Cada persona debería tener claro que la música ha formado parte de lo que somos desde que se inaugura nuestra humanidad. Sólo eso bastaría para que los prejuicios cedan los espacios para que la sensibilidad en su estado puro tome el control y los horizontes musicales se amplíen. Pero también hay que saber que, al menos hablando de cantidad, la música es incalculable y no se detiene: cada día hay nuevas composiciones de múltiples géneros, se descubre música antigua y se hacen nuevas versiones de canciones o composiciones ya existentes. La música no es infinita, pero está bastante cerca.
La palabra melómano proviene del griego mélos, que significa canción, y manés, raíz de manía. En esencia, un melómano no es más que un loco amante, un maniático de la música. Y aunque a veces se confunde la melomanía con la pasión por la música, en realidad hay comportamientos que distinguen a los amantes de los maniáticos. Por ello a continuación se describen 10 cualidades que definen a un auténtico melómano.
1. Saber todas las fechas
Un melómano sabe en qué año salieron los álbumes de montones de artistas o bandas, en qué fecha nacieron, cuándo murieron, cuándo se creó la banda, cuándo se separó, cuándo fueron sus giras, cuándo se casaron, cuándo nacieron sus hijos y un montón de fechas que a los demás simples mortales no les interesan. Aunque no es lo primordial en la música, tener alma de historiador y ser un junkie de los datos y las fechas clave de la música pone en contexto a los melómanos, quienes navegan entre sus conocimientos y se ubican tanto geográfica como temporalmente gracias a sus referencias.
2. Conocer todas las versiones
No siempre la canción que estamos escuchando es una composición original. Puede que esa canción haya sido creada en los años 20, pero la versión más popular es la de alguien más famoso y que la convirtió en un éxito en la radio. Un purista maniático de la música siempre va a saber quién es el autor y las múltiples versiones o “covers” que se han hecho sobre una misma canción.
3. Preferir siempre mejor calidad de audio
La gran mayoría de las personas no distingue un mp3 de un audio de alta calidad. Pero para un melómano escuchar música en este formato sería una experiencia lamentable o simplemente impensable, pues saben que tiene las frecuencias tan comprimidas y que se pierden gran parte de los sonidos. Un melómano apela a los formatos de alta fidelidad como el CD o el vinilo o los digitales sin pérdida, como el FLAC o el OGG.
4. Saben quién participó en la creación de un disco
Empezando por el hecho de que ellos aún compran discos, también saben qué músicos participaron en él, quién lo produjo, dónde se grabó, quién fue el ingeniero y hasta el aspecto más insignificante de un álbum. Un melómano en potencia adora las trivias y los datos adicionales que nadie más se molesta en saber.
5. Ve al mismo artista una y otra vez
Incluso un melómano tiene sus artistas favoritos y puede ir a verlos a cada concierto que tengan en su ciudad. Es más, si tienen tres fechas seguidas, un melómano compraría boletos para las tres fechas y va a verlos tres veces seguidas.
6. El mejor equipo para escuchar música
No sólo necesitan la mejor calidad, también necesitan lo mejor en reproducción. Investigan cuáles son los mejores monitores, los prueban y si no los convencen los regresan a la tienda una y otra vez hasta encontrar los perfectos. También compran stands antivibraciones para sus tocadiscos, cables conductores de cobre de alta pureza y libres de oxígeno, una aguja antipolvo, los mejores audífonos de uso diario, etc. El precio no importa siempre y cuando la calidad sea la mejor.
7. Música nueva todo el tiempo
Si tienes un amigo melómano, sabes que siempre llega con una novedad musical, pero no sólo eso, llega con toda la información del artista o banda que te están enseñando e insisten en que pongas mucha atención en la producción y los detalles sonoros. Un melómano está siempre al día, su labor de aprendizaje no para.
8. Gustos estrictos
Los maniáticos musicales tienen bien claros sus conceptos de lo que es bueno y lo que es malo. Nunca te dirán algo como “pues… me gusta de todo”. Sostendrán firmemente qué música les desagrada o cuál les agrada y te darán todos los argumentos suficientes para convencerte.
9. Alma de coleccionista
Conocen bien sus gustos musicales y son estrictos con ello, pero también guardan toda la música existente de los artistas o grupos que les gustan. Todos los álbumes, todos los featurings, todas las versiones acústicas, la versiones en vivo, todo, absolutamente todo acomodado por fecha de lanzamiento y con las imágenes originales.
10. Reuniones de melómanos
Esto puede sonar raro, pero si un grupo de melómanos se conoce y comparten un mismo gusto musical o de una banda, organizan reuniones donde reproducen en orden los discos y comentan acerca de los detalles de cada canción. También tienen grupos de WhatAapp con títulos cómo “U2” o “The Beatles” desde donde coordinan sus reuniones o comparten comentarios, puntos de vista o las noticias más importantes del artista que los une en su manía.
La melomanía puede ser una obsesión que nadie escoge tener y tal vez haya gente que le gustaría tenerla, porque aunque quieran saber tanto de un artista no se les hace fácil pasar horas investigando obsesivamente. Si no eres un melómano y tienes un amigo que sí lo es, no te desesperes por toda la información que te regala. Por el contrario, agradécele, pues es fruto de su ardua y larga labor. Además, tenlo por seguro: los melómanos aman compartir lo que saben.
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Este artículo no es una apología a la melomanía, sino un homenaje. Aún se puede ser un coleccionista de música y disfrutar a plenitud de los ritmos y las melodías del mundo pasar por el proceso de obsesión y meticulosidad de un purista audiófilo. Si estás del lado más relajado de la música, tal vez puedas disfrutarla en otro contexto y con otras herramientas.