Este día celebramos la vida de una estrella francesa quien, a través de su voz y su dramática vida, se convirtió en un mito; en un ícono de la vida en rosa de París.
Édith Piaf, una de las cantantes más amadas y representativas de Francia, nació un 19 de diciembre de 1915. Sus primeros años de vida estuvieron marcados por la pobreza, el abandono y la guerra; su nombre verdadero fue Édith Giovanna Gaisson y pasó la mayor parte de su infancia bajo la tutela de su abuela paterna, Maman Tine, quien dirigía un burdel en Normandía.
En su adolescencia trabajó junto a su padre Louis-Alphonse Gaisson, acróbata de la calle, Édith cantaba para amenizar el espectáculo de su padre y ganaba pocas monedas. Más tarde buscó la independencia y comenzó a cantar por cuenta propia en las calles de los suburbios de París, hasta que en 1935, Louis Leplée, dueño del club nocturno Le Gerny, en los Campos Elíseos, la descubrió e inmediatamente le ofreció un contrato.
De Leplée aprendió cómo manejar el momento a su favor y la leyenda nació cuando Edith salió al escenario bajo el nombre de la Môme Piaf, (la Pequeña Paloma) usando por primera vez su característico vestido negro y una voz potente que conquistó a los parisinos y sus visitantes. Su carrera en ascendencia se vio afectada por el asesinato de Leplée en 1936; sin embargo, con la ayuda de Raymond Asso y Marguerite Monnot recuperó su carrera resurgiendo bajo el nombre de Édith Piaf.
De corazón noble y con amor por el arte, Édith aprovechó su estatus de celebridad para dar oportunidad a otros compositores y músicos, siendo la mentora de artistas como Yves Montand y Charles Aznavour. Fue hasta la década de los 50 que se estableció como una estrella de fama internacional, gracias a su éxito en el Carnegie Hall de Nueva York. Su vida que pareciera maravillosa; fue marcada por diversos padecimientos y accidentes que la obligaron a refugiarse bajo una fuerte adicción a la morfina.
Su vida personal fue como su personalidad romántica, apasionada y caótica, tuvo muchos amoríos pero el gran amor de su vida fue el boxedor Marcel Cerdan. Mantuvieron una relación polémica ya que ambos eran importantes figuras públicas y además él era casado. Su romance terminó abruptamente con el fallecimiento de Marcel en un accidente aéreo mientras se dirigía de París a Nueva York para reunirse con Édith. Ella jamás se recuperaría completamente de esta pérdida y le dedicó su canción: Hymne à l'amour.
Sus últimas grandes presentaciones fueron en 1961 e el Olympia de París, donde estrenó la canción Non, Je ne regrette rien, estos conciertos ayudaron a salvar el recinto de la quiebra. La canción se ha convertido en un himno para los franceses y junto a La vie en rose, es la más importante de su repertorio. Murió a los 47 años, el 10 de octubre de 1963, tras ser diagnosticada con cáncer de hígado.
Varios artistas han sido inspirados por la leyenda de Piaf y se le han hecho inumerables tributos, muchos de ellos para el cine destacando Édith & Marcel de Claude Lelouch y (La Môme) y La Vie En Rose de Oliver Dahan, contando con la actuación ganadora del Oscar a mejor actriz de Marion Cotillard.
En la voz de la pequeña paloma, se refleja la vida bohemia en un París crudo y real, lleno de ilusiones, romance, dolor y tragedia. Esa es la vida de París, esa es la vida en rosa que Piaf nos dejó en su música y la que nunca se arrepintió de vivir.