¿Quién no hubiera querido que el amor adolescente durara para siempre?
Para quienes aún siguen en esa etapa, aquí hay un adelanto: no va a durar. La euforia de los diecisiete años, aunque parece eterna, se va a desvanecer en algún punto de la vida cediendo su lugar a una seriedad que hace que cualquiera añore el beso debajo de un árbol o la emoción que se quedó escondida en algún lugar donde dos niños creyeron amarse locamente. La ferocidad de la pasión que existe entre esas dos personas sólo puede compararse con una canción de rock, como aquellas que hace que el cuerpo se crispe haciendo que, una vez más, añore la sensación de un viejo amor.
Sobran las canciones para describir el vacío que queda después de la adolescencia, sin embargo, todas evocan cierta tristeza; trabajos como el que Placebo hizo en 2003 con “Special Needs” hablan más bien de la inevitable devastación que un adiós deja a su paso. Pocas canciones retratan la necesidad de regresar a esa edad dorada para poder amar de tal manera.
Afortunadamente hay quienes siguen atendiendo a esa necesidad de euforia con su música, su sonido se mantiene fiel a la rebeldía con la que iniciaron y eso es, para quienes quieren revivir un recuerdo adolescente, una buena noticia. Una de las últimas canciones en tocar este sentimiento fue “The Way That You Used To Do” de Queens of Stone Age. Con un acompañamiento marcado por el ágil rasgueo de guitarras distorsionadas, la letra nos habla justo de ese amor que se manifiesta como una enfermedad mental que lleva a dos jóvenes a la locura, pero sobre todo, de la manera en que, a pesar del tiempo, algunas personas como Josh Homme esperan que su pareja los siga amando con la misma pasión que cuando se conocieron.
Dentro del disco Villains, además de “The Way…” están incluidas otras canciones que hablan de todo aquello que se fue con la adolescencia. Siempre acompañadas de sonidos eléctricos, composiciones como “Domesticated Animals” —que no se aleja completamente del clásico sonido de la banda—, se apresuran a asegurar que todos, casi sin darnos cuenta de ello, abandonamos la furia de la juventud para acomodarnos en la placidez que sugiere la vida adulta. El instinto revolucionario de la juventud, al igual que la intensidad del amor adolescente, acaba por extinguirse pasa ser reemplazado por una sensibilidad cuadrada y sin mucho brillo.
“Head Like a Haunted House” —que es la canción más vieja del disco— es justo lo que nos demuestra que QOSA no tienen prisa de coronarse como leyendas. Finalmente, ése es un título que se le da a las agrupaciones avejentadas que se niegan a morir. Es entonces cuando el nombre del álbum y su portada cobran sentido, el tiempo es esa entidad diabólica que ciega a las personas llevándoles a adorar héroes falsos que poco a poco implantan sus ideales en mentes cada vez más inocentes; al percibir esto Queens of Stone Age —o al menos Homme— decidió mostrarse como villanos al hacer de Villians un álbum sin pretensiones, y eso no podía percibirse en otra canción que no fuese “The Evil Has Landed”, una canción a la que no le falta nada: tiene justo ese riff rasposo y rápido hecho efectos vintage como el fuzz y el octavador, además de un estribillo atrevido y extremadamente sensual.
Con un “come close” la banda invita a su público a no dejarse llevar por esa falsa madurez que exige a las personas cambiar sus hábitos por completo, los incita incluso a alejarse de la falsa gloria que promete esta evolución y mantenerse en un punto medio en el que la locura juvenil pueda convertirnos, de vez en cuando, en ese villano que se deja manipular por sus pasiones para volver a sus inicios de amante rebelde y eufórico, vamos, a volver a amar la vida como solía hacerlo, sin otra pretención más que la de permanecer en ese estado de pasión en su más pura expresión.