A mediados de marzo del 2018, las revistas se llenaron con notas contundentes de un enorme triunfo de Demi Lovato que se traducía en: ¡seis años sin consumir drogas! Para entonces, un emotivo mensaje dirigido a sus fans circulaba por redes sociales.
Foto vía instagram.
Hoy es un día muy especial para mí… ¡oficialmente estoy celebrando 6 años de sobriedad! Estoy muy agradecida con mi familia, amigos y @castcenters por ser parte de este viaje. Una gran parte de mi recuperación fue aprender a amarme a mí misma y devolver a los demás […]
Demi siendo Demi.
Desde que Demi tenía 17 y estaba en el pico de su carrera en Disney, muchos medios especularon sobre su salud física, mental y emocional. Pero el verdadero bombardeo no llegó sino hasta el año pasado, cuando la cantante estrenó un documental en Youtube llamado ‘Simply Complicated’, donde reveló que desde el principio de su éxito tuvo problemas con las drogas, en especial la cocaína, las pastillas y el alcohol.
Viento en contra.
“La primera vez que pensé en el suicidio fue a la edad de siete años, tenía una fascinación con la muerte”, dijo la cantante de 25 años en el programa de Dr. Phil, en el que remató: “Yo he experimentado cosas de las que no he hablado y no sé si algún día lo haré, pero a los siete sabía que si me mataba, el dolor acabaría”.
Demi está justo a un mes de su cumpleaños 26 y la estadística le juega en contra. No es una adivinanza y menos un terrible deseo, pero las cifras son contundentes: la depresión como trastorno mental —en todas sus variantes—afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, y si a esta se le suma el género (ser mujer), la ansiedad y problemas de salud de larga duración como la adicción a las drogas, los números son imparables y fatales: 800 mil personas se suicidan al año bajo estas condiciones, según la Organización Mundial de la Salud.
El espectáculo no debería continuar.
En el mundo del espectáculo internacional es bastante común saltar sorpresivamente al paso de los titulares que anuncian celebridades jóvenes muertas por suicidio o circunstancias que tienen que ver con el abuso de sustancias. El más grande ejemplo es el mítico ‘Club de los 27’, una especie de eufemismo que solapa desde la negligencia médica hasta la obsesión mediática de llamar ‘genio atormentado’ a todo aquel que en sus necesidades particulares sirva al establishment pero no se apegue a él.
Y entonces ahí tenemos las ‘enigmáticas’ páginas anuales dedicadas a Janis Joplin, Amy Winehouse, Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Fat Pat y Jean-Michel Basquiat que dejan de lado las enfermedades mentales para ensalzar la genialidad de la ‘eterna juventud’ entendida como una muerte prematura.
Demi ¿la nueva Britney?
Lovato está diagnosticada como bipolar desde 2011, pero antes tuvo que librar otras batallas. La de la bulimia que padece desde que tenía 9 años, por ejemplo, esa que a pesar de lo bueno, ha marcado una constante fatídica en su vida pública y privada.
[…] Cuando estaba luchando contra la depresión y mi desorden bipolar, había ocasiones en que mi mamá tenía miedo en despertarme por las mañanas por que no sabía si al abrir la puerta me encontraría viva o muerta ya que cada vez que me cortaba era más profundo.
Hace 11 años, Britney Spears marcó un paradigma de descenso y vuelta para las celebrities. Spears se dedicó por un par de años a perder el control al punto en que los desequilibrios y las adicciones la llevaron a raparse la cabeza en público y a atacar con sombrillas gigantes a la prensa que se arremolinaba en todos los lugares donde ella estaba para acosarla con paparazzis.
Britney Spears 2007 v 2017. Fotos: TMZ.
La espiral que Britney sorteó parecía irse en picada todos los días. Pero por fortuna no fue así y hoy la cultura pop está marcada por un clásico millennial de superación personal a toda costa: “si Britney pudo con el 2007, tú puedes superar lo que sea”.
Lovato, este ‘2007’ es tuyo.
Cuando Sigmund Freud escribió sobre la inhibición, el síntoma y la angustia se centró en los impulsos instintivos, pero la reflexión no contempló la teoría de los reflectores en los escenarios y las pantallas de los celulares que hoy juegan un papel decisivo en la vida de todo aquel famoso o susceptible a padecer la estampida de los requerimientos de la ‘perfección social’. En este sentido, para Demi existe la posibilidad de ganarle el round a la colectividad que toma pantallazos en tiempo real de las tragedias ajenas y sobreponerse a la delgadez y el coolness eterno. Porque sí, aunque predominan los medios que ven en la locura una oportunidad de clics, también existe lo que hace 10 años no: un equilibrio de permisos desenfadados y una vuelta a lo femenino. Baste ver la enorme chamba de actrices, editoras y otras mujeres del medio que luchan en cada proyecto por romper los estereotipos femeninos en la industria del entretenimiento. En pocas palabras: Demi, hay esperanza.
Siempre es hoy.
el 24 de julio, cerca de la una de la tarde, corrió la noticia de que Demi Lovato fue hospitalizada por una sobredosis de heroína, después de seis años de sobriedad. Para las nueve de la noche del mismo día, la familia confirmó que Demi sí estaba hospitalizada pero estable, y se descartó la sobredosis de heroína, a pesar de que ella confesó días antes en una presentación que había vuelto a beber alcohol.
Hasta este momento, la circunstancia que permanece es la de la especulación, y ante esta no queda más que los mejores deseos y el debido subrayado: las enfermedades mentales no son menores ni cosa de genios. ¡Basta!
Infografía: CC News. @malditoperrito
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