En la capital del país se reportaron entre enero y agosto más secuestros que en 2015. El plagio y asesinato de la española de María Villar y la denuncia del comunicador Héctor de Mauleón de haber sido amenazado por un artículo sobre la seguridad en la Condesa, le dan reflectores a la violencia que se vive.
Los datos del primer semestre de 2016 son negativos para los habitantes de la ciudad de México. El Sistema Nacional de Seguridad Pública confirmó que el aumento en los secuestros fue 10 % mayor con respecto a 2015. El estudio de Semáforo Delictivo mostró que el número de homicidios fue el más alto desde 1998 y una décima parte de los 447 casos reportados ante el Ministerio Público se relacionan con el narcotráfico.
Incluso el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera aceptó el martes pasado que la CDMX sufre tres asesinatos diarios en promedio. Pero según sus críticos, el mandatario no ha llevado a cabo las políticas que se esperaban para combatir el alza en los delitos.
En su campaña electoral de 2012, Mancera argumentó que sus credenciales en la secretaría de seguridad, como procurador y subprocurador, eran su principal cualidad como candidato.
La CDMX, antes Distrito Federal, fue durante los años más violentos del gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) una de las ciudades menos golpeadas por la “guerra contra el narco”. Eso no quiere decir que los índices fueran positivos, pero en comparación con otras ciudades del país, como Ciudad Juárez y ahora Acapulco, la capital no tenía enfrentamientos territoriales entre cárteles.
En los últimos días, dos hechos ocurridos en la capital elevaron el tema en los medios por diversas razones.
El escritor, periodista y también cronista de la ciudad, Héctor de Mauleón, ha documentado en su columna de El Universal los sucesos que han ocurrido en los últimos meses en La Condesa, uno de los barrios de mayor actividad cultural.
En su último texto, Perdieron la Condesa, De Mauleón hace un recuento de cómo el narcotráfico ha penetrado en esta colonia de la delegación Cuauhtémoc. Las amenazas contra el escritor Rafael Pérez-Gay, los robos a plena luz del día e incluso las extorsiones de supuestos emisarios de Los Zetas y La Familia, dos grupos de narcotraficantes enemigos.
Unas horas después de publicar su texto, el cronista recibió amenazas a través de Twitter, que después fueron eliminadas. La cuenta afirmaba que iban por él y que “el jefe” ya había dado la orden de “plomazos”, eufemismo de balazos.
En el caso de la ciudadana española, la trascendencia ha sido internacional. El Ministerio de Exteriores en España todavía no sabe si emitir una alerta para que sus compatriotas no viajen al país. Pero sí emitieron una serie de recomendaciones para no sufrir la violencia que afecta a México. Aconsejan no portar joyería ni relojes de lujo ni llevar consigo tarjetas de crédito o más dinero del necesario.
Uno de los problemas, según la antropóloga Elisa Godínez, es que el tema “dejó de ser relevante” y que “el horror está normalizado”. “A nivel federal, estamos con violencia similar al del sexenio pasado, pero no deja de ser notorio el papel hipócrita de los medios”, explicó.
Esto levanta interrogantes sobre los lugares de la capital (y del país) en los que nadie ha puesto el foco: no todas las colonias son la Condesa ni todos los barrios tienen un periodista que pueda alertar de lo que nadie más habla.
*Con información de: El Universal, Diariodemexico.com.mx, Radioformula.com.mx, Animal Político, Expansion.mx