Millenial, amante de lo tropical, fiel seguidor del minimalismo y al mismo tiempo de la exageración, bolsos ultra pequeños, sombrero gigantísimo, rostro increíble, carisma angelical. Esto es Simon Porte Jacquemus.
Pero ¿quién es él? Para los insiders de la moda, el nombre del francés es un conocido que pinta para ser tan icónico como Dior, Chanel o Yves Saint Laurent; pero para el resto del mundo, puede ser un completo desconocido. Sin embargo, vale mucho la pena aprender un poco de este diseñador que resulta ser menor de 30 años y ya está rompiendo lo cánones de la moda.
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En España lo conocen como “el niño mimado” y es porque empezó como pocos y ahora está en donde hay —igualmente— muy pocos sitios disponibles. Hablamos de la industria de lujo, ésa que parece ser tan exclusiva que pocas personas pueden estar dentro. Con apenas 19 años y sin cursar una carrera enfocada en Moda, hizo su primera colección.
Para entonces, el chiquillo francés —cuya experiencia era nula— vivió la atónita y cruel muerte de su madre, lo que lo hizo caer en una profunda depresión hallando en el diseño una forma de superar el hecho y superarse a sí mismo. De este modo comenzó su firma independiente, misma que estuvo inspirada en su mamá.
«Crecí al sur de Francia siempre descalzo, rodeado de un ambiente campesino. Girasoles, tierra, soledad, caballos y burros… elementos que aún marcan mi trabajo».
Y se nota en sus creaciones. De hecho, cada una de las prendas diseñadas por Jacquemus es una referencia directa a su infancia y a ese Francia calmado, lejos de toda excentricidad glamourosa. Por esto mismo, en 2009, debutó en Paris Fashion Week con presentaciones artísticas, surreales y muy marcadas que definían su estilo ante el mundo. Por esto mismo, dejó de ser una marca simple y nueva para convertirse en la favorita de las boutiques más exclusivas y únicas de París.
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Pero, ¿cómo llegó al FWP? No fue fácil. A través de happenings callejeros y vistiendo a sus amigos artistas, comenzó a hacer ruido en las revistas y blogs de moda. Trabajó en el área de ventas de Comme des Garçons y Maison Margiela, lugares en los que aprendió mucho de lo que hoy pone en práctica en cada colección.
«Mi experiencia en ambos sitios me enseñó mucho sobre las prendas, sobre cómo estar seguro de quién eres, cómo tratar a tu gente y conectar con el consumidor».
Pronto tuvo la fuerza necesaria para crear sus propias prendas y a decir verdad, no le fue muy bien. Su primera colección masculina fue sumamente criticada y es cierto que le afectó al grado de querer retirarse, pero más bien le dio más fuerza y volvió al ruedo en 2017 con una colección de más de 9 millones de euros que reivindicó por completo su status como new face en la industria.
Previo a su come back fue nominado al premio LVMH, uno de los más prestigiosos del sector. Sí, comenzaba a sobresalir. Así, a pesar de estar dentro de la industria, no sabía quién era Jil Sander o Demna Gvasalia y aún así se ha ganado la admiración de ambos, siendo considerado como el futuro de la moda. Sí, nada de presente, lo suyo son los años venideros ya que se estima que en 2025 los millenials representarán el 40 % de los clientes del mercado de lujo.
Una de las grandes formas de ayudar a crecer su marca es a través de las redes sociales, por lo que Jacquemus hace su propia promoción mediante Instagram como medio principal y a pesar de no ser un fan declarado, es consiente de su público y de aquellos que compran sus prendas. Por esto mismo es denominado en algunos lugares como el “diseñador millennial que el mundo espera”.
El objetivo del joven es plasmar un poco de playa y de eventos tropicales ya que es fan de la frescura y lo simple. Pero siempre manteniendo la elegancia y la sutilidad. Jacquemus pinta así su camino con redes sociales, una línea muy refrescante y accesorios que pueden ir desde una enorme Pamela (emulada en un tamaño más aceptable por Zara) a una diminuta que fue víctima de memes y otras bromas en redes sociales, que, al final forman parte de la vida del propio diseñador. Es así que su nombre pinta para ser legendario, pero también para ser sinónimo de innovación y estilo.
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