Nos llevamos su hábitat natural, y con el se deshacen las plataformas de hielo que les permiten cazar. Desesperados por no encontrar comida, recurren a lo que sea con la finalidad de sobrevivir, incluso cuando eso significa modificar los comportamientos de cientos de años.
Los osos polares, esos esponjosos y blancos animales que nos causan ternura, difícilmente tienen de comer: necesitan el hielo porque desde allí pueden cazar focas, su principal fuente de alimento.
Recorren kilómetros de hielo buscando agujeros para respirar, pero cuando el hielo se fractura, grandes poblaciones ayunan en tierra esperando que el hielo se forme nuevamente para poder reanudar la búsqueda de comida.
El número de ejemplares que recurre a esto ha aumentado en los últimos años. (Foto: El País)
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A pesar de tener todo en contra, los osos polares son muy inteligentes y unos cazadores oportunistas, por lo que se han observado en múltiples lugares devorando los cadáveres de las ballena que mueren en el mar y encallan en la tierra.
Gracias a estos cadáveres los osos han podido sobrevivir porque los polares (Ursus maritimus) como los osos pardos (Ursus arctos) tienen la capacidad de consumir y almacenar rápidamente grandes cantidades de grasa.
Se han observado grupos de 40 y 60 osos polares alimentándose de cadáveres de ballena gris, y el caso más impresionante fue en 2017 ciando un grupo de 180 ejemplares consumió toda una ballena. También se ha observado que tienden a regresar a los mismos canales a lo largo de varios años.
Los osos han esperado que los cadáveres encallen para devorarlos. (Foto: Vista al Mar)
¿Qué pasa con los osos polares?
De acuerdo con un nuevo estudio liderado por Kristin Laidre publicado en Frontiers in Ecology and the Environment los expertos encontraron que los osos se ven seriamente afectados por el calentamiento del Ártico.
El estudio parte de la hipótesis de que la alimentación de ballenas grandes varadas puede haber facilitado la supervivencia del oso polar no sólo ahora, sino a través de los períodos interglaciares pasados durante los cuales se limitó el hielo marino.
Para sacar probar la hipótesis se basaron en la captura actual por parte de los osos polares en grandes canales de ballenas, los valores energéticos de ciertas especies y la capacidad de los osos para almacenar lípidos y ayunar durante períodos prolongados.
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Lo que se concluyó después del análisis es que las grandes ballenas en efecto facilitaron su supervivencia en períodos interglaciares cuando el acceso a focas también se veía dificultado.
Sin embargo, no todo es una buena noticia porque los expertos determinaron que en el futuro es menos probable que los cadáveres de ballena en el Ártico brinden un refugio nutricional a los ositos ya que la sobreexplotación de los humanos ha reducido considerablemente las poblaciones de ballenas, además de que se prevé que ocurra una pérdida de hielo marino inducida por el cambio climático.
Por lo que el aumento de temperatura no dejará que los osos esta vez recurran a las ballenas para salvar su vida como lo han hecho antes, porque en esta ocasión, a diferencia de las demás, los humanos estamos llevando la Tierra al límite en un tiempo récord.
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