Las políticas y discusiones sobre la legalización de la marihuana han adquirido una fuerza sin precedentes. Ya no alcanzan los dedos de una mano para contar los países o estados que se han atrevido a legalizar la cannabis por completo, con esto me refiero a legalizarla para uso recreativo.
Desde tiempos muy antiguos, los seres humanos hemos consumido drogas, algunas veces por motivos religiosos, otras con fines medicinales y otras por mero entretenimiento u ocio.
Está comprobado que la prohibición y la violencia no son métodos efectivos para combatir el consumo y tráfico ilegal de las drogas, razón suficiente para que estados y países alrededor del mundo comenzaran a considerar la legalización de algunas drogas como una opción.Por supuesto que iniciativas como éstas, donde los paradigmas sociales y legales se rompen son difíciles de unificar; siempre habrá opositores y promotores en el tema de la legalización que usan y defienden argumentos que, según ellos, sustentan su posición.
Por una parte, los que apoyan la legalización dicen que esta medida ayuda a reducir el crimen, genera dinero para el gobierno en impuestos, evita el tráfico ilegal y estimula la economía por todas las actividades que se derivan del mercado de la marihuana.Por el contrario, los opositores argumentan que la legalización de esta planta daña el tejido social, promueve el crimen y el consumo e incita a probar otras drogas, entre otras cosas. Con base en estos argumentos, CATO Institute, realizó un análisis basado en los cuatro estados de EUA donde la macoña ha sido legalizada para fines recreativos con la intención de descubrir qué argumentos son reales y si en verdad la legalización es una política que daña más de lo que beneficia.
Los estados analizados fueron: Oregon, Washington, Colorado y Alaska. Y las preguntas que se plantearon tenían el fin de descubrir si la legalización aumenta el consumo, incluido el de otras drogas o lo promueve, ver si el crimen aumentaba después de legalizarla y determinar si los daños a la salud en estas ciudades se veía disminuida de manera importante.Tras analizar y comparar los datos con relación a estos temas antes de que se legalizara esta planta los resultados fueron sorprendentes.
Parece ser que no hay nada que temer ante la legalización de la marihuana, pues ninguno de los argumentos utilizados por los opositores son reales.
El crimen, el consumo y el número de personas que la usan no aumentan. Tampoco hace más daño en la salud de la ciudadanía que otras drogas como el alcohol o el tabaco.
Sin embargo, la situación tampoco mejora. En resumen las cosas se mantienen bastante similares.
De legalizarse en México se podrían lograr cosas positivas, sobre todo en el aspecto de derechos humanos, evitando que a muchas personas se les impongan sentencias muy severas por crímenes menores.
*Con información de: CATO Institute