóset a un nivel máximo de utilidad, sin olvidar el estilo o el gusto perfeccionado, es una actitud; sí, de tendencias, pero sobre todo de una mirada preparada y un estilo único. Busca cimentar una distinción que te haga inigualable y tendrás un ropero envidiable, pero nunca transmisible. Para continuar en la búsqueda de este núcleo fashion, revisa estas 10 cosas en tu look que son clave porque todos las notarán y en qué se basan los looks que definen a las mujeres alfa.
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Fuente:
Becoming Minimalist