Desde hace un tiempo, pensar en Las Meninas implica cantar el trap en su honor. No obstante, eso nos lleva también a ver el cuadro de Velázquez de manera un tanto distinta.
Nos referimos que ese video que fuera considerado una broma y nos diera risa a todos, es, ahora, una forma de entender mejor el arte y lo que lo compone. Pasamos de ver más que sólo una pintura clásica a observar mejor los detalles como la ropa, los vestidos de la obra resultan maravillosos, únicos y le dan el toque especial.
Cada una de las vestimentas de la pieza de Velázquez tiene un fin común, que es resaltar la importancia de todas las mujeres que los portan y, aunque para muchas personas es un detalle poco importante, creemos que lo ostentoso, la elegancia y la solemnidad de cada uno de los vestidos que ahí aparecen, le brindan un contexto más claro al espectador.
No obstante, Las Meninas no es la única pintura que posee un vestido de ensueño, también estas otras 10 piezas de arte tienen en su interior una historia que aporta mucho más a la Moda de lo que podría pensarse. Conoce los 10 vestidos más bonitos y permite que se queden en tu imaginario.
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The Bloomer Costume
Esta litografía muestra a una mujer con vestido corto en la parte superior, pero debajo porta un pantalón, lo cual era antifemenino en los años 1800.
La portada de VOGUE por Salvador Dalí
Para la edición de junio de 1939, el pintor realizó un cover en el que muestra a dos mujeres en un desierto —o eso parece— usando vestidos largos y volátiles. Una de ellas tiene una cabeza de ramas, mientras que la otra lleva flores en la cara.
María Josepha de Martin van Meytens
La esposa de Joseph II usaba, en esta pintura, un hermoso y pomposo vestido azul decorado con flores y detalles plateados. En aquella época se utilizaban hilos de plata y el fur o pieles de animales para demostrar estatus..
Retrato de dama con perro de Julio Vila y Prades
Este cuadro muestra una mujer con un vestido blanco de encaje, ceñido en la cintura y voluminoso en los hombros. A su lado, un perro con flores en el cuello. Sí, en ocasiones, los animales eran un accesorio más.
Carlota, emperatriz de México
La mujer que gobernara junto a Maximiliano, posee uno de los vestidos más bonitos y emblemáticos en el arte. Es amplio, largo e inmensamente blanco, los olanes que lo acompañan y el resto de la decoración lo convierte en una leyenda, tanto como la propia Carlota.
Tarde de té por Frederic Soulacroix
Aquí se pueden ver tres mujeres disfrutando una tarde de amigas. Cada uno de los vestidos ahí puestos tienen detalles únicos, pero todos tienen telas satinadas y mangas aglobadas que dejan ver sus hombros, parte del pecho y a diferencia de otras épocas, son algo sueltos, lo cual las hace lucir cómodas y casuales.
La dama de la rosa por Carlos Mérida
En esta pintura se puede ver un hermoso vestido de mangas amplias en color negro, pero si algo se distingue en semejante prenda, es una rosa roja en medio, mientras que otra, se posa sobre su cabeza.
Retrato de Nahui Olin por Alfredo Ramos
Esta pieza muestra una Nahui que posee un vestido con transparencias en dos colores, pero sin duda, es el chal, la prenda que la hace sobresalir del resto. Los ojos de la artista tienen casi todo el peso de la pintura, pero, sin duda, su vestido los hace resaltar.
Retrato de Madamme X por John Singer Sargent
¡Escándalo! Así se le puede denominar al momento en el que apareció esta a pintura ya que dentro de ella, la mujer posee un tirante abajo. Sagent tuvo que agregar una especie de cadena en el hombro derecho par evitar complicaciones…
Madre e hijo por Mary Cassatt
Elegir un vestido en la amplia colección de pinturas de Cassatt resulta complicado puesto que la mayoría de las prendas en su obra poseen una maravillosa estructura, un estampado único y se centra en alguna situación. Sin embargo, este modelo en blanco con flores rojas, cuello alto y mangas largas enamoró a propios y extraños con su estructura y su sencillez.
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Aunque, evidentemente, no son las únicas pinturas con vestidos maravillosos y estilos incomparables en su interior, podemos decir que pertenecen a artistas cuya visión viaja lejos y pretende retratar lo evidente para hacerlo parte de un contexto extraordinario. Sí. La mayoría pone énfasis en la ropa, pero rara vez la muestran como protagonista. Esto le brinda un valor más alto y se convierte, evidentemente, en un objeto digno de análisis y observación.
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