Mi concepto del cielo y el infierno es que en el momento de la muerte te das cuenta de que tu vida era plena y buena, eso es el cielo. Y si piensas: “Oh, debería haber hecho esto o lo otro”, creo que es un infierno
—Inge Ginsberg
La variedad es un valor importante en la música. Un sonido peculiar, sea o no de tu gusto, siempre te dará algo más para que pienses, algo que te confronta con tus propios prejuicios. Eso sucede con Inge Ginsberg y Inge y los Tritone Kings, quienes mezclan lo que parece ser el glamuroso canto de jazz y música de salón de los años 50 con death metal. A medida que crecemos dejamos a un lado nuestras pasiones y sueños por las cosas mundanas que tenemos que hacer día a día. Inge Ginsberg es una mujer judía que nos da un gran ejemplo para nunca dejar al lado las cosas que queremos realizar a pesar de los impedimentos que tengamos, como la edad. Nunca deberíamos dejar de hacer lo que sentimos, aunque sólo sea para saciar alguna necesidad instantánea. Todos estamos en el mundo por algo y tenemos un propósito.
El documental Death Metal Grandma, hecho por Leah Galant para el New York Times, detalla al equipo de Inge Ginsberg y los jóvenes músicos, que con el tiempo se convirtieron en grandes amigos. Los jóvenes músicos la convencieron de interpretar algunos de sus poemas en vivo y acompañados con música death metal, lo cual da otra perspectiva única e improbable a la poesía.
Detrás de cada una sus canciones hay un mensaje. Nos enseña a cuidar el planeta, a valorar lo que tenemos y a no reemplazarlos. Ginsberg asegura que es importante, una vez que cumples cierta edad, rodearte de jóvenes para probar cosas nuevas y darle un toque distinto a tu vida diaria. Es por eso que ella decidió concursar en la versión suiza del famoso programa America’s Got Talent, y plasmar su ideología y creatividad para el deleite de los demás.
Cuando la persecución contra los judíos empezó en Europa, su mundo empezó a desmoronarse. Varios de sus familiares terminaron en campos de concentración o desperdigados en su huida hacia otros países. Ella y su entonces esposo, Otto, decidieron huir a Estados Unidos después de vivir secretamente en Viena cerca de dos años. En la nación de las barras y las estrellas encontraron una oportunidad para comenzar una nueva vida. Fue ahí donde se dieron cuenta de que no tenían nada más que su talento musical, así que emprendieron un camino en ese ámbito y compusieron canciones como “Try Again”, de Dean Martin, y “Merci, Merci”, de Nat King Cole, entre muchas otras. Sin embargo, culminada la guerra y tras algunos episodios de espionaje en los que se vieron envueltos, decidieron volver a Europa. La segunda fase de su carrera musical daría inicio en 2014, con una candidatura como representante de Suiza en el concurso de Eurovisión, con una canción sobre el suicidio entre los jóvenes. Sin embargo, en 2015 comenzaría a componer y ensayar con Tritone Kings, los metaleros pintados de calavera que la han acompañado desde entonces.
Ginsberg asegura que siempre ha sido escritora, y todos sus poemas tratan un poco sobre lo que ella vivió en el Holocausto, pero siempre con un lado oscuro. La temática de la mayoría de los poemas trata la mortalidad del ser humano, la destrucción de la Tierra y la soledad. Para ella todo esto, además de ser un juego, es una forma de sentirse viva y tener una razón para levantarse cada mañana. El truco, al interpretarlos, está en hacerlo de una forma única y algo parecido a estar enojada, pues a fin de cuentas así es el death metal. Todo esto da un toque original y completamente distinto a lo que estamos acostumbrados, pues quién mejor para interpretar ese juego de palabras que ella: una sobreviviente del Holocausto.
Después de todo lo que le pasó, Ginsberg decidió refugiarse en el death metal. Al fin y al cabo, es una gran forma de desahogo y otra para reinventarse cada vez que interpreta algo. Ella asegura que no es cantante, por lo que el death metal es una gran forma para abrirse paso al mundo de la música. El único propósito de Inge Ginsberg es ser el centro de atención del público, y claro, ser escuchada.
::
Si te gustan las figuras peculiares de la historia, ahora puedes leer sobre Gudrun Hurwitz, la princesa nazi que se convirtió en la favorita de Hitler.