Con la llegada del gangsta rap, el hip hop le dio un giro completo a su temática y estilo. Los días en los que Afrika Bambaataa y el Dj Kool Herc dominaban con sus sonidos los parlantes de cada rincón del South Bronx habían quedado atrás. Ya no era suficiente escuchar los vinilos repitiéndose una y otra vez para que una voz saturada de ecos rompiera con la monotonía de beat. Hacia mediados de los ochenta, los jóvenes MC’s comenzaron a poblar las calles con sus verdaderos sonidos: disparos y sirenas de policía.
Poco a poco las canciones de rap adquirieron una temática que apelaba más a los sueños de sus interpretes que a la realidad en las calles. Al soñar constantemente con convertirse en mafiosos, los gangsta rappers no hacían más que hablar de todo tipo de lujos obtenidos a partir de su victorias frente a sus rivales. Canciones como ‘Big Poppa’ del legendario Biggie Smalls dejaron ver que no les importaba nadie más en cuanto el éxito estuviera frente a su puerta a la orden del día; esa es una de las razones principales por las que la figura femenina comenzó a figurar en sus canciones como si ésta fuese un objeto del mismo valor que un auto o una mansión. Tanto así que podían presumir de tener más de una chica a su disposición.
Con esto el debate acerca de la violencia en las canciones de rap ganó un nuevo punto: la fuerte actitud machista de sus interpretes. Pronto los videos de rap fueron los culpables de crear exagerados estereotipos de cómo debería ser una mujer bella. Los músicos insistieron en seguir explotando esa distorsionada imagen femenina como recurso visual en cada una de sus producciones; lo hicieron hasta el punto en que la gente terminó por normalizar esa estética, llegando a exigirla no sólo en los videoclips sino en la vida diaria, creando así un estándar de belleza para esta época.
La prejuiciosa imagen ha permanecido hasta nuestros días por lo que algunos grupos activistas han solicitado a los raperos que muestren en sus videos mujeres más reales o que simplemente dejen de explotar la imagen femenina para vender y se enfoquen en hacer buena música. No obstante, nadie esperó que la crítica más fuerte hacia esta imagen viniera de uno de los propios representantes del género: Kendrick Lamar.
El 31 de Marzo, el rapero nos sorprendió con el lanzamiento de su nuevo single ‘Humble’ y las redes se encendieron como nunca; nadie podía dejar de hablar del revelador contenido del video. Pero, ¿cuál fue la razón de tanto revuelo? La canción de Lamar se pronunció en contra de los estereotipos femeninos sobre todo en los videos de rap donde las modelos afroamericanas tienden a ser más estilizadas a través de herramientas de edición digital. Con tan sólo tres versos el cantautor no sólo puso en evidencia su gusto por los cuerpos al natural sino que lanzó un manifiesto que condensa todo lo que la sociedad ha solicitado por años: el respeto hacia la mujer.
«I’m so fuckin’ sick and tired of the Photoshop
Show me somethin’ natural like afro on Richard Pryor
Show me somethin’ natural like ass with some stretch marks»
Si bien ‘Humble’ se convirtió en un fenómeno instantáneo, podemos decir que esto fue gracias a su impacto en las redes sociales. Anteriormente otros ya habían abordado el tema de la belleza femenina en sus canciones. En 2011 Dead Pres lanzó ‘The Beauty Within’, reconociendo no sólo la belleza de las mujeres afroamericanas, sino que exaltaba su decisión de llevar el cabello al estilo afro como un símbolo de identidad y resistencia ante una sociedad que exigía un peinado liso como señal de belleza.
Por su parte, J. Cole hizo lo suyo en 2013 cuando lanzó el álbum “Born Sinner”, en el que estaba incluida la canción ‘Crooked Smile’ cuya letra reafirma la idea de que nadie es perfecto. El rapero comienza diciendo que a pesar de tener una dentadura desaliñada y un aspecto imperfecto ha alcanzado la fama; para después proseguir exhortando a las chicas a que no dejen de ser quienes son sólo para gustarle a alguien, sino que ellas deben de ser valoradas por lo que son y no por lo que quieren que sean.
Incluso el mismo Lamar ya había mostrado su postura con anterioridad. Con ‘Keisha’s Song (Her Pain)’ del álbum “Section. 80” de 2011, trata de convencer a su audiencia acerca de los peligros as los que se enfrenta una mujer en cualquier barrio peligroso de Estados Unidos. Para lograr transmitir su mensaje se vale de la historia de Keisha, una chica de 17 años que opta por prostituirse para poder comer al día siguiente. El rapero, sabiendo que esa es la única forma en la que podrá causar un efecto en su audiencia, utiliza un leguaje fuerte para decir que más allá del trabajo que le han impuesto, la chica no deja de ser una mujer como cualquier otra; por esa razón es preciso hacer énfasis en la valorización de su cuerpo que es «el templo de Dios». Finalmente, Lamar remata la canción con un tono más personal revelando su deseo de proteger a las mujeres en su familia, especialmente a su hermana.
«My little sister eleven, I looked her right in the face
The day that I wrote this song, set her down and pressed play»
Con ‘Sing About Me, I’m Dying of Thirst’ del álbum “Good Kid, M.A.A.D. City” demostró que su intención de hacer música estaba directamente ligada a retratar la verdad; quizá algo como lo que ya se había hecho con el gangsta rap, sin embargo, Lamar no lo iba a hacer desde un punto de vista en el que tenía que complacer a alguien con ello sino con el de hacer entrar en razón a la gente, con la esperanza de que las cosas mejoren algún día.
Sin duda, el lanzamiento de ‘Humble’, junto con el enfoque que varios raperos le han dado al género, representa un futuro esperanzador para la música en función de que sus técnicas de marketing no sólo están atendiendo a lo visual, sino también a lo sentimental que es a lo que desde un principio debieron enfocarse, así aún más personas se sentirán identificadas con las diferentes propuestas que vayan apareciendo en los próximos años. Lo único que esperamos es que sigan teniendo ese impacto tan positivo en la sensibilidad y la percepción de su público.
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Fuentes
Vogue
Paper Mag