“En los días de música triste
oigo tu voz correr en el tiempo.
Cúlpame por extrañar los días en que tú estabas aquí”
–Juan Cirerol
Pocos nombres suenan como eco dentro de la música mexicana. Aquellos que son mencionados una vez y al poco tiempo se repite hasta que se vuelve un poco más constante y comienza a escucharse con más fuerza. Juan Cirerol es un artista que ha estado latente dentro de la industria y actualmente está listo para explotar y llegar a los oídos de más personas que repetirán su nombre en medio del eco. La genialidad del cantautor de Baja California es un elemento único en la música latinoamericana; sus intensos guitarrazos y tonadas tradicionales nos traen un pasado que se pensaba perdido y al mismo tiempo crea una evolución constante en el trabajo de lírica dentro de su trabajo.
Cirerol lleva 10 años interpretando complejos temas que toman como base la tradición de algunos cantantes mexicanos mezclándolo con el country norteamericano. Ha sido llamado incluso “El Johnny Cash mexicano” con toda razón. Su implementación de temas personales dentro de corridos, baladas y canciones folk que dan un pequeño aire de punk invitan al escucha no a cantar y brincar junto con el artista, sino a sentarse para disfrutar las historias y cuentos que hay detrás de esa voz traviesa y esa guitarra salida de los años 60.
El sonido cálido y honesto de las canciones de Juan Cirerol han recorrido distintas partes de México y de Latinoamérica y su recuerdo se queda grabado en los escuchas quienes repiten su nombre con entusiasmo y cariño. El artista lo reconoce. Sus ojos experimentados miran hacia distintas direcciones tratando de rememorar las cosas que ha visto durante su largo viaje y un brillo sale de ellos cuando piensa en que dentro de poco llegará al Lunario del Auditorio Nacional. Su presentación, según el hombre de mirada honesta, es un punto alto en su carrera y uno que podría mostrarle un camino nuevo para evolucionar como artista.
Su sonrisa escapa en una reacción posterior a escuchar los halagos que compartimos con él y después de reposar su atención sobre la mesa dirige su mirada hacia nosotros. Comenzamos el intercambio donde buscamos encontrar lo que piensa el cantautor sobre su próximo evento y preguntamos si trabaja en algo especial.
“He trabajado mucho en esto del Lunario”, dice sin reparo mientras extiende sus brazos. “Desde que inició el año he estado haciendo los preparativos, contactar músicos. Es el evento más importante de mi año porque es el primer escenario formal en donde presentaré mi show. Con formal me refiero a que es mi primer taquilla solo y estoy muy feliz con eso.”
Se nota fresco, como si acabara de salir de un lago purificante. Su rostro se ve más maduro dentro de un estado neutral. Afirma con su cabeza repitiéndose lo que acaba de mencionar. Interrumpe su movimiento para escuchar de palabras ajenas cómo pasó de tocar en las calles y en escenarios pequeños a uno tan cercano al más importante de todo el país. ¿Después de eso? “Estoy preparándome para hacer el siguiente disco. Quiero que sea más grande musicalmente, que tenga más peso. Que no sea solamente mi guitarra. Ahora estamos presentando un nuevo EP ‘En los días de música triste’, que también es el nombre del sencillo que contiene”. Vocablos escapan de su boca como en un respiro imperceptible. “Es una canción muy bonita que me gusta porque habla de las heridas viejas que a veces no podemos evitar tener.”
” […] Consciencia espiritual. Más que algo político o social, invito a hacer algo más de reflexión personal interna.”
Hablar con Juan Cirerol crea una cercanía inexplicable. Sus canciones se convierten en una visión tan familiar que parece revelar tanto de él sin necesidad de tenerlo de frente. Es considerado por muchos el mejor autor de música en México en la actualidad y aún así busca llevar su poesía un paso más adelante. Observa sus manos mientras enreda los dedos y confiesa: “Las letras las tendré mejor diseñadas. Quiero hacer algo más a consciencia en la cuestión de las letras. En la música: hacerlo más grande. Todavía no estoy seguro de cómo saldría lo siguiente. Lo que me gustaría es estar un buen rato en la preproducción haciendo un sonido que no se salga de la misma línea que yo tengo, pero que sea más digerible para llegar a más público.”
El trazo de su búsqueda a futuro nos hace preguntarnos si busca provocar un despertar en su audiencia. Al hacerle ese planteamiento sus cejas sugieren un atisbo de preocupación que se ve mitigado cuando aclara que lo que busca es crear una consciencia espiritual. “Más que algo político o social, invito a hacer algo más de reflexión personal interna”. Su mirada se aligera y parece que pudiera ver dentro de nuestra alma.
Cirerol no es un intérprete común. La forma en la que hablan sus seguidores de él destaca de entre cualquier otro compositor. Existen historias sobre pláticas con él y la influencia que incluso ha tenido en círculos de poesía. En parte es un Bob Dylan moderno y también un explorador de universos. “La verdad, yo tenía una idea de darme a notar primero entre la gente que trabaja en la creación.”, comenta jugando con sus uñas después de escuchar esa comparativa poética.
No sólo es una figura más de la escena, también interactúa con ella y aprende del resto de los músicos. “Ahora he tratado de escuchar la música de las personas cercanas. Antes escuchaba muchos artistas viejos, o nuevos pero que no estaban dentro de mi círculo de trabajo. Ahora estoy escuchando más de los artistas que están cerca y los estoy ‘leyendo con el oído’. Busco lo que hacen, veo cuál es el ambiente sonoro de mi entorno.” Después de una breve discusión sobre la falta de poesía en la música mexicana extiende los brazos y cuenta “Yo creo que para todo hay gente. La música que ahora se oye mucho es aquella que combina la letra y la música, pero hay quienes también se concentran sólo en la música. A mí me gusta mezclar las letras. Mi poeta favorito es Bukowski y lo estoy leyendo otra vez para inspirarme en algo que ya conozco.
“[…] Los estoy -leyendo con el oído-. Busco lo que hacen, veo cuál es el ambiente sonoro de mi entorno”.
Al considerar la posibilidad de éxito internacional y su impacto en la música mexicana se aleja brevemente de la mesa en la que estamos situados. “Es conocidísima en todo el mundo”, sonríe. “Algo que me queda claro es que la música tradicional vernácula es admirada en lugares como Colombia, Chile y Argentina. La gente la conoce más de lo que a veces me podría imaginar yo. Se me hace muy curioso que vas a Chile y en una cantina están cantando “El Rey”. Vas a un restaurante y hay alguien que conoce a Juan Gabriel.” deja salir una breve risa. “Y me atrevo a decir que pasa lo mismo con el rock nacional. Es una música que llega a muchos lados.
A mí me gustaría ir a Europa. Espero que en los próximos años se pueda hacer.”
“Confío mucho en mi trabajo porque sé que es bueno. Lleva cariño, lleva corazón”.
Poeta o cantante, Cirerol conoce su talento y también lanzará un libro de poesía por parte de Mono Ediciones en los próximos meses. “Es una recopilación de canciones sin música”, platica contento y asegura: “Me gustaría llegar a más público. Hacer discos más profesionales, quizá que tengan un impacto positivo para la gente. Y probablemente ganar algún Grammy.” Inventa una pausa y continúa: “Estar nominado sería bonito. Sería bueno ser parte de una celebración de ese tipo, porque es la Academia de la música. Eso se me hace muy atractivo. Más que por el reconocimiento, por el placer de entregarle a tu familia cosas de ese tipo. Entregarte a ti mismo el gusto de ponerte alguna meta y lograrla.”
“No hay nada más bonito que la música. Me siento listo. Algo nervioso, pero confío mucho en mi trabajo porque sé que es bueno. Lleva cariño, lleva corazón, lo que se necesita para llegar a la gente. Con ganas de ver el trabajo representado de forma bonita.” Algo despierta dentro de nosotros como si estuviéramos escuchando sus canciones todo el tiempo. Dentro del joven músico frente a nosotros existe un hombre experimentado que ha cruzado distintos caminos.
Su presentación en el Lunario del Auditorio Nacional marcará un momento importante en su carrera. Es el punto más alto que definirá los años de trabajo y de dificultades que atravesó. El tiempo ha pasado y su nueva etapa podría resultar en una multiplicación del éxito que ha logrado en los círculos de artistas. El futuro se ve brillante para Cirerol, quien antes de levantarse por fin, accede a que le hagamos una última pregunta… una cliché.
“Sería clasificador de algodón. Eso hacía mi papá.” Responde después de pensar qué sería si no fuera músico y a la vez todo se explica de forma más amplia. “Desde que él falleció, hace 17 años, me hizo mucha falta su presencia y con la música logré mitigar esa carencia. Si no hubiera muerto, estaría haciendo lo mismo que él.”
Un par de segundos pasan y sus manos –que estaban atadas sobre la mesa– finalmente se liberan junto con una sonrisa. Inclina su cabeza y sus ojos, que insinúan las miles de historias que tiene por contar. También revelan su placer por remembrar el camino que finalmente lo dirige al Lunario del Auditorio Nacional. Su postura y la frescura de su rostro nos muestran que, a pesar de que ya pasaron 10 años, Cirerol es un joven de la industria.
La ligereza de sus brazos al dar un abrazo de despedida recuerda el cariño de sus fanáticos y el futuro que le espera al cantautor que revivió el lado de Bob Dylan y Johnny Cash para mezclarlo con música mexicana.
La presentación del EP “En los días de música triste”será el 12 de noviembre en el Lunario del Auditorio Nacional. Si quieres ganar un pase doble debes responder dos sencillas preguntas que el cantautor acaba de explicar:
¿Cuál es el poeta favorito de Juan? Y si no hubiera sido músico, ¿a qué se habría dedicado Cirerol?
Da la respuesta en nuestras redes sociales y escucha a Juan Cirerol, e
l Johnny Cash
mexicano, en vivo.