Trescientos cincuenta periódicos a todo lo largo y ancho de Estados Unidos no pueden estar equivocados. El presidente de ese y de ningún país no tiene derecho a socavar el valor que tiene la prensa para la vida pública porque la gran mayoría de los periodistas que cubren la información referente al gobierno informan lo que tienen que informar, analizan lo que tienen que analizar y develan lo que tienen que develar.
Y sin embargo, Donald Trump lo hace a cada rato, sin ton ni son. Este jueves tuitea: “No hay nada que quisiera más para nuestro país que la verdadera libertad de prensa. El hecho es que la prensa es libre de escribir y decir lo que quiera, pero mucho de lo que dice son noticias falsas, empujando una agenda política o simplemente tratando de herir a la gente. ¡La honestidad gana!”.
¿Fake news, en serio? ¿Un presidente que tiene a medio país o más inconforme con su comportamiento al portar la investidura y sus políticas públicas solo es víctima de los medios y los periodistas? ¿Un mandatario cuestionado desde el inicio por los escándalos detrás de su llegada al poder en realidad es únicamente sujeto del complot generalizado de la prensa? ¿Nada más los pocos medios afines a su gobierno dicen la verdad?
El primer problema de Donald Trump es que no entiende que no entiende. No se trata de si tiene o no la preparación suficiente para ocupar el puesto o de que sea diferente porque rompe los estereotipos y protocolos propios de un jefe de Estado. Se trata de su desempeño como gobernante, como todos los de una democracia madura, sujeto al escrutinio público.
Hoy, en las páginas de por lo menos 350 rotativos y sus versiones digitales, cada uno publica su contribución a un pronunciamiento generalizado. Estos medios son sólo algunos como ejemplo:
Albuquerque Journal | Albuquerque, New Mexico
Un control sobre el poder: el periodismo y la libertad de expresión ayudaron a hacer grande a Estados Unidos, en primer lugar. En 1971, el New York Times y el Washington Post lucharon contra el gobierno estadounidense ante el Tribunal Supremo por el derecho a publicar los Documentos del Pentágono, que describían cómo cuatro presidentes, desde Harry Truman, un demócrata, hasta Lyndon Johnson, también demócrata, habían engañado al pueblo estadounidense sobre Vietnam, una guerra que cobró la vida de más de 58,000 miembros del servicio estadounidense.
(Foto: Albuquerque Journal)
The Athens News | Athens, Ohio
Al atacar a los periodistas, Trump daña a todos los estadounidenses.
Las consecuencias de que el presidente ataque continuamente a los periodistas y la prensa libre trascienden sus problemas personales o el ciclo de noticias diarias. Nuestra democracia está en peligro cuando los ciudadanos son persuadidos de rechazar o ignorar a los profesionales que proporcionan noticias e información, y cuya misión es hacer que el gobierno y otras instituciones rindan cuentas.
(Foto: Medios USA)
Bangor Daily News | Bangor, Maine
Los medios son el enemigo solo si no quieres saber qué está haciendo tu gobierno.
Las organizaciones de noticias no sirven a los gobiernos. Te sirven a ti, al público. Son la única forma en que sabes cuando tu gobierno no está funcionando como debería. Son la única forma independiente de saber lo que hacen los funcionarios electos. A menudo, si al gobierno no le gustan los periodistas es probablemente porque no está haciendo bien su trabajo.
The Commons | Brattleboro, Vermont
No se equivoquen: este ataque contra nuestra prensa libre, su prensa libre, es deliberado y calculado.
Cuando nuestra prensa libre hace su trabajo, el presidente se protege culpando al mensajero. Eso no solo está mal. Tampoco es estadounidense.
The Dallas Morning News | Dallas, Texas
Nosotros, la gente, responsabilizamos a nuestros funcionarios electos
Como candidato y como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha librado una guerra de palabras sin precedentes en los medios. Él llama a la prensa “increíblemente deshonesta” y los principales medios de comunicación como CNN y The New York Times son “noticias falsas”.
(Foto: The Dallas Morning News)
The Inquirer | Philadelphia, Pensilvania
Detener la guerra en una prensa libre
Nos enorgullece unirnos a cientos de organizaciones de noticias de todo el país para pedir la suspensión de esta guerra sucia. Este editorial es uno de más de 200 publicados el jueves en un esfuerzo coordinado para alertar al pueblo estadounidense sobre los peligros inherentes a las acciones del presidente, que tienen como objetivo socavar la capacidad de la prensa para cuestionar, examinar e investigar en nombre de todos los ciudadanos.
The New York Times | New York
Una prensa libre te necesita
Si aún no lo ha hecho, suscríbase a sus periódicos locales. Felicítelos cuando crea que han hecho un buen trabajo y critíquelos cuando crea que podrían hacerlo mejor. Estamos todos juntos en esto.
(Foto: The New York Times)
The Review | Playmouth, Wisconsin
Esta guerra sucia contra la prensa debe terminar
La calumnia de “noticias falsas” se ha convertido en la herramienta más poderosa de abuso e incitación del presidente Donald Trump contra la Primera Enmienda, etiquetando a los periodistas como el “enemigo del pueblo” y “peligroso y enfermo”.
La iniciativa de la convocatoria es del periódico The Boston Globe que publicó ayer su editorial titulado Los Periodistas No Son El Enemigo, impulsando el hashtag #FreePress. El texto devela números preocupantes que llevan a la reflexión sobre lo que realmente opinan los sectores más radicales sobre la libertad de expresión y las garantías individuales:
Hubo una vez un acuerdo amplio, bipartidista e intergeneracional en Estados Unidos, en que la prensa desempeñó este importante papel. Sin embargo, esa visión ya no es compartida por muchos estadounidenses. ‘Los medios de comunicación son el enemigo del pueblo’, es un sentimiento respaldado por el 48 por ciento de los republicanos consultados este mes por la firma Ipsos. Esa encuesta no es un caso atípico. Una publicada esta semana encontró que el 51 por ciento de los republicanos considera a la prensa ‘el enemigo del pueblo en vez de una parte importante de la democracia’.
Free press es una iniciativa de los medios para contrarrestar los ataques de Trump. (Foto: The Boston Globe)
El ciclo de retroalimentación del ataque de Trump ayuda a explicar por qué sus fieles lo siguen hasta un territorio no democrático. Más de una cuarta parte de los estadounidenses dice ahora que ‘el presidente debería tener la autoridad para cerrar las cadenas de noticias que participan en el mal comportamiento’, incluido el 43 por ciento de los republicanos. El trece por ciento de los encuestados pensó que ‘el presidente Trump debería cerrar las principales agencias de noticias, como CNN, The Washington Post y The New York Times’.
Trump no puede prohibir a la prensa hacer su trabajo aquí, por supuesto. Pero el modelo de incitar a sus seguidores en este sentido es como operan los autoritarios del siglo XXI como Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan; no necesitas censura formal para estrangular el derecho a la información.
El propio mandatario estadounidense encabezó también hoy mismo la ofensiva contra el diario que encabezó la convocatoria: “The Boston Globe, que fue vendido con pérdidas por mil 300 millones de dólares al New York Times (más de 800 millones dólares en pérdidas y la inversión), o dos mil 100 millones dólares, entonces fue vendido al Times por 1 dólar. Ahora el Globe está en CONFABULACIÓN con otros periódicos sobre la prensa libre. ¡Pruébenlo!
El verdadero periodismo tiene como funciones básicas el ser una caja de resonancia de la sociedad y un contrapeso del poder. El riesgo de que se rompa esa clase de equilibrios implica un costo muy alto para todo un país.
*Las columnas de opinión de CC News reflejan sólo el punto de vista del autor.