Perdí mi ojo de venado, nadie me va a proteger
vuelo mi cuerpo entre tinieblas, Doña Macabra viene a ver…
Por las noches me platica de la magia de la soledad,
me congela las orejas, creo que me quiere llevar…
Caifanes (1988). Perdí mi ojo de venado.
Siempre es lo mismo. Cada que conozco a algún bebé, es inevitable no voltear a ver alguno de sus bracitos. Nunca me ha tocado alguno que no tenga puesto en su muñeca algún amuleto para evitarles el llamado “mal de ojo”. Mi mamá me contó que los ojos de venado para eso se utilizan [o eso le contó mi abuela, vayan ustedes a saber], para evitar que alguna mala vibra alcance al recién nacido.
El simbolismo que contiene la letra de Saúl Hernández en la canción Perdí mi ojo de venado, interpretada por Caifanes, cobra relevancia cuando vemos que en realidad, el mal de ojo es una creencia popular bastante arraigada no sólo en México sino alrededor del mundo, tanto así que recientemente se descubrió en España un amuleto fálico que, según los investigadores, pudo haber sido utilizado para el mal de ojo.
Los ojos de venado son utilizados para el mal de ojo en contra de los bebés recién nacidos. (Foto: Etsy)
¿En dónde y cómo se encontró este amuleto?
A través de una excavación en la localidad de Uncastillo, en Zaragoza, España, investigadores de Cinco Villas encontraron este amuleto fálico que data de los siglos I y II d.C.
Este objeto está hecho de oro y no mide más de un centímetro y medio y fue encontrado en un cuarto de lo que a todas luces fue una casa habitación en la que se excava para encontrar artículos de aquellas épocas. La casa, situada en Los Bañales, está siendo excavada para poder reconocer las culturas prehispánicas en España, a través de los objetos denominados “de la suerte”.
El amuleto fálico no mide más de un centímetro y medio. (Foto: Cinco Villas)
¿Por qué dan por sentado que es un amuleto de la suerte?
Dicen los investigadores que “en un principio creímos que se trataba de una cornucopia, porque es lo habitual en la iconografía de la época, pero luego vimos que era un pene de oro, lo que también singular porque los amuletos solían hacerse de bronce”, explica Javier Andreu, director de la excavación y del proyecto pedagógico de Los Bañales.
La figura va acompañada de un puño cerrado, “una combinación que se utilizaba como amuleto contra el mal de ojo. De hecho, era el símbolo de la buena suerte”, apunta Andreu. Esta pieza ha sido encontrada por María Campoy, una de las estudiantes becadas este verano para excavar en la zona junto a otros 37 alumnos llegados de diferentes partes del mundo.
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