Irene Garza, considerada por sus amigos como una chica centrada, sonriente y orgullosa de su ascendencia mexicana, era una de las mujeres más bellas de McAllen, Texas, Estados Unidos. También fue profesora para escuelas de niños con discapacidades y en sus tiempos libres concursaba en certámenes de belleza locales, esfuerzo en las pasarelas que se vio recompensado cuando obtuvo la corona de Miss South Texas.
El 16 de abril de 1960, cuando tenía 25 años de edad, desapareció tras confesarse en la iglesia católica del Sagrado Corazón de McAllen. Según testigos, la única persona que estaba allí era el padre John Feit. Su familia colocó su fotografía por todos lados, solicitaron ayuda a la comunidad latina para encontrarla pronto, pero cinco días después la policía encontró su cuerpo flotando en un canal, la autopsia reveló que fue asfixiada, violada mientras estaba inconsciente y asesinada.
A sus 85 años, el exsacerdote podría pasar el resto de su vida en prisión. (Foto: Reuters)
Durante más de 57 años, su caso quedó impune y perdido entre los archivos, hasta que el pasado 7 diciembre el excura fue declarado culpable de asesinar a Irene. Según el diario San Antonio Express, durante seis horas los miembro del jurado del Condado de Hidalgo deliberaron el veredicto contra Feit, quien a sus 85 años de edad pasó cinco días en los tribunales.
En su testimonio, el exsacerdote detalló que tenía 28 años de edad al momento de la muerte de Irene, aseguró que escuchó la confesión de Garza, pero negó el feminicidio.
Durante años, las autoridades sospecharon del religioso, pero nunca pudieron obtener resultados concretos. Las únicas evidencias que vinculaban al sacerdote con el homicidio eran su presencia durante la confesión y una carta escrita que encontraron junto al cuerpo de Irene en el canal, cuya letra coincidía con textos de la autoría del sacerdote, quien incluso pasó por un detector de mentiras pero libró cada juicio en su contra.
Poco después del asesinato de Irene Garza, otra mujer denunció al cura por intento de homicidio. María América Guerra, una mujer de origen hispano, quien aseguró que Feit la intentó drogar con un pañuelo en la boca, pero ella sí logró escapar al morderle los dedos.
El asistente del fiscal de distrito, Michael J. Garza, sostiene una fotografía de Irene durante el juicio contra Feit. (Foto: Reuters)
Para 1961, el exsacerdote fue juzgado por asalto con tentativa de violación, pero terminó pagando una multa de 500 dólares. En todo caso, apenas recibió un castigo de la congregación al obligarlo a dejar McAllen para trasladarse a Missouri. Finalmente, en 197, dejó el sacerdocio para casarse en Arizona y pasar su vejez con toda tranquilidad.
De acuerdo con el medio The Monitor, Feit recibió ayuda de sus amigos políticos y personajes católicos con gran poder mediático durante los 60. En aquel momento muchos de los cargos políticos del condado eran católicos, por ejemplo, Thomas Doyle, el sheriff local, buscaba la reelección de su puesto, mientras que la diócesis enviaba cartas a sus feligreses cercanos para evitar el juicio contra un sacerdote, ante el posible daño que podría provocar a la imagen del candidato católico a la presidencia de los Estados Unidos, John F. Kennedy.
La fiscalía evidenció la colusión entre las autoridades y la iglesia para proteger a Feit, hasta que otro excura, Dale Tacheny, destapó la cloaca de impunidad. El exsacerdote originario de Missouri llamó en 2002 a la policía de San Antonio para hablar de una confesión en santo secreto que escuchó en la voz del propio Feit, quien habló de su mayor pecado: haber agredido y ahogado a una joven mujer.
Hoy la familia Garza festeja que se impartió justicia para Irene. (Foto: Facebook).
La familia Garza presionó durante muchos años a las autoridades para abrir nuevamente el caso en el 2014, año en el que Ricardo Rodríguez buscaba los votos de la comunidad latina para convertirse en jefe de policía de McAllen y les prometió que si votaban por él, abriría esa carpeta nuevamente.
Tras ganar las elecciones, cumplió una de sus promesas de campaña y el pasado jueves, John Feit fue condenado y fue encerrado en una celda en la cárcel del condado de Hidalgo y en una futura sesión podría ser sentenciado hasta a 99 años de prisión o a cadena perpetua.
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