Los vasos que usa Starbucks son de plástico o están hechos de cartón pero recubiertos con una delgada capa plástica para evitar derrames y accidentes con las bebidas calientes. Eso sin contar los popotes y otros recipientes de alimentos. Es decir, toda una patada en el trasero del medio ambiente.
Bajo esa lógica y la del tren de las tendencias de consumo, no es raro que la cafetería estadounidense lleve años tratando de encontrar la manera de reducir su impacto ambiental sin mucho éxito a pesar de que está dispuesto a pagar el precio que sea.
Ante el reto, la marca ha decidido pedir la ayuda del público para llegar al vaso ideal, y por eso adelantaron que el próximo jueves lanzarán un reto cuyo premio es de 10 millones de dólares para quien les dé un envase que cumpla con todos los estándares pero además sea más fácil de reciclar.
Y es que lo que busca la cafetería es que los 20 años que tarda en descomponerse un vaso promedio, se reduzca lo más posible. Tiene sentido si pensamos que al año la empresa maneja unos 600 mil millones de vasos basura.
Quien conoce a la marca (les guste o no), sabe que ni ésta ni el abandono de popotes son las primeras acciones en pro del ambiente. Ya antes han tenido campañas de reforestación, de vasos reutilizables, mangas recicladas (eso que evita que te quemes con el vaso), y hasta compostaje; además, claro de todas esas tiendas con certificación de diseño energético.
Aunque la batalla ecologista los golpee por todos lados, pues la industria del café no es sostenible por la destrucción de terreno y el gasto excesivo de agua (unos 140 litros por taza), la empresa se empeña en hacer lo que esté al alcance para seguir con la apertura de tiendas, todo para que no te quedes sin vivir la experiencia de un venti deslactosado light con crema batida a cualquier hora del día.
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