«No hay lugar más democrático que una pista de baile», esta fue una de las citas más acertadas que escuché durante la presentación de una de las guías musicales con mayor investigación sobre la Ciudad de México. ¿A qué se referían Damián Romero (director de Festival MUTEK), Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) y Eptos Uno al recurrir a esta metáfora una y otra vez durante la charla? Tal vez que ahí, bajo el velo de la noche, entre cerveza, equipos de sonidos cuadrafónicos y rayos láser o estrobos, la gente puede convivir entre sí sin importar la edad, la marca de la ropa que lleva puesta o el dinero en la cartera.
En Patrick Miller, por ejemplo, nadie se fija si eres mirrey, hipster o gótico. Los asistentes van a bailar al ritmo del italo disco y high energy con el único fin de sacar a relucir los pasos que con tanto esmero practicaron durante la semana (o no). Esta es una de las principales reflexiones a la que llegué al hojear la nueva edición de Local, un libro que examina las diferentes escenas musicales que coexisten en la CDMX. También descubrí con asombro que a unas cuadras de Discos Monos, el venue predilecto de la Roma para comprar vinilos de música experimental, se encuentra el Barba Azul, un lugar donde se reúnen desde intelectuales hasta obreros para bailar cumbia y salsa.
Las personas despistadas –como yo– no se dan cuenta que la Obrera y la Roma son colonias vecinas, divididas tan sólo por la colonia Doctores, una frontera invisible de culturas, costumbres y pasos de baile. Pero, ¿acaso no todos somos (ex)-defeños? Sí, incluso aquellos que viven en las extremidades de la ciudad y tienen como tradición de fin de semana danzar al ritmo del DJ de barrio son igual que yo y que tú. Es por eso que aclamo a los cuatro vientos: ¡Bendita la música que nos une y bendita esta guía que nos ayuda a romper barreras sociales de constructo artificial!
Por eso y más vale la pena esta nueva edición de Local, porque rompe paradigmas sociales y nos presenta una realidad plenamente democrática a través de los seis mundos sonoros en que engloba la gran capital de México. Los géneros que abarca son electrónica, experimental y clásica, popular, rock y jazz, tropical y hip hop. ¿Qué microuniverso quieres conocer hoy? Las puertas de cada uno están plenamente abiertas, eso sí, la música es libre y es de todos, sin embargo, hay que dar el primer paso y acercarse a ella.
El libro surgió de la necesidad de conocer la música de la Ciudad de México desde el filtro editorial de Local.mx, una plataforma digital que selecciona, de entre todas las manifestaciones culturales, aquello que aporta conocimiento valioso a la polifonía que componen el entorno inmediato. Hay que tomarlo como una guía, un libro y un homenaje a todos los creativos que viven y crean música en el departamento contiguo o barrio vecino. Sí, pareciera una tarea ardua pero alguien tiene que hacerlo.
«Al organizar la información, nos quedó muy claro que la música es una especie de ser vivo que nunca para de transformarse, que no hay género puro y que, desde la más académica hasta la más popular, las música nos hermana, nos reúne nos hace más humanos».
Todos los barrios y colonias de alta alcurnia reunidas en un sólo libro, desde el Centro hasta la Doctores; desde Portales hasta Polanco, cada una con un foro propio, una tienda de instrumentos o un punto de reunión para músicos y productores. Tampoco podían faltar restaurantes, clubs y bares que si bien, durante décadas permanecieron ocultos, hoy salen a la luz para recibir a amantes del jazz, rock, música tropical y urbana con el fin de demostrar que todos somos uno.
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