No es un héroe. Kurt Cobain sólo fue un adolescente frustrado que irrumpió en la música para sacar sus traumas y depresiones. La historia reconoce su legado –nadie lo duda–, pero al pasar los años el círculo de “Smells Like Teen Spirit” pasó de ser un elixir de la vida a una repetitiva canción de secundaria. Cuando sientas que Nirvana ya no es suficiente, hazle caso a tus oídos, entrégate a un mundo más allá del grunge y saborea el “Psycho Candy” de The Jesus and Mary Chain.
No te sientas ofendido, así como tú hay millones de personas en el mundo que idolatran el trabajo de Kurt, Dave y Kris, pero cada cierto tiempo es bueno escuchar algo diferente. The Jesus and Mary Chain es un grupo que nació en las frías tierras de Inglaterra a finales de la década de los 80. Todo inició con los hermanos Jim y William Reid, unos jóvenes extraños e introvertidos. Ellos eran la clase de chicos que apagaban las luces para escuchar los discos de Joy Division, The Birthday Party y Velvet Underground, de ahí su peculiar gusto por los escenarios oscuros y el ruido.
En 1985 cambiaron la historia al estrenar el álbum “Psycho Candy”. Su sonido era distinto a todo lo que existía, sobresaturó sus guitarras, subió todo el volumen a la distorsión y tocó un acorde tan áspero que hacía indescifrable sus notas. Su legado fue hacer música tan ruidosa que resultaba estimulante.
Los jóvenes ingleses probaron el dulce psicodélico y se volvieron locos. De pronto todos querían hacer una banda. Querían llevar al extremo los efectos y jugar con las texturas de los sonidos. Querían dejarse llevar por el momento y tocar lo primero que les llegara a la mente. No era tan importante construir estructuras sofisticadas, sino darle una forma sonora a todos las emociones recalcitrantes de la juventud.
The Jesus and Mary Chain asentó las bases para un nuevo género: el shoegaze, el cual surgió como una burla, un juego entre los críticos de la época. Ellos decían que los hermanos Reid tocaban con la vista fija hacia sus zapatos, negando una interacción con el público. Al respecto el especialista de música Robert Hilburn tiene una anécdota un tanto peculiar.
Robert se sentía muy excitado porque por primera vez el noise rock de estos chicos escoceses se presentaría por primera vez en Estados Unidos. Él asistió con grandes expectativas al espectáculo, pero al terminar el evento le quedó una sensación agridulce. Al siguiente día escribió en su columna que los “chicos estaban borrachos y la actuación fue totalmente descuidada” y decía que por respeto a su música y a sus fans, deberían tener un poco más de disciplina. Una noche después, los Reid subieron al escenario del Roxy y ofrecieron un concierto impresionante.
Robert se sentía contento porque su crítica “había surtido efecto”. Muchos años después cuando el crítico los entrevistó, recordó la anécdota. La sorpresa fue que el día del evento catastrófico, el concierto se había adelantado una hora y los integrantes de The Jesus and Mary Chain no habían podido emborracharse como era su costumbre, por eso todo fue un “desastre”.
Esta y otras anécdotas se encuentran en la sofisticada historia de la banda, la cual marcó un hito en la historia, influyó a toda una generación y mostró el camino para tantos géneros que hoy gozamos. Su trascendencia pasó a segundo plano cuando a principios de los 90 en Estados Unidos apareció Nirvana como un postre al que no puedes evitar. El mundo olvidó a The Jesus and Mary Chain y se embelesó con el grunge.
Por fortuna, a más de 30 años que inició la ruidosa locura, podemos reivindicar su papel, pues The Jesus and Mary Chain acaba de confirmar que está trabajando en un nuevo disco, el cual llegará el próximo año.
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Cautivados por la noticia, sólo nos queda volver placentera la espera con las canciones obligadas para conocer a The Jesus and Mary Chain. También para iniciarte en el género están los 50 mejores discos de shoegaze de todos los tiempos según Pitchfork.
