Muchos somos capaces de recordar numerosas etapas de Porter. Desde grandes actuaciones en el Vive Latino hasta las revistas que aún atesoramos aunque las imágenes hayan perdido su nitidez, pero que ostentan una foto suya en la portada. Es increíble que ya pasaron 15 años desde que su camino comenzó, y que la más grande prueba de supervivencia la han superado como muy pocas agrupaciones. Quizá lo más conmovedor de Porter, además del hecho de que crecimos juntos, es que nos han puesto un gran ejemplo, como hacen los hermanos mayores. Los vimos sortear las amenazadoras llamas de la incertidumbre, y, aunque aletargados por el instantáneo destello del incendio, un buen día volvieron a despertar, dejando tras de sí, al incorporarse, los tejidos muertos humedecidos por la lluvia meshicana que se desprendieron para dejar respirar a la piel nueva. El actual es un Porter vencedor que ha logrado lo imposible.
En vísperas del concierto en el que se consumará el poderío de “Moctezuma”, a celebrarse el primer día del Teotelco, cuando llegan los Dioses / consagrado a Tezcatlipoca (10 de septiembre del calendario gregoriano), Villor nos habló sobre esta última producción, que pareciera concebida por la divinidad, aunque en realidad tiene impresa la factura de las huellas que, aunque mortales, parecen garantizar la perpetuidad de su belleza.
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“Uno tiene que aprovechar cuando tiene un canal de comunicación, y pensar qué va a comunicar a través de lo que haga para mejorar la situación, compartir un espíritu de cultura y aprendizaje. Nosotros estamos súper enamorados de nuestro país y era muy difícil no hablar de él. En un momento en que estábamos cambiando de integrantes, haciendo ajustes en la banda, pues qué mejor que dejar a un lado los “dimes y diretes” y concentrarnos en lo que realmente queremos comunicar. Y entonces estuvo bien padre porque al final esto fue lo que resultó”.
Y en este sentido, pareciera que “Moctezuma” es una dualidad, porque por un lado es hablar de las raíces mexicanas y por otro es la recuperación de la banda, articularla desde el punto donde se quedaron…
Pues sí, claro. Fue un reto y uno muy grande, hace unos meses terminamos de girar y descansamos este verano. Fue intenso el proceso, aunque lo disfrutamos mucho y tomamos muchos riesgos. Lo único que siento que nos ayudó fue que siempre estuvimos seguros de lo que estábamos haciendo, o sea, siempre supimos que el disco que habíamos hecho iba a ser grande. No sabíamos cómo ni cuándo ni por qué, pero en cuanto lo terminamos dijimos: va a llegar bien lejos. Y así fue.
¿Qué es lo que les interesa comunicar con este disco?
Obviamente, llevar el mensaje a toda la gente, joven sobretodo, de sentirnos orgullosos de nuestras raíces e historia, y darle debida importancia a la búsqueda de nuestras raíces en estos momentos en los que el país está dividido por todo: si les vas a las Chivas o al Atlas, si eres del norte o del sur, o de Guadalajara; hoy más que nunca se necesitan mensajes unificadores que nos hagan olvidarnos un poco de los dimes y diretes, desde sociales, políticos, de gustos y demás en México para entonces trabajar en colectividad.
¿Dirías que es un rescate lo que están haciendo con “Moctezuma”?
Es tener una perspectiva distinta, porque no somos historiadores, ni profetas. Buscamos información que hablara de aquí, que nos hiciera decir algo respecto a nuestra cultura. Primero se habló de contar cuentos y volverlos música. Fuimos encontrando cosas con las que nos sentimos cómodos y así fue como abordamos la historia de “Moctezuma”. La verdad fue un proceso muy bonito, de poder contar historias, algunas hablan más y otras menos, sobre la conquista y cómo era la cultura antes.
En este sentido, ¿cuál dirías tú que es la “Conquista” que estamos enfrentando actualmente?
Creo que principalmente es una conquista ideológica, donde lo que consumimos es lo que creemos. Ya no hay mucha credibilidad de ninguna instancia, ahorita le creemos a las redes sociales. Vale más la opinión de un particular que los informes oficiales. Siento que la gente está cansada de no tener la verdad, y es un momento en la que la información se está abriendo y el conocimiento se orienta hacia todos, no sólo a una élite o a un grupo; siento que en esta nueva era decidimos tocar otros temas. Estamos en el ciclo de la censura y de la verdad.
¿De dónde surge “La China”?
“La China” siempre es la canción que más nos han pedido. Es “la consentida”, la que tiene más plays, que la gente recordaba mejor. “La China” habla de la historia de Aztlán, del trayecto. De cómo en el Ombligo de la Luna se encontró la señal del lugar donde se debían asentar, es una historia mágica y especial. La escribimos después de leer al Maestro Ocelocoatl, y se nos hizo muy padre transformarlo en una historia.
El coro es padrísimo: meshi-meshicana, habla de empoderar la parte femenina, quisimos resaltar su papel en la historia de nuestro país. Esa canción la escribimos entre David, Bacter y yo, y fue un proceso increíble, de esas canciones que se escriben y en una hora está lista. Ésta se dio y la manera en que comienza, el cuento, siento que a la gente la conectó con la esencia de Porter del primer disco, muy gráfico, que te hace imaginar escenarios muy particulares, con riffs muy sencillos pero pegajosos. Siento que estos son elementos que a la gente le hacen “click”.
Efectivamente, tiene un encanto particular, y seguro es la más suave de todo el disco.
Es la más suavecita, y siento que es una historia muy positiva. “Rincón yucateco” fue sencillo, pero la gente no la escucha tanto, ni mira tanto el video como el de “La China”, o de “Huitzil”. Y es muy chistoso porque “Rincón…”, siento que es una canción que duele, que habla de la parte difícil, del momento de la Conquista ideológica que a todo mundo le resuena; entonces creo que la gente no la vuelve a escuchar por lo que les hace sentir; y hay otras mucho más positivas como “Huitzil” o “La China” que llaman más la atención. Digo, también puede ser ya mi percepción, pero es muy interesante ver cómo la esencia de cada canción va marcando la pausa de qué tanto le gusta a la gente o no. Siento que, instrumentalmente, “Rincón Yucateco” tiene un poder fuertísimo, que es una canción de rock, y eso es un estandarte que nunca queremos dejar de tener. Es una canción poderosa, sobretodo.
Tuviste oportunidad de estar en la ceremonia de los Latin Grammy, ¿cuál es la percepción que se tiene fuera de México, por parte de críticos o incluso prensa, de la obra de Porter que está cargada de tanta historia y poesía?
Definitivamente les llama la atención. Si hubiéramos hablado de cualquier otra cosa, aunque estuviéramos en los Grammy, el interés no hubiera sido el mismo. Sobre todo con los medios internacionales que tienen algún enfoque hispano, ellos se entusiasman mucho de hablar del tema; los medios de Chicago, California, cercanos a las comunidades latinas, a su vez cercanas a México. Esto sí marcó la diferencia, la verdad que al principio fue un gran logro que se nominara a dos Grammys un álbum de una disquera independiente, de una banda que acababa de cambiar de vocalista, y que además jamás había sido nominada a algo así. Siento que, una vez que estuvimos allá, a los medios les sorprendía mucho el alcance que había tenido esto, les llamaba la atención, y a las disqueras también.
Pero ustedes no son la clase de banda que vive en su pasado. Ustedes ya superaron al suyo…
No, para nada, siempre vemos hacia adelante. Es muy chistoso porque en las reuniones platicamos entre nosotros sobre la posible salida de alguien más y nos preguntamos: ¿cuándo dejaría esto de ser Porter? Y concluimos que necesitaríamos irnos todos de la banda para que se terminara. Al principio bromeábamos con David, le decíamos que si le daba hueva ir a tocar a algún lugar que no se preocupara, que ya buscaríamos a alguien más, al cabo es algo que ya hicimos y logramos antes. Nos hemos encargado de trabajar para construir una banda que ha aprendido a deslindarse mucho de sus integrantes con el tiempo, y ha generado una entidad con vida propia, y eso es justo en lo que nos hemos enfocado todo el tiempo.
De hecho, yo no quería hablar del pasado, pues hay tanto en el presente y el futuro que se vuelve absolutamente innecesario.
Pues a mí se me hace chido acordarme. De repente recuerdas y dices “no lo puedo creer, éramos unos niños cuando empezamos”; no sabíamos ni siquiera tocar nuestros propios instrumentos, así que sabemos que hemos subido muchos escalones. Sin embargo, ahí estábamos y había como un espíritu para disfrutarlo y… siento que esa esencia no ha cambiado. Yo sigo disfrutando los conciertos igual que como los disfrutaba hace 12 años, sigo saltando, sigo haciendo maromas, sigo cayéndome, sigo sintiendo exactamente lo mismo desde el día uno hasta hoy y es bien padre conservar eso.
¿Crees que les interesará seguir explorando esta parte de la cosmovisión mexica?
No tanto en lo prehispánico, nos gusta repetirnos ni que nos etiqueten-encasillen. Siempre buscamos una nueva inspiración, un nuevo lugar hacia donde voltear. No sé si vayamos a hablar o no de México, pero de lo que sí estoy seguro es que no lo haremos desde el punto de vista prehispánico. Esa pregunta también nos la estamos haciendo nosotros, y no sabemos todavía.
¿Cuál es su mayor preocupación ahora?
Yo creo que no es preocupación sino ocupaciones. Tenemos un largo trabajo por hacer que es un próximo disco, que conlleva muchos momentos emocionales, y queremos sentirnos seguros de empezar el proceso. Estamos encontrando el momento oportuno para entrar de lleno a ese proceso. Siento que andamos todavía viendo cuándo, cómo y de qué manera, pero vamos a decidirnos a hacerlo.
Y tiempo hay de sobra, me parece…
No queremos que el proceso se vuelva muy largo porque creemos que hay que seguir, aprovechar esta energía, no queremos estacionarnos demasiado, aunque al mismo tiempo queremos dedicarle el tiempo suficiente.
¿Y qué es lo más sagrado que tiene Porter?
Híjole… yo creo que la empatía o conexión musical que tenemos entre nosotros, eso es muy fuerte. Es bien chistoso cómo somos tan diferentes entre nosotros, tenemos gustos y pensamos tan distinto y, sin embargo, a la hora de componer, algo muy mágico sucede. Entonces eso es lo más sagrado, ese momento de encuentro y comunicación musical.
¿Cuál es el mayor regalo que les ha dado México?
Uy, pues la oportunidad de poder llevar nuestra música a todo el país, de poder dedicarnos a lo que más amamos. La gente nos lo ha permitido.
¿Ustedes ya empiezan a sentir el poder de la divinidad?
Siempre hemos sentido que algo más allá se ha encargado de que esta banda funcione y continúe. Cada uno tenemos nuestras propias creencias, y sentimos que esta banda tiene detrás “un ángel guardián” muy grande.
Porter se formó en 2004 y se planteó como agrupación instrumental, hasta que la voz se unió a la alineación y el sonido del grupo experimentó un cambio. El estilo de Porter ha sido descrito como indie rock experimental y a lo largo de su carrera han sido teloneros para The Strokes y participado en los festivales Vive Latino, Coachella y Festival Nrmal. Ademas, forma parte de nuestro conteo de las 50 mejores nuevas bandas de rock en México.
Este 10 de septiembre, Porter ser presenta en el Teatro Metropólitan y aún estás a tiempo de no perderte uno de los mejores conciertos que seguramente recordaremos este 2016.
Los boletos están a la venta a través de ticketmaster.com