Todo transcurría con normalidad en la entrega de los MTV Video Music Awards 2009 cuando Taylor Lautner y Shakira entregaron el premio al mejor video de aquel año. La ganadora fue la principiante y talentosa Taylor Swift por su video para “You Belong With Me”. Sin embargo, a medio discurso, Kanye West se levantó a interrumpir en favor de Beyoncé.
Desde entonces, la rubia quedó como una víctima y más que exigir una disculpa o hablar al respecto frente a una cámara, la cantante ha aprovechado este mote para hacerse de fama y prestigio, porque aunque no lo haga de manera intencional, es reconocida por tener la peor de las suertes, de ser atacada por otros famosos y de cosechar enemigos sin motivo.
O al menos, eso es lo que ella aparenta frente a las cámaras. Puesto que algunos años después, Kanye West publicó un single llamado “Famous” que reza «Siento que Taylor y yo todavía podríamos acostarnos. ¿Por qué? Porque yo hice famosa a esa perra». Luego de cientos de críticas, Kanye aseguró que la cantante sabía que la canción diría esa frase, pero ella lo negó, continuando con la fama de víctima, porque al final, eso es una gran estrategia publicitaria.
No está mal sacar jugo de las tretas de los demás, pero, nos guste o no, Swift se ha ganado a pulso las críticas debido a que no es la única vez ni la única manera en que ha aprovechado dichos momentos para hacerse de popularidad. Por ejemplo, en sus relaciones amorosas —las cuales termina siempre con el corazón roto— encuentra un reemplazo que la consuela y le da mucho más material para nuevas canciones. Pero, ¿en verdad es tan malo sacar provecho de ello?
¡No!
Los artistas tienen momentos catárticos constantes y de ellos nacen sus mejores piezas. Con esto como premisa, Taylor lo hace con cada una de sus rupturas amorosas, mismas que aprovecha para tener nuevas canciones que a decir verdad, nos identifican a muchos de nosotros. Para las revistas y las personas en general, ella es una mujer llena de soberbia que, en efecto, ama hacerse la víctima. Como en aquella ocasión en la que —se dice— dejó a su novio para conseguir la fama.
Quizá Taylor no tenía intenciones de abandonar a su chico Sam Amstrong, pero la música es su verdadera pasión y fue así que halló refugio en Joe Jonas, el mediano de los famosos hermanos quien parecía quererla y mantenía la fiel creencia de que juntos podían hacer grandes cosas. No obstante, a través de una llamada de 27 segundos, el cantante terminó con ella y enseguida Taylor escribió “Last Kiss” y “Forever and Always”. Fue entonces que descubrió que era un gran ejercicio de valoración.
Pero en 2009, cuando la fama de la cantante comenzaba a subir, conoció a Lucas Till, el modelo para el video que la llevaría a ganar el MTV tan polémico. Según las palabras dichas por él a MTV, Taylor era una de las personas más obstinadas que había conocido y cuando quería algo, lo obtenía a como diera lugar así que prefirió tenerla como amiga…
Más tarde llegó Taylor Lautner y a él le dedicó “Back to December”, porque al terminar con él, ambos permanecieron en un estado de depresión del cual Swift salió rápidamente pues se topó con John Mayer. Hasta este punto, había sido nombrada como una de las villanas más nefastas de la industria por dedicarle canciones un tanto tristes y con tintes de reclamo a sus exnovios, pero a decir verdad, sólo estaba librándose de patanes como Mayer, quien gustaba de jugar con las mujeres, en especial si eran menores que él. Taylor recita en “Dear John” que los abusos de John sobrepasaban su paciencia, pues no era la primera ni la última mujer víctima de la locura del cantautor.
A pesar de ello, salió con Jake Gyllenhaal, quien era bastante mayor también y que, al igual que John, sólo buscaba un poco de diversión. La diferencia es que el actor siempre fue un tipo noble y lindo, que parecía que jamás iba a abandonarla, pero al final, simplemente se fue. Así lo canta en “The Last Time”.
Otra vez los tabloides la posicionaban como «la exnovia malvada y loca». Esta fama de “mala mujer” sólo consiguió que la cantante tuviera la necesidad de crear más historias trágicas, llenas de tristeza y un sentimiento genuino. De este modo, conoció a Conor Kennedy con quien sostuvo un romance poco sano y que reflejó claramente en “Begin Again”, pero al deshacerse de él, llegó a su vida otro problema: Harry Styles.
Es bien sabido que el ex One Direction gusta de salir con mujeres hermosas, pero Taylor es más que eso. Por lo consiguiente, no estaba dispuesta a tolerar que el cantante la usara como un simple adorno. No obstante, la separación le fue muy dolorosa; tanto, que no le dedicó una canción, sino un disco entero: 1989.
Justo en este momento, la rubia luchaba por la igualdad de las mujeres más que nunca. Por esto mismo intentó alejar a su amiga Selena Gómez de las manos de Justin Bieber, pero en lugar de ver el acto como una señal de valentía, quedó como la mala (sí, otra vez) en la historia de su colega; tan es así que todos en absoluto vieron en su video “Shake It Off” una ofensiva y estereotipada historia. Ésta le sirvió para ser llamada racista y, nuevamente, ser una cantante perversa en busca de la controversia.
Luego de librar los rumores sobre su falta de tacto, la chica, cuya carrera iba en asenso, se llenaba más de horror. Fue captada con Calvin Harris y con esto comenzaba una nueva relación que se veía caer lento mucho antes de empezar. No obstante, estuvo con él cerca de 16 meses que le sirvieron para madurar, entender mucho mejor el amor y que su libertad es primero, por lo que decidió vivir para ella misma.
Luego del apoyo del DJ a su chica tras sus interminables peleas con Kanye y de ser una pareja criticada, pero estable, Taylor tomó la decisión de no detenerse ni privarse de las maravillas del amor y el gozo, por lo que salió con Tom Hiddleston y se olvidó de todo lo demás. Es decir, no tuvo reparo en ser ella misma, en disfrutar de su cuerpo y en disfrutar el momento. No sin antes dedicarle “Look What You Made Me Do” a Harris…
Sí, lo señaló como el culpable de su comportamiento, el cual —dicho sea de paso— es el que la ha hecho libre.
Pero más allá de culparlo o no por su nuevo estilo de vida, Taylor Swift se encargó de reiterar lo que intentó dejarle claro a Kanye West en el lejano 2009: ella es libre de hacer lo que desee. No importa si se trata de un disco para su exnovio, una canción country que evolucione a pop o brincar entre porristas rubias. Ella es libre, fuerte, talentosa y poderosa.
Si a eso se le llama no tener corazón, entonces Taylor Swift es una mujer desalmada, sin un poco de tiento, pero que disfruta de la vida y aprovecha las oportunidades que tiene para crecer, expresarse y ser ella misma. Así que, ¿qué hay de malo en ser una mujer sin corazón?