En “Silver Linings Playbook” una de las mejores representaciones de la ansiedad y dificultades causadas por un trastorno mental –como la bipolaridad– el guionista y director David O. Russell presenta una reacción específica en la psicología del personaje principal cuando se enfrenta a una canción que sonaba cuando su colapso nervioso sucedió, al descubrir a su esposa en la ducha con otro hombre. Patrick (Bradley Cooper) explota cada vez que suena la melodía mostrando síntomas similares y reducidos de lo que es la melofobia, trastorno que sufren las personas que sientan aversión por la música, o aquellos que se ven incómodos en situaciones donde está involucrada. Pat reacciona de mala forma en un ataque de semihisteria debido a que el daño psicológico que le causó el engaño de su pareja se relaciona directamente con un track de Stevie Wonder.
La melofobia, por su etimología, significa miedo a la música y el personaje de “Silver Linings Playbook” tiene un ataque relacionado a un pequeño caso de este tipo de miedo y existen otras causas para que una persona pueda eliminar completamente el contacto con la música. Hay dos tipos de individuos que pueden sufrir de melofobia, unos la padecen porque su fisionomía es más sensible a los cambios de tono, timbre y a los ruidos altos mientras que otros la desarrollan por diferentes factores psicológicos que pueden identificarse desde pequeños. Cabe destacar que aunque sí existen personas que simplemente deciden no tener una relación con la música, no necesariamente significa que sufran de melofobia.
En una entrevista con Mark Allen, la Dra. Marsha Johnson, experta en el tema compartió que la relación psicológica con la melofobia en algunas personas puede ser consecuencia de una experiencia negativa con la música (como en la cinta a la que hicimos referencia) o con algún instrumento musical. Como cualquier otra fobia o trauma psicológico, enfrentarse a lo que causó daño, puede desembocar en fuerte ansiedad o en un rechazo absoluto. La Dra. Johnson también afirma que en algunos casos los músicos profesionales desarrollan sensibilidad al oído después de pasar mucho tiempo expuestos a volúmenes altos de la música, esto causa dolor intenso, por lo que eventualmente renuncian a tocar para no volver a sentir el malestar.
Gran parte de los casos pasa de esa forma, alguien se daña tanto el oído hasta que cada contacto genera dolor, es psicología básica y es claro que desarrollará miedo hacia la música, especialmente en los casos de tinnitus, que es otra condición en donde el paciente escucha pitidos continuamente y fracasa al intentar dormir. Hay casos que son tan graves que las personas no pueden llevar una vida normal. La Dra. Johnson habló sobre una paciente de 23 años que no puede salir de su hogar más de unos minutos porque desarrolló una fuerte ansiedad que la hace temer de cualquier ruido ya que, debido a su sensibilidad, puede sufrir fuertes dolores durante semanas si no toma las debidas precauciones.
Entre los síntomas que presentan los pacientes de este trastorno se encuentra la taquicardia, ataques de pánico, nausea, temblores, mareos o urgencia de escapar. En algunos casos, según la Dra. Johnson, las personas pueden pasar gran parte de su vida sin ser diagnosticados, pero tienen una vida difícil de vergüenza ya que no aceptan que se sienten incómodos cerca que distintos tonos, melodías o géneros musicales. La experta también señala que aunque la mayoría de los analistas de esta problemática se enfoca meramente en aquellos que “no les gusta la música”, ella busca relacionar toda la información para que esté clasificada bajo “melofobia”.
Mientras que los tratamientos psicológicos de quienes tienen daños físicos en el oído son más difíciles ya que se debe hacer tratamiento simultáneo con medicamento, aquellos que son a causa de trauma pueden tratarse con acercamientos lentos hacia la música y por medio de psicoterapia, al igual que otro tipo de fobias más “sencillas”. En algunos casos la condición fisiológica impide una mejora por la existencia de un deterioro permanente de específicas secciones del oído. Cientos de músicos han tenido que renunciar por completo a la profesión y pasión que guiaba su vida a consecuencia de un volumen alto y la melofobia.
La melofobia puede desembocar en algo mucho más grave que sería un miedo a cualquier tipo de sonido. Aunque no hay casos relacionados, también existen teorías de que algunas personas desarrollaron otros trastornos mentales causados por la ansiedad que les genera escuchar hasta el más pequeño sonido y en algunos casos comienzan a oír ruidos incluso cuando no se encuentran ahí. La Dra. Johnson advierte que no sólo los músicos de orquesta pueden desarrollar melofobia, sino cualquier intérprete, DJ o cualquier persona que escuche su dispositivo a un volumen muy alto. Indirectamente señala la importancia de no ignorar las advertencias que vienen con la mayoría de los audífonos y productos de ese tipo.
Ludwig van Beethoven sobrepasó la melofobia. Algunos analistas consideran la posibilidad de que el legendario músico también sufría de dolores a causa de su pérdida de oído, pero jamás desarrolló el trastorno, posiblemente por su obsesión a la música y eso derivó en su pérdida total de oído. Cuidar lo que escuchamos no es algo que los expertos advierten a la ligera, lo que parece una simple incomodidad, en realidad es un trastorno que puede arruinar nuestra vida si no se trata a tiempo.
**
Fuente: Vice