Las poblaciones de vertebrados salvajes, como mamíferos, pájaros, peces, reptiles o anfibios, menguaron un 60% entre 1970 y 2014 por las actividades y presencia del hombre, anunció el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en un informe cada año más inquietante.
“Preservar la naturaleza no es sólo proteger a los tigres, pandas, ballenas, que apreciamos”, subrayó el director del WWF, Marco Lambertini.
Es mucho más: no puede haber un futuro sano y próspero para los hombres en un planeta con el clima desestabilizado, los océanos agotados, los suelos degradados y los bosques vacíos, un planeta despojado de su biodiversidad.
El declive de la fauna afecta a todo el planeta, con regiones especialmente perjudicadas, como los Trópicos, según la 12ª edición de este informe publicado este martes con la Sociedad Zoológica de Londres y basado en el seguimiento de 16 mil 700 poblaciones con 4 mil especies.
Las pérdidas más devastadoras se dan en la zona Caribe y América del Sur. (Foto: AFP)
Las cifras de una realidad horrible
El décimo informe hablaba de -52% entre 1970 y 2010. Nada parece frenar el desplome de efectivos, ahora en -60%.
La zona Caribe/América del Sur muestra un balance “aterrador”: -89% en 44 años. América del Norte y Groenlandia salen mejor paradas, con una fauna en -23%. La amplia zona de Europa, Norte de África y Medio Oriente presenta -31%.
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La primera explicación sería la pérdida de los hábitats, debido a la agricultura intensiva, la extracción minera o la urbanización, que llevan a la deforestación, al agotamiento o la artificialización de los suelos.
A esto se añade la sobrepesca, la caza furtiva, la contaminación, las especies invasoras, las enfermedades o el cambio climático.
¿Otra oportunidad?
“La desaparición del capital natural es un problema ético, tiene también consecuencias en nuestro desarrollo, nuestros empleos, y empezamos a verlo”, señaló Pascal Canfin, director general de WWF Francia.
Los economistas estimaron los “servicios devueltos por la naturaleza” (agua, polinización, estabilidad de los suelos, etc.) en 1,25 billones de dólares anuales.
Cada año, “día del rebasamiento” se mueve, ese día en el que mundo ha consumido todos los recursos que el planeta puede renovar en un año. En 2018 fue el 1 de agosto.
Sin embargo, “el futuro de las especies no parece captar la suficiente atención de los dirigentes”, alertó WWF, para el que hay que “elevar el nivel de alerta”, provocar un amplio movimiento como se hizo por el clima. “Que todo el mundo comprenda que el statu quo no es una opción”.
Un combate satisfactorio especialmente porque los esfuerzos pueden compensar rápidamente, como se vio con el retorno del tigre en Nepal o el del atún rojo en el Atlántico.
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La generación que puede salvar la Tierra
“Somos la primera generación que tiene una visión clara del valor de la naturaleza y de nuestro impacto en ella. Podríamos también ser la última que pueda invertir la tendencia”, advirtió WWF, que llama a actuar antes de 2020, “un momento decisivo en la historia”, “una puerta sin precedentes que se cerrará rápido”.
Este año, se instará a los Estados a reforzar sus compromisos para reducir los gases con efecto invernadero, y lograr un pacto para proteger la naturaleza durante una conferencia especial en Pekín.
“Debemos pasar rápidamente a una sociedad neutra en CO2, reinvertir la pérdida de naturaleza -a través de la economía verde, las energías limpias, otra producción agroalimentaria-, restaurar suficientes suelos y océanos”, enumeró Marco Lambertini. “Poca gente ha tenido la ocasión de participar en verdaderas transformaciones históricas. Es nuestra oportunidad”.
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