No, no son grandes hits, a veces son sólo jingles comerciales o de carácter político que escuchas una vez y no dejas de cantarlos o tararearlos. No son canciones que pondrías en tus oídos cualquier día, pero por alguna extraña razón se meten en tu cabeza y sacarlas de ahí llega a ser complicado; a veces basta con que mencionen el nombre u oírla a lo lejos para que regrese y nunca se vaya.
Resulta que muchas de estas melodías tienen elementos en común de los cuales deriva su éxito; hay notas musicales que nuestro cerebro recibe y guarda con mayor facilidad, sobre todo cuando son por intervalos pequeños de tiempo y en su totalidad destacan las notas altas o agudas. Los jingles (tema musical cantado o instrumental con fines publicitarios) tienen esa intención, por eso muchas veces, cada que escuchas esos sonidos, en automático piensas en la marca o artículo.
También la misma lírica de una canción es un factor clave, entre más sencilla sea la letra —de recordar y cantar— será más fácil que la reproduzcas en tu cabeza; los jingles tienen esa función específica, hacer que nuestro cerebro vincule directamente un sonido con algo, lo cual fomenta el consumo o el posicionamiento de un producto.
Y si la cantas no es que tengas mal gusto o que de pronto algo extraño te suceda, es tu cerebro que busca rellenar ciertos espacios e inconscientemente los conserva. Por esta razón la recordarás por siempre, es más, antes las escuchabas sólo en televisión o por la radio, ahora están por todos lados en las redes sociales y más con el nivel de viralización actual.
Hay canciones de agrupaciones o artistas famosos que recurren a estas fórmulas para generar éxitos, es por esa razón que, en muchas ocasiones durante épocas determinadas, las melodías que rompen récords tienen indicios a veces imperceptibles de notas o intervalos de tiempo similares que conquistan directamente tu cerebro.
Dicen que si tienes en la cabeza una canción que odias puedes sacarla con dos sencillos pasos, comienza a cantar automáticamente tu tema favorito o agarra la guitarra empolvada que tienes colgada en tu habitación e intenta tocar alguna melodía que recuerdes, con ello conseguirás que tu cerebro se enfoque en otros sonidos y puedas liberarte.
Ten en cuenta que no eres tú, que es tu cerebro el culpable de que esa canción que no te gusta esté por un tiempo considerable en tu cabeza. Esos videos virales o canciones publicitarias quedarán vigentes en ti; igual y pasan desapercibidas, otras conquistarán incluso las plataformas de streaming o de video; pero contrarresta con buena música de tu elección, siempre funciona.
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