Resulta perturbador ver al Alex Turner de 2006, comparándolo con el de ahora. Es como si un rockstar del espacio exterior haya absorbido al adolescente de cabello al estilo Oasis para convertirse en algo diferente. Sin embargo, no resulta tan sorprendente cuando vemos que el hombre ha estado en un cambio constante desde la primera vez que lo vimos en la televisión interpretando I Bet You Look Good on the Dancefloor con unos simples jeans, una playera sencilla y su guitarra blanca (parecida a la de su ídolo Albert Hammond Jr.).
En aquél video, Alex nos advierte: “No se crean el hype”, con una voz adolescente, tímido, inseguro de que el éxito llegará para ellos. Sin embargo, cuando notó que el hype sí era verdad y que el mundo entero se volvía loco por ellos, comenzó una constante transformación que nos mostraría distintas facetas de un personaje que bien podría ser el último rockstar de la historia (al menos como lo conocemos hasta ahora).
Durante sus dos primeros discos Whatever the People Say That I Am… y Favourite Worst Nightmare, Turner mantuvo su imagen, pero cobrando cada vez más seguridad en el escenario, convenciéndose de que pertenecía a una de las mejores bandas del momento, ya no viendo con timidez a la audiencia, sino con una mirada retadora dentro de atuendos sencillos que lo encaminaban lentamente hacia un estilo más serio.
En ese periodo, la influencia de su colega y amigo Miles Kane (con quien formó The Last Shadow Puppets) fue más que notoria y ambos pasaron por una época “Beatle” asemejándose a Paul y a John del cuarteto de Liverpool, entregando unas canciones más cercanas a un estilo francés que a lo que ambos habían creado previamente.
Cuando Humbug, su tercer grito, salió a la venta, todo cambió. Aunque Alex parecía ser el mismo, su música y aspecto eran bastante más diferentes, como si el chico del pub de pronto se adentrara a una cantina oscura y comenzara a observar al mundo de una forma distinta. Su cabello largo cubría el rostro y era la viva imagen de un joven rockstar. Como si la adolescencia hubiese desaparecido en dos segundos, cobró fuerza y ya no se quejaba sobre la estupidez de las personas, sino que se adentraba en un ambiente romántico y oscuro.
Pero el cambio más grande llegó con Suck it and See. Los sacos y abrigos desaparecieron, siendo reemplazados por chamarras de cuero, una novia modelo, un montón de motocicletas y una voz digna de un cantante de cabaret, listo para conquistar a la mujer que baila junto al piano. Y aunque el mundo entero amaba su cabello largo y el look pandroso, decidió cortar su cabello a un estilo rockabilly para acompañarlo con unas botas militares, dispuesto a declararle la guerra al amor. Las gafas oscuras se hicieron cada vez más comunes, hasta que sus ojos desaparecieron en el olvido de las cámaras de los paparazzi.
Al poco tiempo, la transformación en rockstar estaba casi terminada. Llegó el AM, el álbum que lo definiría como el ícono de nuestra generación. Nada quedaba del acné adolescente, y del canto amateur. Sobre el escenario estaba un hombre que sabía lo que hacía. Soltando patadas en el escenario, gritando, conquistando a las mujeres y hombres de la audiencia con su coqueto tono atrevido. Esa fue la imagen que más perturbó a quienes lo recordaban como el chico del video de I Bet You Look Good, y aunque muchos esperaban que “despertara” y volviera a sus raíces, ese fue sólo el inicio de un cambio mucho más grande que tomaría cinco años en concretarse.
Desde 2013 hasta 2018, Turner siguió perfeccionando esa imagen mezcla de biker norteamericano y cantante de cabaret europeo. Sus experimentos de looks distintos con Miles Kane le ganaron una serie de burlas que se detuvieron cuando finalmente volvió con los Arctic para crear Tranquility Base Hotel & Casino, su álbum más reciente. Bastó ver la primera imagen promocional para saber que la mutación estaba completa y que teníamos finalmente al ídolo al que el mundo estaba esperando.
Ah sí… y ahora se rapó el cabello. Pero así como Bowie, Dylan, Prince o hasta los mismos Beatles, Alex Turner ha demostrado que la evolución en las personas no debe ocultarse y que siempre debemos dar paso al cambio. No sólo su imagen ha cambiado, sino que también su mentalidad, y hasta su música. El constante cambio es necesario para seguir avanzando, y hallar nuevos mundos, y ofrecer al mundo la locura. Él nos dijo «Don’t believe the hype», pero lo hicimos, y valió la pena.