Bandas que no debieron separarse nunca porque fueron las mejores

La música es un mar de leyendas. No sólo por sus grandes, estrafalarias y a menudo infames figuras, sino también por la red de anécdotas que se cruzan y se van hilando para escribir una especie de épica. Pero la vida es la vida y los humanos son, claro, humanos. A pesar de la mística

Bandas que no debieron separarse nunca porque fueron las mejores

La música es un mar de leyendas. No sólo por sus grandes, estrafalarias y a menudo infames figuras, sino también por la red de anécdotas que se cruzan y se van hilando para escribir una especie de épica. Pero la vida es la vida y los humanos son, claro, humanos. A pesar de la mística que han tenido ciertas agrupaciones a lo largo de sus carreras, con sus discos y canciones que cautivaron (y cautivan) a multitudes, la realidad también les acaece como a otro ser humano, otro cualquiera, otro mortal con virtudes y defectos.

Desde el punto de vista de un fanático, quizá el más injusto, hay agrupaciones que debería durar para siempre. Sin embargo, es evidente, y natural, que entre músicos también hay pugnas de egos, personalidades en discordia, enfoques creativos disímiles, etc. He aquí una compacta lista de los músicos que juntaron su talento para marcar a generaciones enteras, bandas que no debieron separarse nunca.

The Smiths

Manchester. 1982. Morrisey (voz), Johnny Marr (guitarra), Andy Rourke (bajo) y Mike Joyce (batería) forman la banda The Smiths. Cuando el punk había arrasado el panorama del rock, apareció esta agrupación del circuito independiente y prácticamente revitalizó la escena. En 1984 debutaron con un sello importante y sacaron al mercado The Smiths, un álbum que sentó los precedentes para una carrera meteórica. Tres producciones más le siguieron la estela. El último, Strangeways, Here We Come (1987) selló el final de la banda. Al parecer, Morrisey, quien escribía los temas junto con Marr, resultó ser sumamente estricto y prefería mantener el control creativo de las canciones y del sonido de la banda. Ese mismo año anunciaron que se separaban. Reuniones quedaron relegadas como rumores encharcados por temas legales. Hasta hoy no han vuelto a juntarse.

The White Stripes

Es dolorosamente difícil que tres o más personas se lleven bien y creen algo juntos, lo sostengan como proyecto ante el estrés, la presión y el cansancio de las giras, los compromisos y todo lo demás que entorpece el flujo creativo. Quizá para este dúo las cosas lucían más prometedoras. Y lo fueron. Jack y Meg White irrumpieron con un sonido portentoso y particular en 2002, en medio del realce del género garage punk. Mucho se especuló sobre el vínculo entre los integrantes de la banda. ¿Son amantes? ¿Son marido y mujer? ¿Son hermanos, primos incestuosos? Lo cierto es que estuvieron casados, le dieron la vuelta al mundo con su sonido crudo y distorsionado, su estética minimalista reducida a los colores rojo, blanco y negro y, en el plano musical, a guitarra, voz, batería y alguna que otra cosa. En 2011 Jack empezó otros proyectos y Meg empezó a perderle el interés al proyecto. Resultado: no más The White Stripes.

Electrelane

En 1998 la escena del rock alternativo independiente de Europa contaba con una de las bandas más luminosas e interesantes que haya existido. Formada por puras mujeres —Mia Clarke (guitarra y coros), Emma Gaze (batería), Ros Murray (bajo, guitarra y coros) y Verity Susman (teclados, guitarra, saxo, clarinete y voz)—, Electrelane, formada en 1998, en Bristol, Inglaterra, sacó al mercado cuatro discos, entre los que resalta The Power Out (2004), y tocó conciertos en América, Europa, Asia y Australia. Su último álbum, el más maduro No Shouts, No Calls (2007), fue el fin de una era. En noviembre de ese año postearon un mensaje en su página. Anunciaban su retiro de la escena musical y se declaraban “en hiato”. El cansancio, el aburrimiento y la necesidad por incursionar en proyectos diferentes hizo que las chicas se separaran. Entre 2011 y 2012 reaparecieron esporádica y brevemente, pero sin material nuevo y sin anunciar ningún proyecto a futuro.

The Unicorns

https://www.youtube.com/watch?v=qutcmPmYUpg

A algunas bandas les basta poco para despertar el clamor de sus fieles. The Unicorns se formó en el año 2000, en Montreal, Canadá. Sus integrantes —Nicholas Thornbun, Alden Penner y Jamie Thompson— llamaron la atención de la crítica en 2003 con su disco autofinanciado Unicorns Are People Too. El sonido de la banda lindaba los límites del rock indie, el synth pop y el garage punk. A finales de ese mismo año su álbum Who Will Cut Our Hair When We’re Gone? los catapultó a una modesta pero concisa fama en el circuito independiente. Entonces vinieron las giras, las entrevistas, los compromisos, etc. Todo eso se tornó exhaustivo y las tensiones entre los miembros de la banda no tardaron en generarse. Durante su última presentación, Thornburn expresó abiertamente su desencanto y se negó a culminar con el set. La separación era inminente. En 2014 se volvieron a juntar brevemente para apoyar la gira de Arcade Fire por Canadá, pero desde entonces no han vuelto a aparecer juntos ni anunciado nuevo material.

The Clash

Es difícil pensar que una banda con un sonido tan sólido y tan estridente, producto de la mística y química entre sus integrantes, no haya podido perdurar. Claro, otra cosa es trascender. The Clash, formada en 1976 y encabezó gran parte del fenómeno punk británico. Para 1982 les estaba costando lidiar con el éxito y la fama. Ese año se habían convertido en una especie de sensación mediática, en MTV, con su tema bailable “Rock The Casbah”. La ironía tocaba a su puerta. El tema había sido escrito por el baterista Topper Heddon, quien había sido botado del grupo por sus problemas de adicción a la heroína. Además de eso, cada miembro tenía una visión distinta que poco ayudaba a unificar el sentido de la banda. Joe Strummer estaba empeñado en seguir con el punk, el guitarrista Mick Jones estaba enamorándose más del rap y el bajista Paul Simonon quería indagar en el reggae. Entre 1985 y 1986, durante una gira, todos se sentían como un producto corporativo cada vez más alejado del sentido primordial que los unió. Su última producción, Cut The Crap, estuvo más atropellada de lo usual, con constantes discusiones entre la banda. Ése fue el final de The Clash.

Pixies

El caso de Pixies es especial. De hecho, no debería estar en esta lista, puesto que en 2012, después de un hiato de 11 años, retomaron la comunicación que habían perdido en 1991 y empezaron a dar giras, ofrecer conciertos y hasta la fecha han sacado dos álbumes más: Indie Cindy (2014) y Head Carrier (2016). Formada originalmente por Black Francis, Kim Deal, Joey Santiago y David Lovering, esta banda del rock indie se consolidó como una de las más emblemáticas en su género. Sus discos Surfer Rosa (1988) y Doolittle (1999) son suficiente mérito para permanecer en la cultura colectiva. Sin embargo, más tarde que pronto tensiones entre Francis y Deal, avivadas por el fuego del ego y el liderazgo creativo, salpicaron el proyecto. En 1991 la bajista se retiraba de Pixies para formar parte de The Breeders junto con su hermana gemela Kelley Deal. El documental loudQUIETloud: A Film About the Pixies, recoge parte del proceso de reformación con sus integrantes originales, con muchas de las tensiones aún vigentes. La banda ha seguido dando conciertos y promocionando intermitentemente sus nuevo material con bajista nueva.

Rage Against The Machine

Como The Clash, a esta banda californiana le gustaba revolucionar. Y al igual que Pixies, son un caso aparte. Han ido y venido a lo largo de los años, tras una separación de diez años. Actualmente se supone que siguen formados. Con un sonido durísimo, potente y ensordecedor, para siempre instalaron en los oídos de una generación sus temas sobre política y crítica social. RATM se formó en 1990 como un colectivo de músicos con herencias culturales distintas: Tom Morello, Zack de la Rocha, Tim Commerford y Brad Wilk, todos con influencias musicales tan disímiles y complementarias como el rock progresivo, la poesía declamada, el rap y el rock ‘n’ roll. Durante sus 10 años de carrera sacaron cuatros discos. Renegades, que consiste en versiones de otros grupos, fue lanzado en el año 2000, poco después de que De la Rocha dejara la alineación y se diera por concluido el proyecto. A partir de 2007 reaparecieron y se han juntado en tours y presentaciones especiales, pero ningún material nuevo ha sido anunciado.

***

Aunque algunos defienden a sus bandas y añoran que esos buenos tiempos que vivieron se repitan, otros sostienen que hay bandas que deberían retirarse de una vez por toda del mundo de la música.

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