En Alemania ya casi es una realidad, mientras que en otras naciones de Europa —como España— buscan que un hombre pueda ser indemnizado cuando descubra que el hijo que crió como suyo, en realidad no lo es.
El Consejo de Ministros de Alemania, como informó El País, aprobó un proyecto de ley que daría la posibilidad al “engañado” para demandar al verdadero padre, y que éste le reintegrara los gastos de manutención que gastó en hijos que no eran suyos.
Además, la ley prevé obligar a la madre a que dé un listado con el nombre y apellido de sus amantes en el periodo en que se embarazó, a fin de descartar o confirmar al posible padre.
La controvertida propuesta de los teutones solucionaría una situación que se repite en cualquier parte del mundo: la de padres que crían a hijos que no engendraron y fueron fruto de una relación extramarital.Es más, a los niños que se concibieron en este tipo de relaciones de infidelidad se les conoce como “niños cuco”, en alusión a un pájaro que deja sus huevos en nidos de otras aves.
Los expertos en leyes en España están sorprendidos de que la medida pudiera aplicarse en su país, y se preguntan si la infidelidad entre parejas es tan grave como para llegar a castigarse de manera jurídica.
Los padres engañados también alegarían daño moral por el impacto de que un hijo que se creía propio, no lo era. Sin embargo, las madres tendrían un as bajo la manga: afirmar que le habían dicho la verdad.
Entonces, el reto a vencer sería comprobar quién no miente, si el padre que asegura nunca le informaron el menor no llevaba su sangre, o la mujer que alegaría le confesó antes de que el niño naciera, sobre la verdadera paternidad.Sin embargo, este tipo de fallos judiciales son ambiguos y no determinan con cuánto se debe resarcir; además, el daño psicológico e incluso, un deterioro a su fama y honor por el engaño.
En la provincia española de León ya hubo un caso, donde la mujer, con tal de conservar su matrimonio, se embarazó como pudo y mantuvo el secreto hasta que su esposo descubrió que no era el padre de su hija. Se le condenó a pagar al hombre 30 mil euros por daños morales.
Todos tenemos derecho a una familia, en algunos países está dentro de su Constitución, pero este fundamento universal no justifica el engaño ni jugar con los intereses de otros, más si en medio del “juego” queda el daño a un niño.
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