Las cosas más extrañas que puedes hacer en un festival

Las cosas más extrañas que puedes hacer en un festival

Las cosas más extrañas que puedes hacer en un festival

A pesar de todas las diferencias que nos dividen constantemente, nuestros antecedentes, edades, ritmos de vida, siempre podemos unirnos bajo el manto envolvente de la música. Cuando disfrutamos de un concierto, lo que nos divide desaparece y nos fundimos con la música y con quienes compartimos este placer que, aunque dura un momento, se queda para siempre en nuestra memoria y en las mejores cuentas de Instagram. Al acudir a un festival, esta experiencia se multiplica, no solo por la cantidad de exponentes que podemos presenciar, sino por la esencia liberadora de estar ahí, en ese instante irrepetible, nada se compara con las posibilidades que tenemos Right Here, Right Now.

Nos deshacemos de nuestros prejuicios, nuestros miedos y nuestra ropa de oficina para dejar salir a nuestro verdadero yo, olvidándonos del mundo allá afuera; un festival existe dentro de un universo propio en el que por un mágico momento todo es posible, pero tenemos que atrevernos a tomar las oportunidades. En los festivales hay experiencias increíbles y extrañas que solo pueden darse cuando te atreves a vivirlas sin pensarlo demasiado y sin miedo a arrepentirte, aquí y ahora:

Lanzarte de la tirolesa o del bungee

Ya estás ahí, la música exalta tus venas, el viento despierta tus sentidos y la aventura te llama. Tal vez si esta fuera una ocasión normal no considerarías ni por error separar tus pies del piso para experimentar la sensación de caída libre. Pero aquí es diferente, aquí eres otro, aquí te atreves a todo. Festivales como el Corona Capital nos dan la oportunidad de lanzarnos por la tirolesa, los festivales de música electrónica, por ejemplo, han empezado a incluir saltos del bungee. ¿Te atreverías?

Convertirte en color

Estos festivales de color son un placer para todos los sentidos. Mientras tus oídos se pierden en la música, tus ojos son testigos de un arcoíris que existe solo para los asistentes del festival, solo por unos instantes, antes de adherirse a su piel y a su ropa para transformarlos en una obra irrepetible de arte.

Multiplicarte a ti mismo

En el Túnel de Espejos Bonobo puedes multiplicarte infinidad de veces y tomarte una foto para presentarle a Instagram todos tus yos. A través de esa foto recordarás el momento en el que atravesaste mil universos de fractales para volver a recolectarte en una única y perfecta versión de ti mismo.

Tomar las mejores fotos y los mejores tragos

En el Container de Hipnosis puedes hacerlo todo: tomarte una foto 360 para subir inmediatamente a tus redes y plasmar ese increíble momento aquí y ahora; probar un trago sorpresa preparado por los mejores mixólogos justo al momento, delante de ti, para que tú decidas cuánto pagas por él. Todo mientras disfrutas de la mejor vista del festival. Además, puedes cargar tu celular para que no dejes de tomar fotos y videos que narran todo lo que te pasa en Instagram, le sigas llamando a tu amigo que no pudo ir para que escuche todo el set de su banda favorita y, lo más importante, no te quedes sin transporte al salir.

Ponerte Medieval

Vestidos al estilo antiguo, justas entre caballeros, hidromiel y otros exquisitos anacronismos han sido la esencia de los festivales medievales desde que se inventaron. Pero, ¿te lo imaginas en un festival de metal? Sucede también y para no quitarle la brutalidad, puedes aprender a arrojar hachas hacia blancos de madera o lanzas hacia montones de paja, como todo un caballero templario. ¿Listo para probar tu puntería? Recuerda que en caso de un apocalipsis zombie, estas habilidades serán imprescindibles y de paso te transportas a un mundo completamente distinto, que nunca existió más que en la imaginación de los asistentes.

Aunque las experiencias que vivimos en un festival son irrepetibles, la transformación por la que atravesamos se queda con nosotros para siempre. Vive el inigualable placer de un festival tanto como sea posible, ¿cuál será tu próximo momento Right Here, Right Now?

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