Hace dos meses, Donald Trump nominó al CEO de la cadena de hamburguesas Carl’s Jr. y de los restaurantes de comida rápida Hardee’s, Andrew Puzder, como secretario de Trabajo de Estados Unidos. Se opone al salario mínimo de 15 dólares, a los sindicatos, a todo lo que logró Obama en el ámbito laboral durante su mandato, le gustan las mujeres guapas que comen hamburguesas en paños menores, con las carnes, literalmente, al descubierto.
El Senado se ha tardado demasiado tiempo en aprobar o rechazar el nombramiento del empresario que produce algunos de los alimentos preferidos de Trump y su comparecencia ya ha sido aplazada cuatro veces, ya que no ha presentado los documentos que los senadores le han solicitado para su juicio y para aclarar de qué manera se “despegaría” de sus negocios en caso de alcanzar el nuevo puesto. Ahora, finalmente comparecerá el 16 de febrero.
Desde el año 2000, Puzder puso sus carnes al asador cuando tomó el liderazgo de CKE Restaurants, la empresa dueña de ambas cadenas de comida, cadena que ha sido acusada por violaciones laborales y ha recibido muchas más denuncias por discriminación laboral que su competencia y según lo informado por Bloomberg, las inspecciones de trabajo que han hecho en sus propiedades han revelado que hay irregularidades en un 60 por ciento de los casos examinados.
Por otro lado, ha recibido numerosas quejas por anunciarse con comerciales sexistas —mujeres semidesnudas comiendo hamburguesas como si se tratara de una actividad “erótica”— para atraer la atención del público masculino: Hombres “jóvenes y hambrientos”.
¿Hambrientos de mujeres o de hamburguesas con triple carne con tocino y extra queso? Sea como sea, Puzder considera que ese es un concepto “americano”. Mujeres en bikini comiendo uno de los platillos más populares del mercado estadounidense. Entrepeneur señala que su campaña consiste en saciar los apetitos voraces de consumidores hombres de entre 18 y 34 años.
El nuevo nominado, dice la BBC, llega, curiosamente, en una época donde las cadenas de comida rápida y otras empresas de “bajos salarios” reciben presión gubernamental para incrementar sus pagos. Sin embargo, si el Senado llegara a aprobar la decisión y el empresario hamburguesero quedara al mando de la secretaría encargada de revisar esos salarios y presentar cifras de desempleo en el país, es probable que “logre resistir esas presiones”.
Las cadenas de comida como las que lidera han quedado bajo escrutinio y se espera que sean algunas de las primeras en aumentar el salario mínimo de los poco más de 7 dólares a los 15, por los que miles de personas exigen. Para The Wall Street Journal, el CEO aseguró que ese incremento y los días pagados por enfermedad obligatoriamente solamente “incrementaría los gastos para los trabajadores” y haría que el mercado laboral dependiera cada vez más de la tecnología autómata.
Al respecto, en entrevistas para medios como Business Insider reveló que las máquinas (esa tecnología autómata) “siempre son educadas, nunca se toman vacaciones ni llegan tarde”. Y lo mejor de todo: no implican problema alguno por discriminación edad, sexo o raza.
Por si fuera poco, El Diario reveló que tenía a una mujer trabajando en su casa sin los papeles necesarios pero, supuestamente, cuando supo de su estatus, inmediatamente puso fin a su contratación e incluso le ofreció ayuda.
Tras el anuncio de Trump, cientos de organizaciones que defienden los derechos laborales en el país enviaron cartas al Congreso para que el Senado rechazará absolutamente el nuevo nombramiento. Faltan sólo un par de días para conocer el resultado final y saber si el hombre que promueve sus marcas con modelos comiendo jalapeños quedará al mando de la secretaría que controla gran parte del flujo económico en Estados Unidos.
Al final, Trump sería el único beneficiado con su aprobación, pues eso fortalecería su gabinete ávido de poder y de supremacía. Además de todo, es sabido que uno de los alimentos de Trump son las hamburguesas, entre otros productos de comida rápida: El combo ganador para un amante de los abusos y el alimento chatarra.
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