La palabra folclor, o folclore y folklore, como también suele emplearse, proviene de los vocablos anglo folk, que significa “pueblo”, y lore, que se traduce como “acervo”, “conocimiento” o “ciencia”. En general se utiliza para designar un conjunto de representaciones culturales comunes en toda una población. Tradiciones y arte que se transmiten de generación en generación y forman parte de la identidad sociocultural de las personas de un determinado grupo histórico o étnico. En muchos casos sirve para catalogar una forma de expresión, como la música, según sus características. La música folclórica, o el folk como género, se ha ido gestando mediante los procesos históricos y las dinámicas de mestizaje. Aunque conserve un fundamento anclado en la tradición, en realidad se va reinventando dentro de sus propios confines. El blues, el country, la cueca, el son jarocho y el joropo le deben mucho a la música folclórica europea, tanto en su sonoridad como en su constitución instrumental, basada en los instrumentos de cuerda indoeurupeos y occidentales. En general, el folk se ha instalado, desde todas sus aristas, en la cultura colectiva como otro aporte a la música universal moderna.
Enfrascar en un solo concepto el legado musical del folclor en América Latina sería un crimen para su Historia. Tratar de resumir la diversidad y riqueza cultural de una región con más de 625 millones de personas de distintas razas y referencias artísticas sería atentar contra la lógica. Sin embargo, pueden identificarse ciertas similitudes, si bien no estéticas, sí esenciales. Quizás esto abra el debate sobre su vigencia e importancia cultural ante la industria musical moderna. De cualquier modo, vale la pena revisar estos testimonios de nuestra identidad. En palabras de un poeta anónimo, “nuestra música es la mezcla de lo que fuimos, de lo que se nos hizo ser y de lo que somos hoy”.
El folk latinoamericano empieza a registrarse oficialmente a partir de la época de los 50, con el auge de una sociedad industrial y como respuesta a los conflictos socioculturales de la posguerra, pero los elementos europeos, africanos e indígenas (unos por naturaleza, otros como fruto de la colonización) indican que se trata de una historia que comenzó siglos atrás, cuando las palabras no eran suficientes para expresar experiencias elevadas de la mente y de las emociones, por lo que se les dio melodía y ritmo. De ese encuentro sale gran parte del sonido de los artistas de folk latinoamericano que se reseñan a continuación y debes escuchar para entender el origen de tu identidad musical.
Atahualpa Yupanqui
Héctor Roberto Chavero, conocido por el seudónimo Atahualpa Yupanqui, que significa “el que viene de lejos a contar algo”, nació en una población rural al norte de Buenos Aires. Es considerado el máximo representante de la música folclórica argentina. Encontró su nicho en la polifonía y en la interpretación de la guitarra clásica con una sonoridad del cantar de los arrieros, una dulce estética campesina y la soledad de los caminos. Su obra le mereció que el Ministerio de Cultura de Francia le otorgara en 1986 el título de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.
Lola Beltrán
https://www.youtube.com/watch?v=x_42b9Ye57c
La cantante y actriz sinaloense es considerada una de las mejores voces en la historia de la música de habla hispana. Beltrán fue la primera mujer del género ranchero en presentarse en el Palacio de Bellas Artes. Su música ha dado la vuelta al mundo e incluso realizó un concierto para los reyes de España, Charles de Gaulle, John F. Kennedy, entre otros.
Zeferino Nandayapa
Zeferino Nandayapa Ralda fue un marimbista chapaneco, proveniente de una familia en la que la música y los instrumentos eran parte esencial del día a día. Su padre construía marimbas y Zeferino se encargó después de construir piezas musicales que marcaron el legado musical de la tierra mexicana. Su virtuosismo y habilidad para interpretar la marimba puso en la mira a la cultura de la región y sirvió para preservar uno de los sonidos más encantadores de la música folk mexicana y de toda Latinoamérica.
Chava Flores
Salvador Flores Rivera (Ciudad de México, 1920-1987), conocido popularmente como Chava Flores, es uno de los pioneros de la música hoy catalogada como parte del folclor urbano. También se le dio el título de cronista de la ciudad. Durante sus presentaciones se llevaba un ambiente de humor sarcástico, usualmente acompañado de un grupo de mariachis y siguiendo un patrón completamente patriótico (a su manera), con referencias a problemas cotidianos, insultos pasivo-agresivos a personajes políticos de la época y sus relatos de anécdotas sobre la vida en la metrópoli.
Mercedes Sosa
https://www.youtube.com/watch?v=_vPnqCxIItw
La cantautora Haydée Mercedes “La Negra” Sosa, nacida el día de la Independecia de su natal Argentina, ha influenciado a artistas de diversos géneros alrededor del mundo. Además de su arte, resalta su labor como activista política y voz de protesta en los cruentos años 70 durante las dictaduras en Latinoamérica. En su último disco, Cantora, un viaje íntimo (2009), colaboró con una extensa gama de artistas iberoamericanos e interpretó 34 canciones a dúo, antes de su fallecimiento en octubre de ese año.
Chavela Vargas
https://www.youtube.com/watch?v=0gQ31m4Yt0s
María Isabel Vargas Lizano, nacida en San Joaquín de Flores, Heredia, Costa Rica, fue dueña del corazón de varios aficionados al arte, pues para muchos ella es el arte en sí. Aunque no nació en México, a sus tres meses de vida fue bautizada en la Basílica de Guadalupe. Llamada “La voz Áspera de la Ternura”, es la cantante emblemática del género ranchero. Entre muchos aspectos de su vida, se rumoraba que tuvo el afecto de personajes importantes en la historia del país, desde Frida Kahlo hasta políticos corruptos. Incluso fue la inspiración de varios personajes del cineasta español Pedro Almodóvar. Ganó un Grammy al Lifetime Achievement en 2007, por su trayectoria y el impacto que su trabajo representó para la industria musical.
Walter Ferguson
Pocos suelen asociar un nombre tan anglosajón con la música folclórica latinoamericana, así como pocos consideran la música hecha en Centroamérica más allá de lo que suena en la radio de moda. Walter Ferguson es un patrimonio cultural de Costa Rica. Aunque nacido en Panamá, prácticamente toda su vida ha transcurrido en las cálidas aguas del Atlántico, específicamente en Cahuita. De joven solía venderles cintas de cassette a los turistas firmados como Gavitt. Su obra fue redescubierta hace una década y un par de recopilaciones en sellos independientes han inmortalizado la voz de este trovador del calipso centroamericano, un testimonio invaluable del mestizaje afro en la zona. Los discos tuvieron que ser grabados fuera de toda convención en su cabaña, en Cahuita, pues Ferguson se niega a dejar, así sea por unas horas, su pueblo.
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El folk no es una categoría aislada y puede aplicarse a sonoridades tan distintas como las sociedades y las culturas entre las que se reparte el mundo. Puedes incluso ir a Japón y encontrar músicos que experimentan con el género.