Sin importar el día, la hora o el estado de ánimo, siempre existirá una canción de Radiohead que se acople de manera perfecta con el momento que se vive. Quizá se deba al dinamismo de sus tonalidades, las cuales se transforman en cada disco como reflejo creativo de sus integrantes. Este perpetuo acto de experimentar ha logrado cambios drásticos pero dignos de ser aplaudidos en álbumes tan diferentes como lo son Kid A, The King of Limbs y el reciente álbum A Moon Shaped Pool.
Desde sus inicios, Radiohead entendió que la música rompe con las barreras del tiempo y los límites geográficos, por eso era necesario entregar el alma en cada aspecto que rodea su música. En este total compromiso con su pasión y el mundo que la soporta, la banda originaria de Abingdon, Inglaterra, ha propuesto nuevas formas de crear un puente entre sus discos y el público, envolviéndolos en las temáticas centrales que inspiran a cada uno de sus elementos discográficos.
En medio de todo este universo de guitarras, efectos y letras está Thom Yorke, quien es reconocido por su sexy ojo dormilón –que parece estar en un guiño perpetuo– y sus múltiples cortes de cabello y looks que se han ido transformado con cada disco. La versatilidad de su estilo parece estar relacionada con su proceso creativo e introspectivo que nutre a sus composiciones. En la década de los 90 necesitaba ser ese joven rubio con el corazón roto para alcanzar los altos tonos de “Creep” y en tiempos actuales tiene que ser el frágil pero apuesto bohemio cincuentón tratando de encontrar las respuestas más profundas a la vida como se aprecia en “Daydreaming”.
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Pablo Honey, la época de ser rubio
Corría el año de 1993, los jóvenes sentían la vigorizante energía de los estupefacientes mientras veían videos trippy en MTV. Ahí, en ese momento weird, surgío Radiohead con canciones menos agresivas del grunge (hablando del sonido) y con un as bajo la manga llamado “Creep”. El tema le tocó el corazón a todos los adolescentes que en ese entonces se sentían como freaks o incomprendidos. El mejor gancho era el vocalista quien tenía exactamente el mismo look que el de sus nuevos fans: ropa sucia de hace una semana, cabello semi largo y desalineado y un rubio que afirmaba el tan sonado coro «I’m a creep, I’m a weirdo». En esa época Thom Yorke tenía unos 25 años y tenía todo el derecho a vestirse como quisiera.
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Ok Computer, la paranoia y el delirio de persecución
Después del Pablo Honey llegó The Bends; entre estos álbumes no hubo cambio significativo en el look de Thom Yorke. Fue hasta 1997, con la llegada de OK Computer, que a Thom se le acabó el agua oxigenada y se cortó el cabello. Su look era entre rapado y corto-despeinado. Es probable que su nueva imagen era el resultado de su paranoia de androide y todas las teorías de conspiración que expresó en su nuevo material. En ese entonces nuestro amado Yorke parecía recién salido de algún centro de rehabilitación después de sufrir algún delirio de persecución.
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Hail to the Thief, el comienzo de un estilo elegante
Después de la tormenta viene la calma y ya con unos 35 años, Thom Yorke pudo ordenar su cabeza. Gracias a Dios escuchó a su estilista y le dejó que le diera forma a esos cabellos que llevaban década sin acomodarse. Ahora se veía a un elegante Thom al frente de una banda que ya llenaba festivales internacionales y se convertía en un referente para la música contemporánea.
https://www.youtube.com/watch?v=Wwdj3EAAOl4
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Kings of Limbs, el nacimiento del Thom bohemio
La época de introspección profunda llegó con un cambio significativo en Thom. Cuando se estrenó el video de “Lotus Flower”, el público –y las mujeres– se quedó con la boca abierta al ver su sombrero de copa, su cabello largo, una barba semi desalineada, un semblante demacrado y unos pasos de baile que nadie imaginaba podrían venir de él. Ese look trascendió en la cultura popular y confirmó que Yorke es como los vinos, entre más viejos mejor se ponen.
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Moon Shaped Pool, la consolidación de charming man inglés
Thom Yorke tiene casi 50 años. Pasó por la etapa de adolescente weird, la paranóica, aquella en la que quería derribar el sistema y la espiritual. Hoy es un hombre respetado y con clase. Pasó de las chaquetas de cuero a los sacos y abrigos que dejan de ser aburrido cuando se combinan con una cabello largo y una barba larga.
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