El corrido mexicano es una de las manifestaciones culturales que más arraigo tienen en la sociedad y que ha sobrevivido a lo largo de los años, siempre ha servido como un instrumento para dejar registro sobre los hechos históricos por los que atraviesa el país.
Este género musical con orígenes en el siglo XVIII, nos hace pensar en la Revolución Mexicana y su “Adelita”, en la cucaracha que no tenía marihuana para fumar y en otras crónicas sobre las gestas sangrientas y heroicas que protagonizaron Emiliano Zapata y sus aliados rebeldes.
El corrido no ha muerto; sólo se ha transformado y cambiado de nombre, ahora se le llama narcocorrido y hace crónicas sobre los capos más buscados y poderosos del país, contando balaceras y enfrentamientos con policías, ejército, marina y cárteles enemigos, así como la vida llena de lujos, excesos y mujeres bellas que coronan sus triunfos.
Son justo estas narraciones épicas que describen el poder de quienes deciden arriesgar sus vidas a cambio de controlar el mercado de las armas y las drogas las que han llevado a autoridades a nivel nacional a tomar la decisión de bloquear conciertos de artistas como El Komander y Calibre 50. Además de esto, a censurar la radio que transmite canciones de dichos intérpretes, argumentando que escuchar las historias motiva a los jóvenes a querer convertirse en narcotraficantes.
Según un estudio elaborado por el Gabinete de Comunicación Estratégica, los narcocorridos, además de ser retratos de la violencia cotidiana, también son una forma de protestar ante las injusticias del gobierno, idea que apoya el 65.6 % de los mexicanos.
Estados como Sinaloa, Chihuahua y Baja California Sur han optado por ejercer una censura total de este género musical, y su decisión se ve respaldada por el 47.4 % de mexicanos que afirman que los narcocorridos tienen gran influencia en la decisión que toman algunas personas sobre unirse a la bandas del crimen organizado.
Otro dato interesante que arroja este estudio es que al solicitarles que calificaran en una escala del 0 (nada) al 10 (mucho) la influencia de los narcocorridos en las aspiraciones de tener una vida de lujos, la sociedad promedió con 7.3 a esta forma de expresión popular.
Sin embargo, esta calificación se contradice con el 66.6 % de la población que opina que los narcocorridos no tienen un fuerte impacto en la vida cotidiana ni contribuyen a la creación de una cultura en torno al narco.
Según el artículo “Narcotráfico y cultura: los narcocorridos”, publicado por La Revista de la UNAM, los corridos cumplen una función para registrar en la historia de la cultura mexicana desde enfrentamientos armados y hazañas heroicas, hasta catástrofes, crímenes y pasiones amorosas. Por lo cual, es un elemento cultural que al bloquearlo, lejos de ayudar a la disminución del índice delictivo, es una forma de expresión que está siendo censurada.
Aunque la prohibición de eventos con intérpretes de este género siga creciendo y en las radios se sigan callando estas voces, el narcocorrido seguirá existiendo y en unos cuantos años servirán para conocer a profundidad historias de personajes que han sido protagonistas de batallas sanguinarias en todos los rincones del país.
*Con información de: Quadratín CDMX y Revista de la UNAM