Luego de miles de expectativas y de una cuenta regresiva no tan larga, el 19 de mayo de 2018 se llevó a cabo una de las bodas más importantes de la época actual: la de el Príncipe Harry y Meghan Markle.
Su compromiso fue anunciado a finales de noviembre del 2017, una fecha importante en la historia de cuento de hadas moderno que llegó a su pleno clímax con aquella boda celebrada en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
Una boda de ensueño, cuya ceremonia estremeció al mundo, llena de sorpresas y simbologías, sin duda uno de los aspectos más importantes en el que todos tuvieron la mirada, fue el vestido de novia Meghan Markle, la nueva integrante de la Familia Real.
¿Quién diseñaría el vestido, sería color blanco (pues ya antes Meghan Markle había sudo una mujer casada), tendría referencias a Lady Di, rompería el protocolo? Fueron solo algunas de las preguntas que todo mundo se hizo hasta el 19 de mayo de 2018, cuando en primer plano, la nueva Duquesa de Sussex llegó al lugar citado.
Y como era de esperarse, detrás de aquel vestido blanco, había (y sigue habiendo) una historia que contar, es por eso, que repasamos algunos de los secretos de la icónica prenda que aún después de dos años de su revelación sigue siendo un misterio:
La diseñadora
En un principio, las apuestas señalaban y apuntaban a Victoria Beckham, Erdem, Roland Mouret, Burberry o Sarah Burton, después Tamara Ralph y Michael Russo de Ralph & Russo, se convirtieron en los candidatos más fuertes, sin descartar a David Emanuel, el diseñador del vestido de Lady Di, ya que fue visto días antes de la boda en el Castillo de Windsor.
Sin embargo, la responsable a cargo del vestido de Meghan Markle fue nada más, ni nada menos que Clare Waight Keller, la primera directora creativa que tuvo Givenchy, y que hizo historia al hacer posible dicho vestido.
De acuerdo a algunos reportes, Meghan Markle y Clare Waight Keller se conocieron a principios de 2018 y ambas trabajaron mano a mano para lograr un diseño vanguardista y minimalista, un vestido que dejó atrás el encaje y los detalles de sus antecesoras para apostar por la simpleza al estilo inglés, sin olvidar el toque americano.
El vestido iba a llevar encaje
Siguiendo la tradición de la Familia Real Británica, en el vestido de novia de Meghan Markle había estado contemplado un encaje de Honiton (una variedad inglesa muy delicada y floral del encaje de Bolillos), así como algunos detalles de flores como simbología de la pureza, que fueron descartados del vestido protagonista que se basó solo en la forma y estructura.
Escote de barco
Hablar del vestido de novia de Meghan Markle, es referirnos a la figura de novia moderna de la realeza, tomando en cuenta el vestido de la Reina Isabel II, Lady Di, la Princesa Ana e incluso Kate Middleton, el vestido de la ex actriz norteamericana, salió de los paradigmas y apostó por lo diferente.
Elaborado en cadi de seda, un tejido que aporta cuerpo y cierta rigidez, en todo el diseño, hubo un aspecto que llamó más la atención: el escote barco que dejaba ver el principio de sus hombros y descubría totalmente su cuello.
Al visualizar el vestido completo y su simplicidad, el escote barco se convirtió en el punto focal del vestido, aclamado y también odiado, lo cierto es que este tipo de escote se convirtió en el favorito del año 2018, más aún por la moda inglesa.
¿La inspiración del vestido?
El vestido de novia es una de las prendas más importantes en la vida de una mujer y aunque no es genérico, se dice que toda novia sueña con su vestido y para elegirlo tiene algunos referentes o se inspira en el vestido de alguien más, y Meghan Markle no fue la excepción.
Claramente, el vestido de Kate Middleton tuvo su inspiración en el de Grace Kelly, mientras que el de Meghan Markle pudo haberla tenido en el que Carolyn Bessete llevó en su boda con John F. Kennedy Jr. en 1996, un slip dress de Narciso Rodríguez para Cerutti, lo cual confesó la propia Meghan.
Pero, ¿y las mangas? Ciertamente el vestido lencero no era para nada una opción para Meghan, pues las novias reales inglesas no pueden llevar los brazos descubiertos, en ese aspecto queda alejado del de Carolyn Bessete, sin embargo lo minimalista, sencillo y femenino pudo prevalecer.
Costó menos que el de Kate y Lady Di
Aunque no se sabe a ciencia cierta el precio del vestido de Meghan Markle, se dice que éste costó incluso menos de la mitad del precio del de Kate Middleton que se estimó en 350.000 euros.
Por su parte, aunque se dice que el de su suegra Lady Di tuvo un precio de 11.000 euros en el año 1981 cuando llegó al altar, actualmente el vestido está revalorizado en 100.000 euros, y se dice que probablemente el de Meghan tampoco llegó a tal cantidad.
El velo y guió a la Reina Isabel II
El velo de Meghan Markle en sintonía con la simpleza del vestido, fue uno de los accesorios más aplaudidos y es que no solo se trataba de una creación de tul de seda de 5 metros sino que en este sí aparecieron los esperados bordados florales de la pureza.
También, a través de los bordados de su velo, la esposa del príncipe Harry quiso rememorar el vestido que la Reina llevó el día de su coronación, por lo que pidió que el velo llevará las 53 flores que representan las 53 naciones de la Commowealth.
A las cuales agregó dos flores más, la flor de macasar, que crece en los terrenos del Palacio de Kensington frente a Nottingham Cottage y la amapola californiana, la flor del estado donde Meghan nació.
En la entrevista que Meghan Markle hizo para el documental “Queen of the world” sobre la Reina, la misma Meghan Markle habla sobre el velo: “Originalmente, le dije a Clare Waight Keller, la diseñadora, ‘¿cómo podemos incorporar eso? ¿sería hacer la flor del estado y la flor campestre de cada lugar? Y fue idea de ella bordar flores silvestres”.
Pieza color azul
Muy escondido entre los bordados del velo de Meghan Markle se encontraba una pequeña pieza azul que muy pocos notaron, y aunque quizá desapercibido, era de gran importancia para el matrimonio pues esa pieza azul pertenecía al vestido que lució en la primera cita con el príncipe Harry: “En algún lugar de aquí, hay una pieza… ¿la ves? ?¿La tela azul que está cosida dentro? Ese era mi ‘algo azul’. Es tela del vestido que usé en nuestra primera cita”, confesó en el mismo documental.
Una sorpresa incluso para el mismo Príncipe Harry.
Las joyas
Aunque en un principio las expectativas indicaban que Meghan podría llevar la misma tiara que Lady Di llevó el día de su boda, quien entonces se convirtió en la Duquesa de Sussex, llevó una tiara con motivos geométricos perteneciente a la Reina Mary que se creó en 1932, con un broche central de 1893.
En cuanto a las demás joyas, optó por los pendientes Galanterie y el brazalete Reflection de oro blanco de la línea de Alta Joyería de Cartier, los cuales llevó en conjunto con su anillo de compromiso, el cual fue diseñado por el mismo Príncipe Harry con diamantes incrustados pertenecientes a Lady Di.
También, Meghan Markle no eligió un zafiro como “algo azul” que llevaban las novias de la realeza desde la reina Victoria.
Los zapatos
Descartando sus marcas predilectas, Meghan Markle siguió las recomendaciones de vestir el día de su boda a diseñadores ingleses, por lo que el calzado que eligió fue un par de stilettos de seda satinada de la firma Givenchy, entonces dirigida por Clare Waight Keller.
El ramo
El ramo de Meghan Markle fue elaborado con flores de primavera que fueron recogidas por el Príncipe Harry en el jardín del Palacio de Kensington, incluidas las Nomeolvides, las flores preferidas de Lady Di, como un bonito homenaje.
Y no solo eso, sino que estuvo formado por diversas flores que siguen la tradición de la Familia Real, incluyendoplantas que crecen en la Casa Osborne House de la Isla de Wight desde 1845, cuando la reina Victoria las plantó y que también llevó en su ramo nupcial la Reina Isabel II.
El segundo vestido de novia
El vestido de la recepción tenía que ser menos sobrio, por lo que Meghan Markle lució un diseño de la diseñadora inglesa Stella McCartney con cuello halter y un corte cola de sirena fluida.
Este vestido se completó con un par de zapatillas blancas de Aquazzura, un anillo que era de Lady Di y un maquillaje natural, un look muy al estilo Old Hollywood, simple pero elegante que también atrajo todas las miradas.
A dos años de una de las bodas más importantes del siglo XXI, recordamos aquel momento en el que vimos a Meghan Markle de blanco, lista para iniciar una vida totalmente diferente a la que había tenido, razón por la que tuvo que decirle adiós después de más de un año. Sin embargo, su pertenencia a la Familia Real quedará por siempre en este significativo día.
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