El modelo J-20, que fue creado con fines de combate e intimidación, fue presentado con bombo y platillo en una feria temática en el sur de China. La imposibilidad de ser rastreado por los radares es lo que le confiere la cualidad de “invisible”.
Duró un minuto. Pero esos 60 segundos fueron descritos por los asistentes como un momento “espectacular”. El nuevo modelo J-20, un avión de guerra, fue presentado de la única manera en que una aeronave de este tipo puede serlo: con una demostración de su poderío.
Pero los asistentes a la Feria de Zhuhai, en el sur de China, no sufrieron un ataque del bombardero. Lo que sí pudieron apreciar fue la potencia de la nave. El ruido de los motores, el viento que provocó e incluso derribó varias señalizaciones y, sobre todo, la estela: los reporteros presentes afirman que incluso las alarmas de los automóviles se encendieron.
Los dos J-20 que sobrevolaron la feria, donde se encontraron vendedores y compradores de armamento y transportación aérea de tipo militar, fueron fabricados por un contratista del gobierno chino, Chengdu. Según los expertos, este nuevo caso podría ser el punto de partida para que la industria militar china sea por fin la más poderosa del mundo.
Esta es la primera vez que la aeronave aparece en público. Sólo había sido vista en una ocasión anterior. Aquella vez fue durante la visita del secretario de defensa de los Estados Unidos, algo que se consideró “una provocación innecesaria” por parte del gobierno norteamericano.
El avión es considerado el primero en su tipo en contar con la cualidad de ser “invisible”, ya que los radares no pueden detectarlo. El futuro de este tipo de tecnología, que algunos conocedores consideran una “irresponsabilidad” desarrollar en tiempos de paz, serán los aviones no tripulados.
La presentación, ampliamente difundida por los medios oficialistas del gobierno chino, podría causar ansiedad en los círculos militares de otras potencias.
Las rencillas entre chinos y japoneses en los últimos meses debido a la jurisdicción de un bloque de islas en el Océano Pacífico alertaron a las potencias.
Este tipo de “alardes” militarísticos, según los expertos, podrían empeorar las relaciones, de por sí tensas, entre China y Japón. Pero también entre los Estados Unidos y Rusia, que miran de reojo el desarrollo armamentístico chino.
*Con información de: El País, BBC, Xinhua, El Mundo.