«Una delicia imbatible» decía la crítica top sobre el The Shed at Dulwich, el mejor restaurante de Londres según TripAdvisor.
El local entró en el lugar 18 al portal de recomendaciones, y en sólo seis meses logró escalar puestos hasta colocarse en el número uno con base en reseñas que definían con emoción incontenible los platos y el servicio.
Aún con los nombres tan extravagantes de sus platos, Lujuria (unas tostadas de riñón de conejo), Empatía (almejas veganas en caldo), y Contemplación (guiso de carne), nadie sospechó, hasta hace poco, que tanta belleza era ficticia. Menos si otras reseñas alababan el servicio, «muchos restaurantes lo entienden mal estos días tratando de poner demasiado ambiente. Aquí uno ordena el ambiente y siempre es el correcto», escribió un supuesto comensal.
Uno de los apartados más atractivos del concepto de restaurante era que el chef hacía y servía los platos según el humor de los clientes. Eso le valía tener las redes sociales del restaurante muy activas, porque sí, como buen negocio conectado, contaba con página web, Facebook y TripAdvisor.
Lo que anunciaban como su plato estrella, en realidad fue hecho con productos de limpieza. (Foto: Vice)
Pero Oobah Butler, quien timó a tanta gente, no lo hizo sólo por diversión, sino para probar un punto: lo manipulable y falso de cierto ambiente restaurantero y las redes. Butler es el cerebro detrás de esta broma que dejó a mucha gente con palmo de narices al querer hacer una reservación, aunque el experimento no fue empírico, él ya tenía experiencia escribiendo reseñas falsas para algunos restaurantes a cambio de un poco de dinero.
Así que con ese antecedente, y convencido de lo pervertido del sistema de comentarios y rankeos en Internet, decidió emprender su propia falsedad.
«Se convirtió en mi misión. Con ayuda de reseñas falsas, mística y falta de sentido, lo iba a lograr: convertir mi cobertizo en el restaurante mejor votado de Londres», declaró Butler a Vice en su versión inglesa.
Actualmente el restaurante sigue teniendo un perfil en Wikipedia. (Foto: Wikipedia)
Todo fue muy fácil: bastó con armar una página web, poner un menú, preparar unos cuantos platos y tomarles fotos, y abrir un perfil en diferentes plataformas sociales de recomendaciones colectivas. Lo demás vino prácticamente solo y con la ayuda de sus amigos, quienes le ayudaron a encumbrar su restaurante falso con comentarios llenos de imaginación.
Todo iba bien hasta que una familia que quiso reservar con cuatro meses de anticipación fue el punto de quiebre con la farsa. La presión comenzó a subir cuando el restaurante estaba ranqueado en el lugar 30 de TripAdvisor, y las empresas de distribución y otras firmas restauranteros lo empezaron a llamar para asociarse.
El primer servicio a clientes de The Shed at Dulwich. (Foto: Vice)
Al llegar al primer sitio de reseñas positivas, aceptaron a algunos clientes y montaron un restaurante falso con ambientación, calefacción y DJ en el que ofrecían comida comprada en el supermercado. Muchos de los asistentes salieron satisfechos y dijeron que volverían sin problema. Pero después de eso, como era natural, las reseñas se desplomaron y el perfil de The Shed at Dulwich fue borrado del portal de recomendaciones, quien al descubrirse este caso fue acusada de falta de rigor y criticada por su falta de vigilancia.
Hace un par de días en su página de Facebook, Butler hizo un post donde dice:
«Hemos escuchado muchos rumores sobre nuestro restaurante y credibilidad. Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para salir y decir que todo es una tontería. Estamos abiertos como de costumbre», y con lo que demuestra que, aunque la broma termina, la farsa continúa.
Así es el cobertizo real de Butler. (Foto: Vice)
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