Desde el éxito en su versión animada, Mulán llegó a romper paradigmas, pues no solo representó a una cultura asiática que el “Maravilloso mundo de Disney” había olvidado, sino que dio el giro al papel de la clásica princesa indefensa rescatada por el príncipe para convertirla en guerrera y heroína de una dinastía.
Luego, 22 años después (para ser exactos) llegó un Live-Action que en plenos tiempos del poder de los movimientos feministas, prometió presentar a una protagonista más valiente y empoderada, así como retomar elementos sumamente importantes para representar a la dinastía Tang, involucrado el papel de un elenco y una directora totalmente asiáticos y también toda una producción con historia.
Como sabíamos desde un principio, el argumento de la película es el siguiente: Mulán es una joven que para salvar a su padre del servicio militar obligatorio, se disfraza de hombre para ocupar su lugar en el ejército del Norte mientras se dirigen a la batalla con el Sur… sin embargo, fue una gran sorpresa saber luego del primer trailer del Live-Action, que para esta edición, no se contaría con algunas emblemáticas canciones de la versión animada, y peor aún, sin el muy querido Mushu, compañero de Mulán.
¿Qué pasaría entonces? Luego de un de un retraso obligatorio a consecuencia de la pandemia por Covid-19 y un estreno sin precedentes a través de la plataforma de streaming Disney+, llegó de la tan esperada versión dirigida por la directora de ascendencia china Niki Caro, quien desde un principio anunció que su visión quería a “honrar la cultura de Disney, así como también honrar la cultura china”. Objetivo que fue cumplido y visto a través de la pantalla.
Más allá de cada uno de los detalles en el diseño de producción y locaciones, un aspecto muy importante que se puede percibir en el Live-Action más allá de la versión animada, claramente es el diseño del cabello y maquillaje a cargo de Denise Kum y el vestuario de Bina Daigeler, quienes a través de su trabajo cumplieron con el propósito de representar la cultura China pero también retomar la nostalgia de Disney.
Dar con los elementos adecuados de una película con tanta historia, tenía que ser producto de un trabajo digno, y se dice que la diseñadora de vestuario alemana Daigeler pasó tres semanas en China estudiando arte e historia en museos en Shanghai, Beijing y Xi’an, la antigua capital de la dinastía Tang.
Además, tuvo que recolectar bibliografía de investigación y visitar exhibiciones chinas en museos en Londres y Europa, de acuerdo a la publicación Variety: “Quería tratar con mucho respeto la historia china, pero por supuesto, al final, hice mi propia receta y recreé esta fantasía de lo que aprendí durante mi tiempo de investigación”. No solo fue investigación, sino también mucha intuición, pues así es el estilo de trabajo de la diseñadora.
Por su parte, la diseñadora de cabello y maquillaje Denise Kum debido a la suma de trabajo no pudo hacer dichos viajes pero se dice que estudió historia dinástica, además de arte y literatura de los Tang, así como de las dinastías circundantes. También consultó a los asesores culturales que Disney tenía en el personal sobre la autenticidad histórica y las ideas creativas sobre la mezcla de detalles del período. Pero eso no fue todo, sino que además consultó con un asesor militar el cómo afectarían los cascos de los soldados a los peinados de la época.
Detrás de todo el trabajo en los peinados, maquillaje y vestuario de Mulán, hay una historia importante que debemos conocer que retoma tradición e innovación que hicieron de su aparición algo sumamente prometedor y ambicioso.
La visita a la casamentera
Para una de las escenas más importantes, Liu Yifei quien dio vida a Mulán, llevó un vestido inspirado en los clásicos que se enrollan sobre el cuerpo de la mujer, típicos de dinastías anteriores al tiempo en que está centrada la película, el cual se complementó con un maquillaje que habla de la animación y los ideales de belleza de la dinastía Tang.
Para dicho maquillaje, se dice que Kum estudió esculturas y leyó literatura para así recopilar convenciones sociales e “ideas de belleza” de esa época, en donde: la frente de oro amarillo y las mejillas pintadas de rojo simbolizan la buena fortuna y la buena suerte. La aplicación final es el ” hua dian ” de la frente , o el detalle decorativo, que en el caso de Mulán es una flor de ciruelo de tres pétalos, que se originó en una leyenda de la Dinastía del Sur.
La nostalgia de Disney a través de la paleta de color
Retomando el punto anterior, la misma Kum, confesó que esos pigmentos intensos que Mulán llevaba sobre el rostro y en otras apariciones en la película fueron algo así como inspirados en el mundo de Disney: “Usé colores primarios que son muy simbólicos en los colores chinos, pero al mismo tiempo son muy importantes en el Disney de la vieja escuela”, haciendo referencia a los tonos característicos de Mickey Mouse y el mismo Pato Donald.
La inspiración de Alexander McQueen
Luego de estudiar pinturas de los años en los que se centra Mulán, Kum también mezcló el concepto de la máscara blanca del personaje “sospechoso” de la Ópera de Beijing, que se originó a mediados de la dinastía Qing, además de las influencias de la moda moderna como el mismo Alexander McQueen.
De acuerdo al sitio Fashionista, según Kum: “Había una gran referencia de Alexander McQueen que Bina me había mostrado y que a Li Gong realmente le gustó” sobre la mezcla de influencias que dio como resultado el concepto de máscara blanca con aerógrafo.
La importancia de la batalla
Una de las escenas más significativas de Mulán, es aquella de la batalla en la que la guerrera revela su verdadero “yo”, para dicho momento y lograr el sentido que la directora quería darle: un aire sutil pero aguerrido, la armadura también tenía que ser flexible y versátil para que Mulán eliminara sin esfuerzo los componentes modulares para las escenas de batalla culminantes.
Durante su momento de realización antes de mostrar su feminidad en el campo de batalla, desmantela sin esfuerzo la túnica protectora de cuerpo completo en una silueta de falda, esto con la intención de “revelar el fuerte cuerpo femenino”, según el Instagram de Niki Caro .
De hecho, la misma directora hace unos meses escribió lo siguiente en Instagram: “Es difícil sobreestimar la importancia del diseño de vestuario en una película de esta escala y alcance. La diseñadora de vestuario Bina Daigeler @bina_daigeler_costumedesign comenzó con el vestuario más importante de Mulán”.
Suscribió: “Este vestuario necesitaba disfrazar a Mulán de hombre, pero luego revelarla como mujer. Necesitaba llevarla a la guerra, (armadura) pero también moverse con ella a través de coreografías de acción basadas en artes marciales”.
“Bina abordó el diseño con su intuición y lógica característica, y su abundante arte y creatividad. Las tomas de Mulán peleando son algunas de mis favoritas en la película. Veo a un guerrero intrépido, pero también a una mujer real. Me encanta cómo el diseño de Bina revela el fuerte cuerpo femenino. Me encanta cómo se mueve con Yifei, lo resistente y flexible que es. Creo que Bina creó algo genuinamente icónico, y uno de mis sueños más preciados es un día ver a toda una tribu de pequeños guerreros Muláns en Halloween”, finalizó.
Para dicha túnica, la diseñadora de vestuario Daigeler trabajó con artesanos del cuero en Nueva Zelanda para desarrollar una pieza ligera cosida a mano que imita el metal.
A eso, se suma el momento en el que Mulán se quita el casco para revelar su cabello largo y suelto, de lo cual, Kum estuvo orgullosa de junto a su equipo poder utilizar los “efectos físicos de la vieja escuela” (entre hilos e incluso hilo de pescar), en lugar de efectos visuales y gráficos generados por computadora, especialmente por el momento icónico de la protagonista.
Para hacer posible el vestuario de Mulán, se requirió el trabajo de 40 personas durante tres meses, en los que se realizaron mil 104 artículos de sombrerería, mil 114 atuendos completos para los extras, 590 trajes completos para la Ciudad Imperial, 100 trajes para las escenas de la aldea de Tulou, 281 juegos de armas para el ejército chino, 730 armaduras y entre tres y cinco trajes para cada uno de los 50 actores principales, de acuerdo al sitio Flash Moda.
Es así como ahora sabemos la importancia y relevancia del vestuario de Mulán, el cual requirió un arduo trabajo de investigación, intuición y creatividad, así como representó a la perfección la tradición y la historia de una cultura y el papel de las mujeres en los tiempos pasados pero también en los actuales.
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