Este domingo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario iraní, Hasán Rohaní, fueron protagonistas de una tensa guerra de declaraciones que puso a temblar por un momento la paz internacional. Y es que Trump amenazó a Irán con un tuit, una respuesta a una provocación iraní:
“Mr. Trump, no juegue con la cola del Léon. No está en posición de incitar a la nación iraní contra su seguridad e intereses”, dijo el domingo Rohaní, a lo que Trump respondió: “NUNCA VUELVA A AMENAZAR A EUA O SUFRIRÁ LAS CONSECUENCIAS. NO SOPORTAREMOS SUS DEMENCIALES PALABRAS DE VIOLENCIA Y MUERTE ¡TENGA CUIDADO!”
Ni a cuál irle
Ambos presidentes son conocidos por estar siempre en el ojo del huracán. Al buen Rohaní no le importa estar en acalorados diálogos, y es que tras el conflicto con Trump, el máximo líder de la República Islámica, el Ayatolá Alí Hoseiní Jameneí, autorizó el cierre del estrecho de Ormuz para prohibir las exportaciones petroleras de Irán, algo que afectaría el abasto de EUA en sus bases militares en Medio Oriente.
¡Tómala barbón!
Ahora por querer “jugar con la cola del león” iraní, Rohaní declaró que incluso estaría dispuesto a cerrar el punto más importante del golfo Pérsico, que no solo afecta a EUA, sino que afecta el empoderamiento de la presencia de sus aliados occidentales en Medio Oriente. Esto podría llevar a otro conflicto armado en la región (como si casi no hubiera) entre EUA e Irán que de por sí ya tenían pleito desde el Acuerdo Nuclear Iraní y la desaprobación de EUA al respecto.
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