La música es la vida emocional de la mayoría de la gente
— Leonard Cohen.
Tenerte en mis oídos en más de una ocasión es como revivir aquel palpitar similar al punto máximo de placer, puedo disfrutarte desde el principio pero cuando llego al clímax no puedo parar de repetirlo en mi cabeza una y otra vez. Quizá te ha pasado lo mismo, es una sensación adictiva que muchos aseveran que es similar al orgasmo, aquel estribillo, riff o melodía que hace volar tu mente más allá del espacio y tiempo.
David Byrne miembro fundador y compositor de los Talking Heads menciona que la música no la tienes que traducir, simplemente te afecta y no sabes por qué. Así pasa, cada que escuchas una canción nueva, un clásico o tu canción favorita. No puedes parar de pensar y de estremecerte cada que llega esa parte, la que eriza tu piel y altera tus sentidos.
Hay parejas que no conciben un acto sexual sin el acompañamiento de una melodía ideal, que les marque el tempo y la cadencia de los movimientos. Esto es debido a los estímulos que recibe el cerebro a cada acorde, no necesitas ser músico, ni saber leer partituras, sólo necesitas abrir tu mente, escuchar con atención y entregarte al momento.
Seguramente haz tenido más de un orgasmo musical, el que se supera aún más cuando lo escuchas en vivo. Cuando te encuentras rodeado de gente con las mismas inquietudes que tú, simplemente cierras los ojos y te dejas llevar por la creación de una mente maestra que quizá sin pensarlo te ha llenado de energía, te ha hecho sudar, soltar una lágrima e inundarte de euforia sin siquiera tocarte.
Esa es sólo una de las cosas que te hace obsesionarte con la música y a veces sólo con una canción, mucho más ahora que muy pocos se atreven a escuchar un disco completo, ahora, en la época del sencillo donde todo se subdivide en playlist. Pero que muchos otros como tú siguen amando ponerle play a ese álbum, recostarse en el sillón y se permiten viajar a un universo paralelo con tan sólo una melodía.
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Aumenta la actividad neuronal
Algunos científicos se han dado a la tarea de analizar las reacciones del ser humano a diferentes tipos de estímulos. Un estudio de la Universidad McGill arrojó que cuando algunos de los 19 participantes gustaba más de una de las 60 melodías que escucharon, la actividad neural aumentaba dramáticamente en el núcleo accumbens, la zona que se encarga de liberar los neurotransmisores químicos que provocan sentimientos positivos idénticos a los que se producen al comer, drogarse o tener sexo.
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El estribillo es repetitivo
Cuando te expones a una actividad nueva como comer, es probable que los sabores no inunden por completo tu paladar y no te familiarices tan rápido; sin embargo, al comerlo en repetidas ocasiones puedes comenzar a disfrutarlo, lo mismo pasa con la música. Los más grandes éxitos o esas canciones pegajosas que se adhieren a nuestro inconsciente tienden a tener estribillos repetitivos, puedes escucharla una vez en la radio, luego en el cine, en el supermercado y de esta forma comienzas a tomarle gusto, a descubrir nuevos acordes y elementos musicales que te hacen llegar al punto donde no puedes parar de oírla e incluso a tener grabado ese fragmento por días.
La música tiene poder sanador. Tiene la habilidad de sacar a la gente fuera de sí mismas durante unas horas.
—Elton John.
La has escuchado en otras circunstancias
El ser humano está expuesto a toda clase de estímulos desde muy corta edad, la música se liga a toda clase de sentimientos o circunstancias, entonces, cuando escuchas una melodía que quizá te refiere a otra, tu cerebro lo relaciona a tal grado que no puedes parar de escucharla. La familiarización que llegas a tener a ciertas notas o canciones te predispone de tal forma que por eso también adoptas sonidos que llegan por medio de la publicidad, pues siempre toman como recurso una tonada familiar para ti, para que no la olvides.
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El cerebro ama la simetría
Todo lo simétrico le genera placer al cerebro y te hace mantenerte en una zona de confort, algo que no cumple con esos estándares te suele desconcertar. Una canción que tiene un estribillo sencillo o una melodía en particular como el riff inicial de “Smoke On The Water” de Deep Purple hace que lo asimiles más rápido y al ser repeticiones inusuales provocan a que el cerebro genere esos estímulos placenteros que te hacen cerrar los ojos, mover la cabeza y los pies al ritmo de la música.
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Amas los recuerdos y la nostalgia
Es una realidad que al estar triste buscas canciones que te trasladen a ese momento o que te transmitan cierta melancolía, esa es otra razón para amarla, su poder de transmitir. Llegas a obsesionarte tanto con una canción porque te remite a ese tiempo y lugar exacto donde algo significativo ocurrió en tu vida.
Obsesionarte con una canción sea cual sea el ritmo, el intérprete o el género no siempre está limitado a tus gustos. Muchas veces estas tan expuesto a esos estímulos que siendo roquero un éxito pop puede mantenerse por semanas en tu cabeza, pero la culpa no es tuya, es de tu cerebro.
Cuando esa melodía no para de dar vueltas en tu mente sólo queda una solución para llevar esa sensación al siguiente nivel: ver y escuchar a la banda en vivo. Actualmente, hay festivales como el Pa’l Norte que se lleva a cabo en la ciudad de Monterrey, Nuevo León que a lo largo de sus 5 ediciones ha mostrado una nueva cara para los eventos musicales en México ya que te permite escuchar esas canciones que tanto te gustan. Su sexta edición se llevará a cabo los días 31 de marzo y 1 de abril en el Parque Fundidora .
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Imágen: thoughtcatalog.tumblr.com