El anuncio es oficial: el rock volvió a perder un año más en la industria de la música. El vencedor fue Drake gracias a “One Dance” que cerró el año con más de mil millones de reproducciones en Spotify. Ni siquiera The Beatles, que fueron indexados hace un año, lograron la mitad del magno número que alcanzó el rapero canadiense. Esta noticia parece intrascendente al mismo público cuya escucha día y noche ayudó a romper el récord, pero para las personas que se mantienen al margen de los éxitos del momento puede crear confusión, miedo y desanimo.
¿Por qué un rapero es más popular que legendarios grupos como Rolling Stones, The Police o The Beatles? De hecho está por encima de ellos y cualquier otro. No importa a quién evoques, el resultado será lo mismo. En números Drake es el rey y se acabó. Sin embargo, las dudas no descansan, ¿en verdad fue una victoria genuina?
“Saber que ‘One Dance’ es la canción más escuchada en todo el mundo provoca una sensación de vacío existencial en las personas que aún consideran a la música arte”.
Alguna vez se dijo que “quien controla el centro controla todo el tablero” y por ende todo el juego. En la industria de la música Spotify está en el centro, siendo el servicio en streaming más usado en todo el mundo. Es aún más solicitado que Apple Music –el cual dice tener el mejor catálogo virtual y te regala tres meses de prueba– y Tidal, la plataforma para las personas distinguidas. Bueno, ahora sabemos que las personas no quieren distinguirse de nadie y les importa un carajo la opción de escuchar canciones especiales. Lo que el público quiere es escuchar el hit del momento y volverse parte de la masa.
El principal usuario de Spotify son los adolescentes, mejor conocidos como millennials. Una de sus características es su excesiva cercanía con las tecnologías y el Internet. Al crecer con el buscador de Google han perdido un interés por conocer la historia, la cual les parece inservible porque lo más importante está adelante, en el futuro, ahí donde la interconexión virtual llegará a crear orgasmos con un solo click. De esta forma las increíbles anécdotas de la música están siendo olvidadas. Ya no hay una canción en Buzzcocks, Television o Magazine en sus bibliotecas. En cambio, están el mega éxito de 2015 ‘Lead On’ una tema híbrido de música electrónica, snobismo y plasticidad sin vida.
El tema de Major Lazer fue explotado en publicidad hasta el hostigamiento. No había en el ciberespacio que no identificara el balbuceante coro amorfo. Con esa incesante campaña Spotify viralizó la canción y la llevó al éxito. ¿Recuerdan la frase sobre dominar el centro? El éxito está detrás de una tonada pegajosa y un trato multimillonario con la plataforma de streaming. ‘
One Dance’ transitó el mismo camino a su forma y hoy ya alcanzó mil millones de reproducciones. Bien por él pero, ¿qué pasa con las bandas independientes que sustentan su música con fondos limitados?, ¿cómo logran escucharse de forma masiva?
Esta vez no entraremos en la discusión sobre cuál es música es buena y cuál no. Sólo hablaremos de lo visible y es que para entrar a las listas de Spotify, para codearse con los grandes, hay que soltar dinero. Así se forma el negocio perfecto de lo que alguna vez se llamó música y ahora se le conoce como producto a ofertar. Drake es el rey porque tiene las puertas abiertas del reino de las masas. Poco les importa la música del pasado y si no aparecen bandas independientes en las listas de “Los 50 más virales de México”, las opciones se reducen a The Weeknd, Justin Bieber y el rapero canadiense.
Saber que ‘One Dance’ es la canción más escuchada en todo el mundo provoca una sensación de vacío existencial en las personas que aún consideran a la música arte. Es aceptar que el dinero controla cada estrato de la vida y que la gente cada vez pierde la facultad de crítica y análisis para buscar su unanimidad como ser vivo, aceptando ser una fría e inanimada cifra más.
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Desde hace mucho tiempo sabíamos que la música era un negocio, pero Spotify llegó para monopolizarla. Ahora sabemos que el ganador será quien esté de su lado, el que invierta más dinero para ser escuchado. El récord de Drake demuestra la prisión sensorial en donde estamos, en la cual escuchamos una canción de las miles que esperan ser descubiertas para cambiar la vida.