Cargados con mucha música, además de playeras y discos gratis (porque saben que a los mexicanos nos encantan las cosas gratis), Joe and the Jungle presentaron su rudo rock californiano como parte del Festival Ajusco, donde recabaron numerosas experiencias que los alegraron del público mexicano, mismas que les permitieron conocer las similitudes entre las escenas mexicanas y la que se desarrolla actualmente en una ciudad tan vertiginosa como Los Ángeles.
Platicamos con Joe, Brian y Adrián, que entre anécdotas angelinas sobre “E.T.” y “Volver al Futuro”, nos dibujaron un pequeño panorama de dicha escena.
” Nos percatamos de que a la gente en México en verdad le gusta el rock, porque sabemos por ejemplo de ingenieros de audio a los que les va mucho mejor de este lado de la frontera, en lugares como Tijuana, y vienen acá a trabajar con frecuencia”. —afirma el flamante frontman Joe— Y el Festival Ajusco fue sorprendente, es como una especie de Woodstock, era como si estuviéramos en una granja convertida en festival de música. Vimos caballos en el camino, y fue genial. Desde el camerino veíamos los árboles, las montañas. La gente nos apoyó muchísimo, todas las bandas y la gente fueron muy amables con nosotros, hasta nos ofrecían hospedarnos. Nos invitaron también a volver en enero para tocar, así que hay mucha comunidad.”
— Los mexicanos somos los mejores anfitriones…
B: ¡Así es! Estábamos también buscando un lugar para ensayar la noche previa al festival, y en el hostal donde nos quedamos nos recomendaron un restaurante cercano que tenía escenario. Así que nos pusimos a tocar y comenzó a entrar gente, por lo que terminamos haciendo un show improvisado.
J: Lo más sorprendente fue que un niño que estaba en la calle tocando su saxofón entró al restaurante y nos preguntó si podía subir a tocar con nosotros, ¡por supuesto que lo dejamos! Le acomodamos un micrófono y comenzó a tocar como todo un profesional, preguntando por la nota correcta, como Kenny G, y entonces la gente se interesó más y nuestra música jamás se había escuchado mejor. Él sí que quería tocar y al final interpretamos cinco canciones juntos. Además después se puso a tocar el piano, con quince años y ya es un músico excepcional. Ahora será nuestro “ahijado”.
B: Eso es algo que amo de México: que la gente está más abierta, les gusta probar cosas. En ciudades como Los Ángeles y Nueva York especialmente, todo es muy estructurado, y fue algo que nos quedó claro en sólo tres días que hemos estado aquí.
—Esto es parte del encanto de la Ciudad de México: que además de la cantidad de músicos que abundan, es el lugar propicio para que siempre pase algo mágico.
B: Totalmente, parece que en todos los lugares a donde vamos siempre pasa algo raro, pero en el caso de la Ciudad de México nos da la impresión de que siempre pasa algo. Si buscas aventura, la encuentras y eso nos encanta. La primera noche que pasamos aquí nos quedamos en un hotel en Garibaldi, así que toda la noche estuvimos con las bandas de Mariachi, fiesteando con ellos.
—Vi algunos videos suyos, pero algo que llamó mucho mi atención es que ustedes llevan mucho tiempo en esto…
B: Creo que empezamos a tocar juntos en la Universidad de St. John’s alrededor del 2008
J: Comenzamos en Nueva York, estuvo bien pero al final ni encajamos por el tipo de música que hacemos, así un día le propuse a Brian movernos a Los Ángeles, a lo que él me respondió “mmm es una decisión importante, dame tiempo para pensar”, y al final terminó llamándome al día siguiente para decirme que aceptaba.
B: En Los Ángeles reciben mucho mejor a las propuestas de rock que en Nueva York.
—Existe una percepción general de que Nueva York es donde se fusionan muchos estilos, y por lo general, por tradición incluso, es mejor recibido el disco, el house, todo lo relacionado con la cultura del rave y los clubes…
J: Es correcto, es una enorme mezcladora cultural, pero en Los Ángeles hay un enorme gusto por el rock.
—Además es el lugar donde nacieron muchas bandas de punk, rock punk, happy punk.
B: Incluso, aunque no estoy del todo de acuerdo, The Doors se consideran una de las primeras bandas punk porque rompieron todas las reglas, fueron arrestados muchas veces mientras estuvieron ahí.
—De hecho tengo que discutirte eso, porque yo estoy segura que la primera banda punk es peruana, se llaman Los Saicos.
B: Sí, de hecho los he escuchado.
J: En realidad, es algo que comparto con Brian, que creemos que Los Ángeles es como un taller enorme donde la gente busca conocer músicos, armar proyectos, hacer conexiones. Es un lugar donde estableces también tu negocio musical.
—Y en la escena musical angelina, ¿cómo es la mezcla entre la música mexicana y la estadounidense?
J: Es enorme, en el Este de Los Ángeles existe una enorme comunidad mexicana de músicos más inclinada al hardcore underground punk, con una gran audiencia, por supuesto.
—¿Saben si tocan en español, o en inglés?
B: Me parece que por ese tipo de música, también hay muchísima fusión…
A: Yo he visto a algunas y cantan en ambos. Incluso en spanglish.
J: Eso es por la gran cantidad de mexicanos que habitan en Los Ángeles, que propician una gran mezcla y diversidad cultural.
B: Y la audiencia en su mayoría son adolescentes de preparatoria, esa es la escena en Echo Park y Silverlake, chicos muy chavitos yendo a shows de punk, descendientes de mexicanos. Pero es algo muy arraigado, desde la aparición de un estudio de música en los sesenta que se llama “Rafa’s Lounge”, en Echo Park. Era un estudio de música que se convirtió en bar, y ahora, si vas cualquier sábado por la noche lo vas a encontrar repleto. Tocan toda clase de rock, y van muchos chavitos de prepa que se meten a como dé lugar.
J: Son muy conocidas las bandas mexicanas, si te gusta el punk o el hardcore siempre te van a recomendar ir a verlas al Este de la ciudad.
B: Me parece que cada vez hay más respuesta hacia los lugares establecidos de West Hollywood y Sunset Strip, que cobran a la bandas por tocar en ellos. Además de “Rafa’s Lounge” también estuvimos en un boliche que convirtieron en lugar de conciertos. Así que ahora tienes una escena en Los Ángeles que surge de ningún lado , lugares que no eran inicialmente bares o clubes.
J: Me parece que es un fenómeno mundial: que las bandas se están cansando de lo mismo, y tienen que moverse ellos por su cuenta.
B: Creo que el recrear estas escenas musicales ahora involucra más que antes a comunidades de bandas, amigos con los que tocamos y eso es bueno, porque entonces ya tienes un cartel con oportunidad de juntar a más gente.
J: Y tenemos la impresión de que en México la comunidad es muy sólida, apegada.
—Esta es una de mis preguntas favoritas, ¿qué música han estado escuchando recientemente?
B: Somos muy fans de los Queens of the Stone Age, hemos ido a sus shows, que son muy teatrales, fuimos incluso a su presentación en Halloween el año pasado. AC/DC, Led Zepellin,
A: Esto te va a sonar como un cliché, pero yo escucho de todo. Crecí escuchando a los Beatles, Zepellin, Black Sabbath, todos los clásicos. Después en la preparatoria comencé a escuchar jazz y a partir de ahí empecé a tocar la batería.
—Bueno, si tuvieran que armar un playlist de, digamos, seis bandas o músicos…
A: Tendríamos que elegir canciones de Zepellin, de los Beatles, Jimmy Hendrix, Black Sabbath, Creedence y Curtis Mayfield.
B: AC/DC, Queens of the Stone Age, aunque con la simple presencia de Josh Homme sería suficiente, es como un Elvis en el escenario, increíble. Me gusta mucho Steve Winwood. Después, mmm… crecí en la costa este, en Nueva York, así que el primer concierto al que fui fue Rage Against The Machine, así que tengo un poco de esa tendencia a la protesta en mi alma, supongo. Me encanta Dean Martin, soy de ascendencia siciliana, y mi abuela lo ponía cada vez que íbamos a cenar con ella.
J: Todos contestaron mal: ¡lo primero que debieron decir fue que incluían a Joe and the Jungle! Al menos yo sí lo voy a poner en mi lista. Número dos: soy un gran fan de los Beatles, obviamente, crecí con su música y son mi mayor influencia. Queens of the Stone Age, Foo Fighters, quizás Pink Floyd, Michael Jackson, tan sólo por crecer escuchándolo cantar. Aerosmith también.
—Para ustedes ¿qué es la belleza?
B: Mi concepto de belleza es:”la vida significa sufrir de muchas maneras, así que puedes sufrir eligiendo algo que amas hacer”. Y así la belleza viene de la gente que se enfrenta a las presiones, ya sea por los derechos civiles, razones políticas o artísticas, porque hacen aquello en lo que creen a pesar de cómo el poder las usas. Así que sufrimos a través de nuestro trabajo, tratando de mejorar un instrumento, o una pintura, o, soy muy fan de la historia revolucionaria de EEUU, y Thomas Pain es uno de mis escritores favoritos de ese período.
Él era inglés, ahora se le reconoce como uno de los padres fundadores de la revolución de EEUU, y lo es porque escribió “El sentido común” que trata de las razones para separarse de la ley inglesa, y es una obra tan poética que retoma un concepto tan complejo como la maldad del gobierno, y la explica de una manera tan sencilla que se convierte en una obra poética, lírica y lógica. Es una de las piezas literarias más hermosas que he leído. Él era un hombre íntegro, tenía una fuerte creencia en una sola cosa y se apegó a ella, a pesar de que se le consideró “un traidor” en su propio país, y los Estados Unidos jamás hubieran nacido si no fuera por esa obra. También, la belleza es un poco peligrosa, especialmente en la sociedad norteamericana, porque las mujeres son cada vez más independientes, y eso la vuelve hermosa porque no depende de nadie: es autosuficiente y encuentro eso muy atractivo, eso me encanta.
J: Para mi es algo que no tiene nada que ver con lo superficial, soy muy fan de las cosas que los demás no ven, o que llaman “feas”, encuentro la belleza en muchas cosas y creo que los tres lo hacemos. Iba a vecindarios a los que la gente no se metía, como East Harlem que ahora es más tranquilo, era el único blanco ahí y me metía para disfrutar de la cultura, los restaurantes puertorriqueños. Es la clase de cosas que para mi significa encontrar el alma de las cosas. Incluso la guitarra la puedes tocar hasta el rugido, y eso es hermoso. Jamás podríamos llamarle “feo” a alguien porque la belleza es subjetiva.
A: La familia de mi mamá es de Mexicali, y nos tocó ver una parte del racismo que se vive contra los centroamericanos (en su camino a California), entonces crecí aprendiendo los señalamientos y ofensas generalizadas hacia ellos. Y no fue hasta la prepa que conviví con muchos chicos de todos los orígenes, y que me involucré en la música, que me di cuenta de que todos somos iguales. Que no importa si alguien “se ve como” asiático, como latino, de piel oscura, somos la misma persona y es hermoso reconocerlo.
—Eso es algo que prevalece desde hace mucho en estados como Texas…
J: Pero es curioso, porque, por otro lado, tienes a Austin que es una de las ciudades más liberales que existen en EEUU. Tiene el South by Southwest, que está cambiando en pos de abandonar la “cultura corporativa” para recuperar su esencia original.
B: Es inevitable que cualquier festival que creció involucre cada vez más a empresas. Un festival sólo puede ser bueno hasta que es demasiado grande. Creo que es el caso del éxito en todo.
J: South by Southwest se está volviendo más “exclusivo” para las bandas, y eso las está obligando a organizar sus propios festivales. Me parece que así funciona no sólo en la esfera musical, sino en otras partes de la sociedad, y que es algo que tenemos en común con México: existe una gran brecha entre los ricos y los pobres. La música se está comportando igual: tienes que tener miles de vistas en YouTube, te tienen que aceptar en los grandes festivales; así que se está dando una especie de escena underground revolucionaria entre los músicos, que se dan cuenta de que no necesitan al mainstream, pueden hacer las cosas solos. Es genial porque entonces dan pie a una cultura que reúne a músicos muy talentosos que se preocupan por la calidad, en lugar de pensar en la cantidad de fans que pueden tener o qué tan populares pueden ser.
— Todos tenemos que buscar la manera de sobrevivir en esta jungla…
J: Definitivamente. Todas son junglas urbanas: Nueva York, Los Ángeles, la ciudad de México. Millones de personas que parecen “civilizadas”, pero en el fondo son igual de capaces de lo que sea para sobrevivir. No somos tan distintos, de hecho nos sentimos en casa.
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