Quizá hasta ese punto nunca lo habían abucheado. Él estaba arriba del escenario y los “Boo” comenzaron. Es difícil creerlo, pero quizá Lars Ulrich nunca había estado en esa posición, pero … él se lo buscó. Toda la audiencia de los MTV Video Music Awards 2000 odió al baterista de Metallica después de que hiciera un absurdo sketch donde le daba una lección a la audiencia sobre bajar música de manera ilegal, sin el permiso de los músicos. Eran adolescentes los que veían el show, ¿por qué tendrían que escuchar a un señor enojado hablar sobre qué es legal e ilegal? Especialmente Lars Ulrich, el baterista más odiado en la historia del metal.
La historia comenzó así: Metallica estaba pensando en lanzar nueva música, cuando se dieron cuenta que en el radio estaban tocando una canción que apenas habían grabado en demo. El track iba a salir con el soundtrack de Mission: Impossible II, pero se había filtrado a través de Napster, la famosa plataforma ilegal donde la gente podía compartir música en Internet. Los miembros de Metallica decidieron emprender una demanda en contra de la compañía por violación de derechos de autor, por usar un dispositivo de audio digital ilegal y por actividades de crimen organizado.
El hecho de que Metallica –una banda que parecía pregonar el anticapitalismo– demandara a una plataforma para ganar aún más dinero que el que generaban en ese entonces (millones de dólares en giras, ventas de discos, mercancía, etc). Cabe destacar que ningún artista Pop que generara millones hizo nada contra Napster, de hecho, lo veían como una plataforma para llevar su música más allá, y eso impulsaba la compra de los discos, tal como lo señaló el mismo Shawn Fanning, creador de Napster en la ceremonia de los VMAs. Lo interesante es que Ulrich era el único que luchaba por la causa, mientras que el resto de los miembros sólo lo seguía.
Metallica se convirtió en el centro de burlas, pero al final ganaron la batalla legal. La millonaria banda logró un acuerdo para recibir parte del dinero que generó Napster. Posterior a eso, la plataforma ofreció que los artistas pudieran bloquear su música en la plataforma para que otras pudiesen seguir siendo compartidas. Sin embargo, al poco tiempo se declararon en bancarrota y la empresa nunca se recuperó.
«Lars quería lograr algo. Él tenía una visión y no tenía idea de cuáles serían las consecuencias», declaró James Hetflield años después de la controversia. Por su parte, Ulrich afirmó «La mayor parte del tiempo se siente como una pesadilla, como “¿qué chingados fue eso?” Años después, “¿de verdad pasó?” Pasamos de ser una banda respetada, gustada, y un día desperté y de pronto yo era el hombre más odiado en el rock ‘n’ roll. Fue como, “¿qué? ¿yo?” ¿Qué hice mal? Soy uno de los buenos. Fue todo muy raro».
En realidad, Ulrich se estaba adelantando al problema de la piratería y de los filtrajes en Internet (los cuales son muy comunes actualmente). El baterista buscaba una organización justa para que el músico recibiera dinero de la música que se reproducía en Internet. En ese tiempo parecía una locura, pero ahora es una realidad. Ese fue el primer paso para que se regulara el contenido musical y cinematográfico en la red para favorecer al propietario, o al artista.
Lamentablemente ese no fue el peor fondo que tocó Metallica. En ese entonces comenzaron a filmar el documental Some Kind of Monster, donde retrataban el proceso de grabación de su futuro disco. En el documental, Hetfield luchó contra sus adicciones, la banda tuvo peleas, se vio la partida de Jason Newsted, y fueron el centro de burla una vez más porque el álbum en el que trabajaban era St. Anger considerado el peor en su carrera. Ulrich fue destrozado como baterista, la banda fue juzgada por quitar los solos de batería y su imagen en general daba mucho qué desear. En menos de cinco años, Metallica pasó de tener todo el respeto, a tener ninguno.
Desde entonces, la banda no ha tenido éxitos masivos y su exposición es gracias al legado que dejaron y a los chicos que siguen escuchando su música. Muchos se sintieron traicionados por el asunto de Napster y posteriormente por St. Anger, pero odiarlos sería demasiado, especialmente si recordamos lo grandes que son.
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